Cuando
somos jóvenes pensamos que disponemos de todo el tiempo del mundo cuando en
realidad solo tenemos el que nos queda. (Anónimo)
¿Si supiéramos
cuanto tiempo nos queda por vivir, actuaríamos de forma diferente?
Esta
pregunta suele tener una respuesta positiva en la mayoría de los casos, ¿por
qué será?
Será
porque si el tiempo se nos escapa, cambiamos nuestras prioridades y le damos
más valor a los valores que a su valor monetario.
Será
porque es la única manera de realmente concienciarse de que tenemos que elegir quien
queremos ser y quien hemos sido.
O será
porque nuestra despreocupación forzada hacia la muerte se desvanece frente a la
realidad ineluctable de su llegada.
Será
porque vivir nos acerca cada día más al último día por mucho que lo queramos
obviar.
Será
porque el hombre es tan necio que necesita ver su final para empezar a pensar
en su renacimiento.
O será
porque estamos tan preocupados por lo terrenal que cuando vemos que es
transitorio cambiamos de perspectiva.
No sé,
me imagino que cada uno tiene sus motivaciones, sus justificaciones y son todas
tan diferentes como legitimas.
Pero
legitimas no quiere decir correctas, ni acertadas, porque si solo pensamos en
nuestro final en este mundo cuando estamos abocados a ello es porque no hemos
vivido una vida cristiana, una vida en y con Cristo.
Cada
día que vivimos es un regalo de Dios en un mundo del que no somos pero en el
que vivimos para dar testimonio de nuestra fe.
Para
los hijos del Dios viviente la muerte física en este mundo es un paso necesario
hacia la vida eterna. Nosotros ya sabemos de qué va la muerte porque ya hemos
experimentado la muerte secular espiritual para renacer en Cristo. Ya sabemos
lo que nos espera y que esperamos con anhelo: que el tiempo desaparezca al lado
de nuestro Padre Celestial. Que la vida no sea existencia sino esencia porque
la existencia implica un final que la esencia ignora.
Para
los cristianos lo importante no es lo que nos queda en esta vida sino lo que
poseeremos con Jesucristo para toda la eternidad.
Los
demás continuaran temiendo la muerte, buscando evitarla a toda costa, evitando
pensar en ella y en sus consecuencias, como si la ignorancia fuera la respuesta
a su insensatez.
Qué
triste y penoso pero por desgracia nada nuevo bajo el sol.
24 De cierto, de
cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda
solo; pero si muere, lleva mucho fruto. (Juan 12:24)
8 Y si morimos con
Cristo, creemos que también viviremos con él (Romanos 6:8)
Que Dios os
bendiga, Alfons <><
Primera
edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos e ilustraciones
de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:
http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000
http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000
http://www.facebook.com/UnDiaUnaReflexionUnVersiculo
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/
Església Evangèlica La Gràcia de Déu
Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!