LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 27 de junio de 2018

LA VOZ DE LOS HECHOS


Nuestros hechos gritan lo que nuestras palabras susurran o pretenden enmascarar. (Anónimo) 

El buen maestro enseña más con el ejemplo que con la predica si bien esta es necesaria para el entendimiento.

La lengua es un artefacto mortífero, pues es capaz de hacernos creer aquello que no es hasta que lo que es la desmiente. Por ello los lisonjeros son multitudes allá donde la verdad escasea.

La educación es la herramienta de los padres para con sus hijos en materia de formación, mas el gran error que todos los tutores cometemos es confiar más en nuestras palabras que en nuestros hechos ignorando que eso desacredita nuestras enseñanzas.

Es más enriquecedora la voz de los hechos que la de las palabras porque donde la primera ilustra la segunda solo alardea.

El que descansa solo en sus palabras no tiene sano reposo porque solo son vivas si sus hechos testifican de ellas.

Tu peor enemigo es aquel que por sus palabras te seduce y con sus hechos te destruye. El problema es que nuestra debilidad nos hace fáciles presas de la jerga embaucadora y poco proclives a ir más allá de las palabras en busca de la verdad. Es como si prefiriéramos ser engañados a ser convencidos.

Se dice que una imagen vale más que mil palabras y puede ser, pero las imágenes también como las palabras pueden ser mendaces si lo que se pretende es enmascarar los hechos.

Las buenas palabras pueden preceder o acompañar los hechos que las corroboran pero sin ellos no son buenas.

Debemos aprender a hablar menos de nuestros hechos y dejar que se expresen por ellos mismos, entonces descubriremos la escasez de nuestros argumentos porque a menudo declaramos intenciones más que acciones y eso es engañoso para los demás y sobre todo para nosotros mismos.

La fe alimenta las palabras del Espíritu en nuestro corazón por ello se dice que la fe es para buenas obras porque sin ellas está muerta.

La lengua es tan difícil de dominar como fácil de usar. Por no ver sus hechos pensamos que es inocua pero el daño que puede causar es peor que los hechos que nos permite ver. Si fuéramos realmente conscientes de ello seríamos más prudentes a la hora de hablar pero eso ya es más fácil decir que hacer.

Jesús es la perfecta ilustración de las palabras justas y de los hechos que las corroboran. Sus hechos eran, son y serán palabra de Dios.

15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17 Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18 No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que, por sus frutos los conoceréis.(Mateo 7:15-20)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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jueves, 14 de junio de 2018

TESTAMENTO

El testamento es un intento torpe de prorrogar lo imposible más allá de nuestra muerte, nuestra voluntad. (Anónimo)

El mundo secular tiene sus reglas y una de ellas pretende darnos la oportunidad de alargar el efecto de nuestra vida más cuando ya no existimos. Nos vende la idea de que nuestras voluntades serán cumplidas como edicto de ley.

Y yo me pregunto ¿de qué nos sirve intentar alargar aquello que ya no es? La respuesta evidente es que sirve para que todo aquello que es nuestro legado sea repartido según nuestro deseo.

Y vuelvo a preguntarme ¿no sería mejor transmitir en vida todo aquello que podemos para que sea en persona? La respuesta ya no es tan evidente por que se me ocurren mil razones, todas más egoístas las unas que las otras, para denunciar lo insensato de esta pregunta. Nos pasamos toda la vida intentando acumular riquezas para vivir mejor no para regalarlas de nuestro viviente.

Conozco a personas muy cercanas que tienen como única misión en los últimos días de sus vidas gastar lo mínimo posible para poder darles a sus hijos una buena herencia.

Y yo me pregunto ¿puede ser este, un propósito loable o es la consecuencia de una sociedad que nos educa para dar cuando ya no necesitamos? Sé que parecerá cruel tal opinión cuando la voluntad y el sacrificio de estas personas es para bien ajeno, bueno mejor dicho para bien allegado. Pero ¿por qué no empleamos ese dinero en vida para aquellos que, en vida, lo necesitan de verdad aunque no sean de nuestro linaje? Hago esta pregunta y me despierta un desconcierto enorme porque me hace ver que yo mismo no estoy preparado para este tipo de razonamiento. Nuestro afán es superior a nuestro amor por los demás. Nada nuevo bajo el sol.

Si nos paramos a pensar como cristianos y hacemos memoria de las enseñanzas de la Biblia está claro que Jesús nos muestra el camino, porque su testamento, su legado nos lo entrega en vida, nos lo entrega con su vida. El testamento de Jesús es el testimonio y el sacrificio de Jesús para nuestra salvación y esto sucede mediante su vida en la tierra, no como voluntad póstuma.

Me gustaría ser capaz de hacer un testamento que diga: no tengo nada más que ofrecer que todo aquello que he intentado dar en este mundo, amor en obediencia Jesús.

Pero me temo que no seré capaz de tal legado porque para ello mi vida debería ser de entrega total a Jesús y de obediencia absoluta a sus enseñanzas. Le pido a Dios que me ayude en el intento. Amen

25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? 27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.(Mateo 6:25-34)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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LO MÁS IMPORTANTE


¿Qué es lo más importante que hice antes de morir, era lo último? Con mi muerte han desaparecido mis oportunidades y mi memoria. (Anónimo) 

No cabe duda que si supiéramos cuando vamos a morir esto cambiaría nuestra vida. Lo que no sé decir, y creo que nadie puede por mucho que lo pretenda, es si hubiera mejorado o empeorado las cosas. Pero no nos es dado saber esa información, ni tan solo a aquel que ya se sabe condenado, porque todo puede suceder, estamos en manos de Dios no en la de los hombres.

Algunos dicen que la muerte es una ladrona de oportunidades, pues cuando se vislumbra, nos recuerda todo aquello que podríamos haber hecho y no haremos. Pero la verdad es que los responsables de tales desencuentros somos nosotros mismos y sí esperamos el último momento para poner prioridades en nuestra vida, sencillamente no servirán de nada.

La vida que pretendemos enmendar en el último momento es una vida malgastada. Si bien no podemos pretender ser un ejemplo impoluto, eso sería vivir una gran mentira farisea, sí podemos y debemos intentar todo aquello que está en nuestras manos, en nuestra mente, en nuestro espíritu para complacer a Dios. Nuestro pecados solo son un recordatorio constante de dónde venimos pero no por ello a dónde vamos. SI seguimos a Jesús, las huellas del pecado irán borrándose día tras día de nuestro testimonio.

No podemos aplazar las decisiones importantes, eso solo las menosprecia y hace que pierdan su relevancia. Debemos enfrentarnos a nosotros mismos, Jesús dice: negarnos a nosotros mismos porque nos conoce a la perfección. Hacer que seamos conscientes de nuestra condición y de sus avatares, aceptar que necesitamos ayuda para salir con vida, con vida eterna, de este reto que es lo que nos ofrece Jesús. Y eso pasa por elegir en quién queremos confiar, para quien queremos vivir y por quien estamos dispuestos a morir. El mundo nos ofrece el culto al hombre, de hedonismo a idolatría. Estas son sus propuestas cuotidianas a las que nos enfrentamos.

Pero para todos aquellos que nos mueve la fe, Jesús es el único camino, la única solución, el único amigo, el único apoyo que necesitamos. Jesús es lo MÁS IMPORTANTE de nuestra vida y sí eso lo tenemos claro y caminamos día tras día siguiendo sus pasos no necesitaremos nada más y el día de nuestra muerte en esta tierra no será un día de remordimientos sobre lo que podríamos haber hecho, sino de alegría porque hicimos y hacemos camino con Jesús y este nos llevará a su lado para la eternidad.

6 Porque para todo lo que quisieres hay tiempo y juicio; porque el mal del hombre es grande sobre él; 7 pues no sabe lo que ha de ser; y el cuándo haya de ser, ¿quién se lo enseñará? 8 No hay hombre que tenga potestad sobre el espíritu para retener el espíritu, ni potestad sobre el día de la muerte; y no valen armas en tal guerra, ni la impiedad librará al que la posee. (Eclesiastés 8:6-8)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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martes, 12 de junio de 2018

AMIGO


El amigo no es aquel con quien compartes camino sino aquel con quien construyes tu camino y el suyo. (Anónimo) 


La edad nos lleva a ser más exigentes, sino siempre con nosotros mismos, sí, sin duda, con los demás. No estamos dispuestos a tener la vista tan condescendiente sobre todo aquello o aquellos que pasan por nuestra vida como si la importancia de los hechos cobrara sentido más allá de su significado.

Jóvenes teníamos muchos amigos y si no era así nos los inventábamos para no ser menos que aquellos que conjuntaban nuestro círculo de amistades. No hacíamos distinción entre conocidos y amigos, todos eran amigos y mejores amigos. Incluso algunos acabaron siendo compañeros de viaje, de fortunio y de infortunio. Dejando que los avatares de la vida hicieran mella en nuestras alianzas interesadas.

Cuando me paro a ver mi vida con la perspectiva de la madurez me doy cuenta de la volatilidad de la amistad de conveniencia, esa misma que nos une en un instante para separarnos en el siguiente. Testificando de la fragilidad de aquello que no se basa en algo sólido. Son episodios llenos de pasión a los que sucede la frialdad de la decepción e ignorancia que los borra sin remisión haciendo que aquella relación que pensábamos era para siempre se consuma sin remisión.

Es curioso cómo se borran de por sí las amistades peligrosas, y si no, nos borramos nosotros dejando que nos engullan.

A pesar de esta visión tan poco optimista sobre las relaciones humanas siempre puede haber alguien que se empeñe en contradecir nuestro desengaño manteniéndose férreamente en nuestro pasado, presente y futuro. Son pocos o ninguno pero cuando son, son una bendición. El tiempo consolida su afecto y la distancia no mella su cariño. Su disposición a estar a nuestro lado es permanente, haciendo camino, el suyo, el nuestro. No es cuestión de tiempo ni de intensidad porque aquel que queremos y nos quiere sabe cuándo y cómo hay que ser o no ser.

Lo más curioso de todo es que no por pasar el tiempo desaparecen las oportunidades de un encuentro maravilloso con una alma gemela en el mundo de la amistad. Puede ser, y cuando eso pasa es, tan increíble como real, que esto suceda en el crepúsculo de nuestra vida, cuando ya vamos de sobrados y que pensamos que nada puede sorprendernos. Pero eso es desconocer a Dios y su sentido del humor y del amor. Porque siempre debemos tener preparado un rinconcito en nuestro corazón para aquel que lo busque. Dios es quien obra en nuestras vidas para su gloria y nosotros, hijitos suyos, gozamos de su amor y de su gracia.

Se dice que la complicidad que nace entre dos personas a menudo tiene su origen en la similitud de experiencias que han tenido en el recorrido de su vida. Y puede ser verdad pero eso solo hace que compartan momentos. La amistad exige algo más profundo, más importante que es que tengamos comunión de espíritu en las consecuencias y enseñanzas que la vida nos ha propiciado y eso ya es mucho más complicado, pero posible y genial cuando sucede.

Compartir no solo es repartir, también es conllevar. Es saber dar y saber recibir y de eso trata la amistad de una relación plena, que se nutre y nutre el uno al otro.

Si pensamos en esto y escuchamos a Jesús llamarnos amigos, entonces nos concienciaremos de lo privilegiado y agraciado que somos a su lado.

15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. (Juan 15:15)

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miércoles, 6 de junio de 2018

TODO ES RELATIVO


Todo depende de todo hasta que nada dependa de nada, ¿o es al revés? (Anónimo) 


Los hombres nos dedicamos a juzgar situaciones, personas, ideas y todo aquello que se nos ponga delante, pero si pensamos en nuestra forma de pensar descubriremos con asombro que nuestro juicio ha ido variando con el paso de los años. Por ejemplo aquello que nos era intolerable de joven ahora no solo es comprensible sino que, a menudo, es normal y lógico. Algunos se atreven a llamarlo madurez, ¡¡¡que osadía!!!

El mundo de nuestra juventud no entendía de sutilezas pasábamos de lo blanco a lo negro con tanta celeridad como convicción obviando cualquier matiz. Los años taladran estos comportamientos con cinceles tan duros como el diamante hasta que acabamos rindiéndonos a una realidad que, no por ser diferente, sí la consideramos de otra manera, con el fruto de nuestra experiencia.

Los científicos nos dicen que el tiempo es relativo. ¿El tiempo? No lo sé, pero su percepción sí que es relativa porque se nos hace una eternidad cuando ansiamos que algo no suceda mientras que aquello que deseamos tanto, no nos damos cuenta y ya ha pasado.

Pero no solo el tiempo, nuestras responsabilidades también nos parecen relativas seamos jueces o seamos enjuiciados. Tenemos tendencia a ser estrictos con nuestros dictámenes y relativos con nuestras culpas. Nada nuevo bajo el sol.

¿O qué decir de nuestras pasiones o de nuestro amor? ¿No los destilamos en función de nuestras afinidades o estados de ánimo? Y tanto y el que no esté de acuerdo que tire la primera piedra.

En este concepto de la relatividad hay un aspecto que nos atañe constantemente a los cristianos que es la diferencia de tiempos entre lo divino y lo secular. Lo que es un instante para Dios puede ser una vida o incluso varias generaciones para los hombres. Claro está que nuestro concepto del tiempo es bien diferente del de Dios y por ello nos es tan difícil, no ya entender, que nos es imposible, sino aceptar que las cosas que la Biblia nos anuncia no pasen al ritmo que nos gustaría que sucedieran.

También nuestra forma de valorarnos depende de la capacidad que tenemos de abstraernos de autocomplacencia y condescendencia, dos rasgos que son potenciadores de la relatividad con la que juzgamos nuestra propia condición. Y es que todo es relativo para los hombres.

La gran diferencia entre los seres humanos y Dios es que allá donde todo es relativo para los hombres (fue la serpiente y no Adán y Eva los culpables, ellos solo cayeron en la trampa), para Dios es absoluto como su amor, su gracia, su pureza.

Tenemos un espejo donde mirarnos para evitar la relatividad de nuestras tendencias, Jesús. Él es el verbo, el yo soy. Declaraciones que no dejan espacio a la relatividad sino que nos obligan a definirnos con determinación y sin ambigüedad. Amen

Antes que naciesen los montes Y formases la tierra y el mundo, Desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios. Porque mil años delante de tus ojos Son como el día de ayer, que pasó, Y como una de las vigilias de la noche. (Salmo 90 2:4)

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