LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 17 de noviembre de 2020

DE POLÍTICA

Hay quien hace de la política una religión pagana, aquellos mismos que utilizan la religión con fines políticos. (Anónimo) 


La política es una actividad, la vida espiritual, un compromiso de vida. Cuando pretendemos mezclar las dos cosas y/o las confundimos, estamos deshonrando a Dios.

Hemos visto, y seguiremos viendo, movimientos religiosos que apoyan opciones políticas y eso pervierte la esencia de la vida cristiana.

Miremos las escrituras en épocas de Jesús, cuando vemos hombres que intentan actuar sobre la masa para poder gobernarlos (yo diría manipularlos) o eran fariseos, o eran la élite tanto judía, como romana o gentiles. Jesús les asustaba porque representaba, según ellos, un peligro para su liderazgo. Necio de ellos, podríamos pensar los cristianos de hoy y tendríamos razón.

¿Pero qué hacemos nosotros cuando utilizamos, o somos parte de comunidades supuestamente cristianas para apoyar a tal tendencia política o tal otra?

Y digo supuestamente porque si fuéramos verdaderos hijos de Dios no mezclaríamos a nuestro Señor con lo peor de la condición humana, su condición pecaminosa de deseo de poder. Esta misma que se expresa a través de la política religiosa. Que nació con el pecado original.

No podemos denigrar a Dios haciéndolo sujeto de nuestros abanderamientos políticos. Es pecado. Somos ciudadanos y como tales debemos cumplir nuestro deber cívico y votar para la opción, el partido, que consideramos mejor representa nuestros valores. Pero esto no tiene nada que ver con Dios, con nuestra vida espiritual y si lo confundimos estamos errando.

Jesús quería enseñarnos el camino de la vida eterna, que siguiéramos sus enseñanzas, no que le votáramos. No quería ser elegido por los hombres porque era, es y será, por los siglos de los siglos, el Elegido de Dios.

Hoy vemos comunidades cristianas que están en tensión por tener opiniones políticas contrarias en su seno. Y yo me pregunto ¿Dónde está Jesús en todo esto? ¿Dónde está el amor al prójimo que Él nos enseña e invita a propagar?

El deseo de dominar los hombres es propio del hombre y cuando viene de personas como Herodes, Poncio Pilato, etc… como cristianos nos horroriza pero cuando nosotros mismos intentamos utilizar a Dios con fines políticos actuamos como ellos.

¿Quién somos para decidir de qué lado está Dios? Porque lo dice un predicador, un telepredicador o más bien dicho un telepecador.

Debo decir que cada vez me cuesta más votar porque con el paso del tiempo, y supongo la edad, veo el lado oscuro de la humanidad a la que pertenezco, ese deseo, esa ansia de poder que hace que servir a los demás haya cedido el paso a servirse a sí mismo. Todo lo contrario de lo que nos enseña Jesús.

En las familias ya no se habla de política porque es un tema que exacerba las pasiones. Solo hace falta ver en las calles los comportamientos y las manifestaciones para asustarse de ello.

Como cristiano me siento entristecido por tales conductas pero si además se perpetran en nombre Dios me siento avergonzado y le pido a Dios que los perdone porque no saben lo que hacen, lo que dicen.

Hablar de política no es políticamente correcto en estos tiempos pero creo que los cristianos tenemos un deber de ejemplaridad que cumplir. Amar los demás más allá e independientemente de sus opiniones políticas, como Jesús nos ama.

Tenemos una gran noticia para el mundo: Jesús no es de ningún partido, es Señor y Salvador de la humanidad aunque esta se empeñe en rechazarlo constantemente.

Como hijos de Dios debemos seguir su ejemplo y ser hombres de paz, de concordia, con amor ágape. Debemos ser siervos y no pretender querer ser señores, humildes y no intentar ser lideres ostentosos.

Ser líder no puede ser un objetivo, solo la consecuencia de nuestro comportamiento. No es un título, solo una forma de trato por parte de los demás. Y cuando esto sucede, el buen líder es aquel que sirve, primero a Dios, luego a los demás, con humildad y sencillez y no lo contrario.

Siempre me ha chocado cuando los hombres llamamos líderes espirituales a otros hombres. ¿Es qué no hemos aprendido nada? Solo ha existido un líder espiritual en este mundo y fue Jesús, los demás solo son ídolos con pies barro. Nada nuevo bajo el sol.

“El que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.” Mateo 23:11

“Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.” Marcos 10:45

Que Dios os bendiga, Alfons <><



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sábado, 14 de noviembre de 2020

SOPORTAR LA TENTACIÓN

La tentación es como un imán, atractiva y repulsiva a la vez. Solo depende de los polos que se enfrenten. (Anónimo) 


Se dice caer en la tentación, algunos dirían tropezar en la tentación mientras otros intentan soportar la tentación. Como si cuando le cedemos, o no, hubiera un cambio de estado, y así es.

Sin tinieblas la luz no sería visible. Sin el mal, ningún ser humano se percataría de las bondades del bien. Para los hombres las cosas existen, o cobran su importancia cuando se enfrentan a su contrario. Cuando se contrastan.

Pero no siempre eso es bueno, por ejemplo de tanto vivir en tinieblas podemos acabar teniendo un corazón tan negro como ellas. O de tanto querer estar en plena luz podemos acabar cegándonos.

La vida de una persona se puede valorar en función de sus éxitos y eso es lo que suele hacer el mundo. Pero los sabios saben que los éxitos solo son la parte visible del iceberg de nuestras vidas, la parte importante son nuestras pruebas, nuestras tentaciones y las marcas que dejan en nuestras vidas. Estas suelen estar debajo de la línea de flotación.

Nietsche dijo:”lo que no te mata te hace más fuerte”. Eso solo es verdad cuando somos capaces de superar las pruebas con éxito. De lo contrario yo diría que lo que no te mata te prepara para el remate final.

Un hombre se define, no por sus éxitos, sino por cómo ha soportado y vencido sus fracasos. La sabiduría consiste en ser consciente de que nuestra fortaleza no depende de nuestra capacidad de resistencia, porque, solos, nunca seremos capaces de resistir como lo hizo Jesús. Somos presa fácil para el maligno. Solo de la mano de Jesús podemos soportar la tentación. Aquel que cree que puede hacerlo solo ya calló en pecado de soberbia.

Y qué mejor de gozar del privilegio de tener como baluarte el único hombre que le plantó cara y venció al diablo, Jesús. Dios hecho hombre para remisión de nuestros pecados. Su lucha en el desierto contra la tentación es ejemplar en lo inhumano que es pretender estar a la altura del mal. Las fuerzas del mal son poderes que nos superan con creces y debemos ser conscientes que no somos oponentes de talla, somos la presa codiciada por la perversidad del maligno. Pero eso solo es si no nos confiamos a Jesús porque si nos entregamos a Él y le buscamos en nuestros momentos de desamparo, de tentación, Él siempre nos dará la mano y nos protegerá de todo mal, porque Él ya venció el maligno.

La diferencia entre un cristiano y un no creyente se pone de manifiesto en las pruebas porque allí donde el primero busca a Jesús el segundo busca su solución y eso es baladí.

Nuestra fuerza reside en ser capaces de reconocer nuestras debilidades y no de enmascararlas detrás del orgullo o de la vanidad pero eso es como pedirle lo imposible a un hombre de este mundo. Nada nuevo bajo el sol.

5 Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, 6 y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, m y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra. 7 Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios. (Mateo 4:5-7)

Las tentaciones que enfrentan en su vida no son distintas de las que otros atraviesan. Y Dios es fiel; no permitirá que la tentación sea mayor de lo que puedan soportar. Cuando sean tentados, él les mostrará una salida, para que puedan resistir. (1 Corintios 10:13)


Que Dios os bendiga, Alfons <><



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miércoles, 11 de noviembre de 2020

DERECHOS DEL SER HUMANO

Sin deberes cumplidos no puede haber derechos adquiridos, por mucho que nos empeñemos en demostrar lo contrario. (Anónimo) 


Bob Marley decía todo hombre tiene derecho a decidir su destino pero la pregunta es ¿Qué deberes debemos cumplir para tener tal derecho?

Hoy en día todo el mundo se llena la boca de los sacrosantos derechos que cada cual debe tener. En 1789, la revolución francesa llevó el pueblo, y sus dirigentes, a proclamar la “Declaración de los derechos humanos” que más tarde fueron recogidos por la ONU, en 1948. como “La declaración universal de los derechos humanos”. Fue una reacción a la esclavitud del pueblo, entre otras cosas, tanto física como política o mental.

Y estos que han sido pasos claves en la evolución de la sociedad hacia una forma más justa, más equilibrada, cuando todo nos llevaba al imperio del totalitarismo del más fuerte, ahora no solo no son suficientes sino que aquello que era una virtud, en las sociedades avanzadas, pasa a ser una fuente de perversidad.

Las cosas han cambiado, y cuando estamos acomodados en nuestra sociedad moderna solo pensamos en derechos, obviando que solo deberían ser una consecuencia de nuestros deberes bien cumplidos y no lo contrario.

Hoy en día, los derechos son un freno, que digo, una barrera infranqueable para un progreso profundo de la humanidad.

¿Por qué?

Sencillamente porque hemos pervertido la esencia del concepto de derechos que siempre tiene, o debería tener, una premisa obligada que es: qué deberes tengo que cumplir para disfrutar de estos derechos.

Cojamos un ejemplo muy de moda en la sociedad actual. Mi libertad. La primera pregunta que debería plantearse a una persona con un mínimo de cordura es, dónde empieza y dónde acaba, porque no se puede confundir con “hago lo que quiero y cuando quiero”. Por ello el primer deber de aquel que quiere disfrutar de su libertad es ser consciente que, como decía Jean Paul Sartre: “mi libertad se termina donde empieza la de los demás”. Eso ya cambia la perspectiva e invita a ser tolerante, paciente, respetuoso. Todos ellos atributos que no dejan de ser nuestros deberes cívicos para una buena convivencia.

¿Qué pasa hoy en día? Pues que la libertad que la mayoría de la sociedad pretende y pregona está sustentada en la ausencia de deberes. Se consideran obligaciones que menguan nuestro espacio libertario. Nada puede obstruir nuestras aspiraciones de independencia frente a los demás, frente a nuestra educación o incluso a nuestra forma de ver la vida.

Claro que los cristianos somos diferentes. Visto por el resto de la sociedad somos un peligro acuciante para la sacrosanta libertad. Somos esclavos, siervos. Tenemos un Amo y Señor. Y eso es blasfemia para los libertarios.

Cuando pienso en mi condición veo que soy más esclavo del pecado que de quien debería de serlo que es Dios. La condición de esclavo implica una privación de libertad en la sociedad, en la vida espiritual de los cristianos implica una dependencia total de nuestro Señor y Creador. Los matices son importantes porque donde la sociedad y el mundo se fundamentan en su propia idiosincrasia humana nosotros nos entregamos a la Divinidad infinita de nuestro Señor, y Salvador Jesucristo. Son caminos opuestos que conllevan sus propias obligaciones.

La sociedad nos exige toda una serie de reglas que acaban por regir tanto nuestro comportamiento como nuestra forma de pensar. Somos nuestros propios jueces, acusadores y redentores. Son los deberes del mundo pero no se sustentan en el amor de Dios, no, se fundamentan en las leyes humanas y son tan defectuosas como lo es ser humano y su condición pecaminosa.

Dios nos exige amor, hacia Él, hacia los demás y hacia nosotros mismos. Nuestros deberes están claramente especificados en la Biblia y negarlos es negar nuestra esencia cristiana. Sabemos que no hay salvación que no implique deberes. Porque si bien somos salvados por la Gracia de Dios, lo somos mediante la fe para buenas obras. Y nuestra obligación es cumplir las enseñanzas de Jesús, nuestro Maestro, nuestro Señor y Salvador.

Los deberes del cristiano nunca serán cumplidos íntegramente, somos humanos y nuestra condición es pecaminosa, por ello está la Gracia de Dios. Pero esto no nos exime de nuestras obligaciones porque el buen cristiano no es aquel que cumple a la perfección sus deberes sino aquel que es consciente de que no los cumplirá pero que se esfuerza todo lo que puede para acercarse a Jesús.

La buena noticia es que la purificación la conseguiremos, y premiará todos nuestros esfuerzos, pero no en la tierra sino en los cielos, lavados por la sangre de Jesús.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. (Mateo 9:23)

Que Dios os bendiga, Alfons <><



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