LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 31 de marzo de 2016

LA IMPACIENCIA

La impaciencia es uno de los regalos más preciados de nuestro "amigo" Satanás
.
Puede ser como un torrente embravecido que arrastra todo lo que toca o como una gota malaya que una tras otra insiste hasta calar en nuestra consciencia.
Nadie es inmune a su buen talante. Es seductora e insidiosa de tal manera que quien no la ha negado, avergonzado por sus efectos pero preso de ellos.  

De la sabia confianza nace la esperanza, de la falta de fe se nutre la impaciencia. Por mucho que clamemos nuestra fe, esta, solo se manifiesta cuando nos entregamos por completo a Dios. Por ello es imposible para el hombre tener un camino recto hacia nuestro Padre, porque no somos capaces de tal ingenuidad, porque en nuestro ser lo humano domina lo cristiano.

No hay peor creyente que aquel que pretende serlo manifestando su impaciencia en el empeño. A veces es pecado de juventud, pero cuando persiste se transforma en tropiezo impertérrito.

Cuando te asedie la impaciencia busca el Espíritu Santo que mora en ti porque solo él puede darte la tranquilidad que borra tal inquietud.

Nunca seremos capaces de acercarnos a la paciencia de Dios para con nosotros, ahora bien si queremos ser digna de ella busquemos honrarlo con la nuestra.


Con vuestra paciencia ganaréis vuestras almas. (Lucas 21:19)

miércoles, 30 de marzo de 2016

El eco

Alumno y maestro paseaban por las montañas de la curiosidad cuando el alumno preguntó:

- Maestro, ¿Qué es un rumor?
- Oyes el ruido que hace este riachuelo deslizándose por el valle angosto?
-Sí
- Es el rumor del arroyo
- ¿Pero cuando se trata de las personas?
- ¿Has oído decir que cuando el rió suena es que agua lleva?
- Claro
- ¿Y qué crees que significa eso?
- Pues que cuando la gente insistentemente habla de algo es que algo hay, ¿no?
- Puede ser, o no. Vamos a experimentar el rumor, tápate las orejas y te las destapas cuando te haga una señal con la mano

El alumno obedeció y se tapo cuidadosamente las orejas.
El maestro gritó: ámalo y se oyó retumbando por las montañas:

Amalo, ámalo, ámalo, ..malo, malo

En ese mismo instante le hizo seña al alumno para que se destapara las orejas mientras todavía se oía "malo, malo, alo, alo, ..."

- Qué he gritado le pregunto el maestro?
- Malo, respondió el alumno
- ¿Estas seguro?
- Es lo que he oído, con toda claridad
- Ahora escucha otra vez pero sin taparte las orejas.
Y el maestro gritó de nuevo "ámalo"
El alumno se turbó entendiendo su confusión.
- No importa lo que oigas, joven. Importa buscar a entender y validar lo que se ha dicho, y más cuando lo que oímos conlleva maldad porque muy a menudo las circunstancias engañan. El rumor es una noticia que nace de la confusión, se nutre de todos aquellos que la repiten como el eco que acabas de oír, y como él la transforman a menudo en calumnia.
- ¿Y sabes lo más importante de todo esto?
- Dime maestro
- De la misma forma que este eco de la boca del hombre nace, también los rumores. Y cuando somos participes de ello, somos, por imprudencia, tan culpables como el o los que lo iniciaron
- ¿Qué hay que hacer, maestro, ante tal situación? porque estamos rodeados, asaltados por rumores constantemente..
- Tienes razón, por ello palabras sabias son aquellas que dicen:

El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias. (Proverbios:21:23)
En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, Señor, Dios de la verdad. (Salmos 31:5)


- Gracias Maestro, ahora entiendo
- Me alegro joven, Con los años aprendemos, a costa nuestra, que la prudencia es una buena fuente de sabiduría, sobre todo cuando el engaño puede nacer de nosotros mismos. El amor es un filtro adecuado para evitar tales percances.....

Y ambos continuaron gozando de un paseo sin rumores...