El contraste es la mejor forma de comprobar nuestras afirmaciones, ¿Qué sería del sol sin la sombra? Un elemento abrasador y arrasador. (Anónimo)
La Biblia, palabra de Dios, nos enseña que el valor de las paradojas reside en entender el contraste de aquello que nos enriquece mediante su contrario, porque solo en el reto de los argumentos brilla la semejanza de propósito.
El mundo premia la uniformidad, aquello que se pliega a la tendencia mayoritaria. Nos invita a desistir de nuestro sentido crítico y abrazar el sentido mayoritario, que no el sentido común.
Jesús fue y sigue siendo el primero en interpelar nuestras creencias. Siendo Dios, se hizo hombre: contraste. Teniendo el poder supremo se plegó al poder de los hombres y a su juicio asesino: contraste. Siendo Señor se hizo siervo: contraste. Y así un sinfín de ejemplos a lo largo de toda su vida humana.
¿Y nosotros, cuáles son nuestros contrastes? Si pienso en mi vida es más un alegato a la uniformidad que a los contrastes. Si tengo dinero quiero más, si tengo fortuna quiero más, si tengo salud quiero más, si tengo amor quiero más. Más y más y para siempre. Mi uniformidad es aterradora y solo mediante Jesús podré romperla, esa es mi única esperanza.
¿Quién se ha planteado abandonar todos sus ahorros y dedicar su vida a los demás? Seguro que alguno se ha atrevido pero pocos lo han logrado. ¿Quién siendo cúpula de una empresa ha renunciado a todos sus privilegios y vivido, y sido tratado, como el último de la fila? No conozco a ninguno.
Es muy duro y difícil renunciar a aquello que puede habernos costado toda una vida conseguir pero si nos paramos a pensar de que nos sirve y de quién nos hace serviles, entonces la respuesta no nos gustará porque su contraste retrata nuestra condición.
Una imagen sin contraste es una imagen difusa y confusa, como suelen ser nuestras vidas cuando nos apartamos de Jesús. Él nos invita, nos incita constantemente a ser sal y luz en este mundo soso y lleno de tinieblas, de ser su contraste ineludible que obligua a los demás a enfrentar la realidad y las miserias de sus vidas. Solo así podrán emprender el camino hacia la salvación.
Dios en su inmensa sabiduría y por su gran amor hacia sus hijos no premia, según necesidad, con el obsequio del contraste: ante una vida llena de éxitos no regala el fracaso, ante una vida de egoísmo nos regala la humildad de perderlo todo, ante una vida de plena saluda nos regala el privilegio de la enfermedad.
Y muchos dirán que estas afirmaciones son una locura, solo dignas de un fanatismo que todo lo justifica. La necedad es el privilegio de aquellos que juzgan lo obvio con obviedades pero aquel que busca ver más allá de lo que parece descubrirá la riqueza, las bondades de las enseñanzas que nos regala el contraste de nuestras vidas.
Solo cuando volví a ser el último me di cuenta de lo que había sido estando en la cumbre y no cambiaría por nada mi vida de hoy. Dios me ha hecho ver quien he sido y quien puedo ser a su lado y no hay color, el contraste de ambas opciones es inapelable.
Contrasta tu vida a la luz del resplandor de Dios y descubrirás las sombras que Él te revelará, tus sombras. ¿Estás preparado para aceptar tal contraste?
[Contraste entre la sabiduría y la insensatez] Mejor es la buena fama que el buen perfume, y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento. (Eclesiastés 7:1)
Que Dios os bendiga, Alfons <><
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