Los equilibrios inestables son los más estables, en el tiempo. (Anónimo)
Maestro y alumno se paseaban por el jardín de las curiosidades cuando el alumno preguntó:
- Maestro, ¿qué es el mal?
- Es lo que necesitamos para que le prestemos atención al bien.
- Quiere decir que su contraste nos advierte de la presencia del bien, ¿no?
- A veces sí pero también porque es una consecuencia de las batallas cósmicas que se producen en el cielo.
- No le entiendo maestro, ¿hay batallas cósmicas en el cielo?
- Sí joven y son de gran calado. Empezaron por la rebelión y decadencia de los ángeles caídos liderados por Satanás. Y continúan, a nuestra percepción, siendo este mundo, su terreno de batalla predilecto pero no único.
- ¿Por qué dice a nuestra percepción?
- Pues porque como seres finitos percibimos cosas en el tiempo que en realidad son atemporales. Es decir que si bien para nosotros está sucediendo paso a paso, los cielos no obedecen al espacio tiempo y en consecuencia para Dios ya ha sido. Por ello en la Palabra se anuncia la victoria triunfante de Jesús sobre el maligno porque ya fue aunque para nosotros todavía tenga que llegar.
- Es un poco complicado Maestro
- Es lo que tiene cuando seres finitos como los hombres intentan entender temas infinitos como los de Dios.
- Y el mal entonces es Satanás y sus adláteres.
- Lo es pero el mal tiene mil caras y no siempre se soluciona culpando al diablo. Él siembra, pero nosotros, a menudo alimentamos su semilla para que crezca en nosotros.
- Vaya que el mal está en todo, ¿no Maestro?
- Y el bien también. Si el mal tiene mil caras, el bien tiene un millón pero son menos tentadoras porque exigen cumplir los dos primero mandamientos de Jesús, amor incondicional hacia Dios y hacia los demás.
- Cuando usted dice que el mal tiene mil caras a qué tipo de mal se refiere.
- A el que mora en nuestra condición humana. A este mismo que hace que estos dos mandamientos de amor que Jesús nos legó sean tan difíciles de cumplir por nuestro corazón, por nuestro espíritu. Va desde la codicia hasta la autocomplacencia, pasando por el egoísmo, la avaricia y tantos rasgos más de nuestro comportamiento.
- No me da muchos ánimos, parece que estamos asediados por nosotros mismos.
- Tú lo has dicho joven, lo estamos y es un reto que nos supera. Pero la esperanza está más viva que nunca. Es tan real como implacable porque tenemos el mejor baluarte posible, Jesús, que se sacrifico en la cruz por nosotros y que mediante el Espíritu Santo nos apoya y guía cada día de nuestra vida para que mejoremos en el camino de santidad.
- Esta es la clave ¿no? Maestro
- Lo es, lo que pasa es que demasiadas veces intentamos solucionar nosotros aquello que solo Él puede vencer y nos estrellamos. Nada nuevo bajo el sol.
- Entiendo que debemos estar preparados toda nuestra vida para luchar contra las mil caras del mal.
- Sí pero siempre de la mano de Jesús, sino caeremos en las garras de aquel que está condenado a ser derrotado. ¡Ojo! no tropecemos con él.
- Qué difícil es acertar en la vida con las mil caras del mal, Maestro
- Difícil, no. Imposible, por ello somos seres humanos falibles a cada paso que damos, pero por esa misma razón tenemos a un Dios de amor, de Gracia y de gran misericordia para su pueblo. El principio de la sabiduría es el temor de Dios, ese mismo que nos hace buscarlo para encontrar refugio en su presencia.
- Bueno Maestro creo que no intentaré contar las mil caras del mal, jajaja
- Mejor nos dediquemos a vivir el millón de caras del bien que nos alejaran de Satanás y acercaran a nuestro Padre.
Y ambos continuaron hasta el atardecer su paseo.
Los que amáis a Jehová, aborreced el mal; El guarda las almas de sus santos; De mano de los impíos los libra.(Salmos 97:10)
Que Dios os bendiga, Alfons <><
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