LA CREACIÓN

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DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 25 de julio de 2018

PARARSE

La mejor forma de avanzar es pararse. La vida está llena de caminos equivocados que elegimos sin pensar. (Anónimo)

Estamos en un mundo de vorágine constante. Ya sea de información o de desinformación pero nuestro cerebro, por no decir nuestra mente, está constantemente solicitado para que tomemos decisiones, opinemos, actuemos. Es más, aquellos que no actúan acorde a estas expectativas son tildados de tímidos, sin carácter, sin ambición.

Nuestra sociedad exige lo que califica de “compromiso” pero que en realidad es una “compra-sumisa” porque nos obligan a comprar todo lo que nos venden y porque nos someten a esta lujuria consumidora sin dejarnos pensar.

Cojamos la información, hoy en día hay más “opinadores” que noticias porque es importante que dejemos de pensar y nos encasillemos en doctrinos prefabricadas del pensamiento. Somos sus títeres y nos quieren sin cabeza. Impera lo fútil haciendo que la única salsa que conozcamos es la salsa rosa del corazón. Lo cruento, ya no nos explican los dramas nos los enseñan como una superproducción de Hollywood. Evitan que nos adentremos en el “por qué” de lo sucedido enseñándonos su versión para que no tengamos que ir más allá de ser espectador y como tal dejamos el tráiler cuando nos presentan otro, lo llaman exclusiva.

Cojamos la sociedad que nos cobija, o eso nos quiere hacer creer. Yo la llamaría la “suciedad” de consumo, donde sin vergüenza, ni tan solo ajena, derrochamos a trocho y a mocho cuanto los más inútil mejor. Si miro lo último que me he comprado, nada, pero nada de ello me es necesario para vivir pero todo está hecho para que piense que sin ello no hay vida. La “suciedad” nos invita a ser o no ser de ella y si te toca la peste del paro iras con todos los apestados, al margen de la “suciedad”. Es más si no te ha tocado acabaras pensando que eres un privilegiado como si ser imbécil fuera un privilegio, porque ¿qué somos cuando permitimos tratarnos a nosotros mismos sin respeto ni compasión? ¿Qué somos cuando preferimos mirar del otro lado en lugar de compartir con los necesitados? Pero para eso no tenemos tiempo, ni para pensar y menos para actuar. Estamos demasiado involucrados en hacer que la rueda del infortunio siga girando sin que nos toque.

Y qué pensamientos más turbios, más negativos tiene este hombre pensareis. No lo son, son tan claros y asertivos como el aire que respiramos pero solo se pueden tener si nos paramos un momento y observamos nuestro alrededor y como interactuamos con él. Veremos cómo los malos hábitos no llevan a otros peores, como nuestras mentes acaban siendo como robots teledirigidos.

Para parar esta locura hay que saber pararse porque detenerse nos ofrece la posibilidad de cambiar nuestras vidas y volver a coger el mano, ser proactivos en lugar de reactivos.

Todo esto que es bastante hacedero de escribir lo es mucho menos de aplicar porque no nos olvidemos de que la “suciedad” está al acecho y nos quiere para ella sola.

Jesús lo vio en el templo y ¿cómo reaccionó?

La mejor forma de pararse es en oración porque solo con el respaldo de Dios podremos encontrar el camino justo. Solo buscando a Jesús encontraremos las respuestas a nuestras peticiones y descubriremos la diferencia entre lo que pedimos y lo que necesitamos.

La mejor forma de avanzar es sabiendo cuando pararse y para eso está la Biblia, para enseñarnos cuando hace alto en la senda de nuestra vida y eso por desgracia no es noticia en la “suciedad” y los desopinadores no llenan sus tertulias de ello no sea que alguien quiera pararse a pensarlo.

15 Llegaron a Jerusalén; y entrando Jesús en el templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en el templo; volcó las mesas de los que cambiaban el dinero y los asientos de los que vendían las palomas, 16 y no permitía que nadie transportara objeto alguno a través del templo.17 Y les enseñaba, diciendo[a]: “¿No está escrito: ‘Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones’? Pero ustedes la han hecho cueva de ladrones.” 18 Los principales sacerdotes y los escribas oyeron esto y buscaban cómo destruir a Jesús, pero Le tenían miedo, pues toda la multitud estaba admirada de Su enseñanza. (Marcos 11:15-19)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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miércoles, 18 de julio de 2018

ALMA ANIMAL


Buscando almas benditas encontré la de un gato que deambulaba por el corazón de sus amos, anclado en él como un áncora de amor. (Anónimo) 

El que no ha tenido hijos no puede sentir lo que sienten los padres por mucho que lo pretendan, no se aprende, se vive. El que no ha tenido un “animal” de compañía tampoco puede sentir el amor genuino que solo estos compañeros de viaje son capaces de ofrecernos porque también se tiene que vivir.

En un mundo en el que todo son envidias, codicias, intereses egoístas, lucrativos, los animales son el antídoto a nuestra amargura natural, la prueba fehaciente de que existe otro camino.

El que pretende comparar los sentimientos que les proferimos a los que dedicamos a nuestros congéneres se equivoca porque no puedes comparar el agua y la tierra si bien mezclándose dan vida en ambos casos. Dan vida al amor, ese mismo que no entiende de barreras, de límites, de clases ni de géneros.

Cada cual tiene su forma de compartir con nosotros su camino en esta vida. Los perros suelen ser obedientes (no siempre) y su amor no entiende de condiciones. Dependen del nuestro y viven del nuestro.

Los gatos son tachados de independientes pero es una obviedad engañosa porque están tanto o más pendientes de nosotros que cualquier otro animal. Los años de convivencia nos enseñan a conocerlos y a darnos a conocer y eso forja un amor que poco o nada tiene que envidiar a cualquier otro. Entender a nuestro gato nos enseña a entendernos a nosotros mismos cuando hacemos aquello que nos gusta y solo atendemos cuando nos interesa. Sí, sí, eso nos pasa a nosotros también. Pero después hay esos momentos, que son regalos divinos, de caricias, roces y ronroneos que son la expresión sencilla y aplastadora del placer compartido, del amor incondicional.

Los animales tienen un sexto sentido que también tenemos nosotros pero a diferencia de ellos el nuestro está atrofiado. Sienten la bondad y la maldad ajena como una feromona embaucadora que define a sus dueños o aquellos con los que se cruzan. Si prestamos atención, que no suele ser el caso, al fin y al cabo solo es un gato, nos daremos cuenta de que sabe elegir sus compañías mucho mejor que nosotros y cuando tenemos invitados eso se manifiesta claramente a nuestra gran sorpresa.

Los gatos son sabios y su sabiduría reside en su sexto sentido. Nosotros somos meros aprendices a quien una vida no será suficiente para alcanzar un estado similar.

El alma es parte de la esencia humana. Eso se dice y quiero pensar que nuestros compañeros de viaje, gatos, perros y otros, son parte de ella porque el amor que nos dan es un bagaje más valioso que todo el oro del mundo aunque soy consciente que muchos elegirían el oro.

Pero yo no puedo y se me parte el corazón cuando veo que uno de mis compañeros ha emprendido el camino de su fin, Porque me gustaría decirle lo importante que es para mí. Porque me gustaría estar más y mejor a su lado para devolverle solo un poquito de lo tanto que él me ha dado.

Unos dirán “pero si solo es un gato” y yo les contestaré, no, es mi compañero de vida y tiene un lugar en ella que nadie más puede ni podrá ocupar.

Quiero que mi alma sea el albergue de todos aquellos que quiero todos sin distinción de género por lo que mi alma es también, en parte, un alma animal.

Dedicado a Smoothy, nuestro gatito, 18 años juntos y que nos dejó este lunes.

E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. (Génesis 1:25)

Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. 2 El rico tenía numerosas ovejas y vacas; 3 pero el pobre no tenía más que una sola corderita, que él había comprado y criado, y que había crecido con él y con sus hijos juntamente, comiendo de su bocado y bebiendo de su vaso, y durmiendo en su seno; y la tenía como a una hija. 4 Y vino uno de camino al hombre rico; y éste no quiso tomar de sus ovejas y de sus vacas, para guisar para el caminante que había venido a él, sino que tomó la oveja de aquel hombre pobre, y la preparó para aquel que había venido a él. 5 Entonces se encendió el furor de David en gran manera contra aquel hombre, y dijo a Natán: Vive Jehová, que el que tal hizo es digno de muerte. 6 Y debe pagar la cordera con cuatro tantos, porque hizo tal cosa, y no tuvo misericordia. (Isaías 12:1-6)

6 Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. 7 La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. (Isaías 11:6-7)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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miércoles, 11 de julio de 2018

NADA


Para el hombre la nada siempre ha sido algo o sino ¿por qué decimos nada menos o nada más? (Anónimo) 


Es muy difícil visualizar la nada porque nuestra mente siempre busca llenar el vacío al que nos enfrentamos. Es como si la presencia de la ausencia, y/o la ausencia de la presencia, nos fueran imposibles concebir.

Somos materia por lo que existimos, la filosofía nos invita a reflexionar sobre el porqué de la vida, sobre sus prolegómenos y su finalidad pero ¿y nuestro propósito? ¿Es suficiente mirarnos a nosotros mismos como la justificación de nuestra existencia o bien buscar el camino que nos lleve a descubrir el pasaje angosto que nos lleva a nuestra esencia?

Muchos han definido la muerte como el reino de la nada pero nadie ha podido testificar de él por lo que científicamente no existe o más bien queda por demostrar. Pero por qué buscar conceptos finitos en situaciones que superan nuestro entendimiento. No saber lo que hay no implica que esté colmado de nada. Es más, muchos también han recogido este concepto para decir que la muerte solo es un estado de paso que nos lleva a la reencarnación. Pero todos estos intentos solo pretenden rellenar, justificar el vacío de la nada que intuyen es la muerte.

Todo esto podríamos atrevernos a decir que se entiende porque para el hombre de la nada no sale nada. Y es verdad, pero entonces deberíamos completar esta declaración añadiendo que si bien es así para el ser humano, para Dios, de la nada hizo la creación.

Nuestras mentes son muy reacias a aceptar aquello que no podemos entender y menos comprender. Nuestro ego clama un derecho que no puede asumir porque no hay mente preparada para integrar lo infinito, la eternidad. Porque somos limitados por el mero hecho de existir y no ser.

Dios en su infinita sabiduría nos dio, nos da, y nos dará siempre una opción para que podamos convivir con aquello que nuestra mente no puede integrar, y se llama: fe.

La fe es la única respuesta a la nada, lo único que puede llenar su vacío. No es casualidad que nuestra salvación dependa más de ella que de nuestras obras porque si bien no está a nuestro alcance hacer que el balance de nuestra vida sea bueno sí depende de nosotros que elijamos con humildad y obediencia aceptar a Dios en nuestras vidas mediante Jesús como nuestro Señor y Salvador. Por ello Jesús, antes de su ascensión a los cielos nos hizo un precioso regalo fuente de salvación: el Espíritu Santo. El obrador de fe en nuestros corazones, el que debemos alimentar, escuchar, obedecer y nunca apartar de nuestro camino para que la nada nunca pueda apoderarse de nuestro presente y menos de nuestro futuro.

1 En el principio creó Dios los cielos y la tierra.2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. (Génesis 1:1-3)

26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho. (Juan 14:26)

1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 2 Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. 3 Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía. (Hebreos 11:1-3)


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viernes, 6 de julio de 2018

LA MUERTE

La muerte es la solución a todos los problemas. Sin gente no hay problema (Joseph Stalin)

Con esto Stalin pensaba solucionar el problema y de hecho su vida la plagó de muerte pero se olvidó lo más importante, ¿qué hacer para arreglar su solución? Porque la muerte nunca es una solución, tan solo el reconocimiento de nuestra incapacidad a encontrar una. Y me pregunto yo, si realmente pensaba lo que decía, ¿por qué no se lo aplico a sí mismo en el momento que lo pensó? Con toda seguridad hubiera evitado muchas muertes.

Cuando prestamos atención al mundo en el que vivimos nos damos cuenta de que una vida vale mucho menos que nuestras posesiones que, por ellas, más de uno mataría y de hecho más de uno lo hace.

También vemos que los hombres son capaces de morir por unos ideales prefabricados. Llamémoslos, política, patria, poder, ambición pero todavía más fácilmente matar por ellos haciendo del amor un rehén de sus propias codicias.

Algunos se complacen provocando la muerte como si fuera una compañera de fiesta a la que necesitamos para vivir. Están tan ciegos en su afán que se olvidan de que la muerte sin Jesús no tiene futuro, es su verdugo y solo golpea una vez.

Otros temen tanto a la muerte que acaba siendo la protagonista de sus vidas. Hipocondríacos, pesimistas, catastrofistas. Son la ilustración perfecta de la sabiduría popular (sí también la hay) que dice que “el miedo no evita el peligro”, es más en su extremo lo suele provocar.

Entonces ¿qué decir de la muerte que no se haya dicho ya? Es difícil encontrar alguna originalidad en la materia.

Obviedades como “cada día que pasa nos acerca más a nuestro último momento” son la ilustración perfecta de aquello que se dice cuando el árbol amaga el bosque y no somos conscientes de ello. Porque si bien la muerte es una cita ineludible, tendríamos que concienciarnos, y obrar en consecuencia, pensando que aquello que no podemos evitar sí lo podemos aprovechar para bien.

El ejemplo perfecto, una vez más, es Jesús quien no buscó su muerte pero la aceptó, usándola para nuestra salvación, para el perdón de nuestros pecados, para ofrecernos la vida eterna. Otra paradoja, enseñanza divina: la muerte da vida.

Nosotros nos somos Jesús pero sí lo aceptamos en nuestra vida, en nuestro corazón, en nuestro espíritu como nuestro Señor y salvador, si transformamos el propósito de nuestra vida para que este sea seguir los pasos de Jesús, entonces, y solo entonces, la muerte dejará de ser una enemiga espantosa. No hay que desearla pero sí aceptarla cuando nos llegue porque sabemos que es el requisito imprescindible, como lo hizo Jesús, para acercarnos a nuestro Padre celestial y vivir a su amparo para toda la eternidad.

Quiere decir eso que no temo a la muerte, me atrevería a decir que no la temo. No significa eso que no tema el dolor que puede provocarla, sin comparación seguro con el que padeció Jesús en la cruz. Claro que tengo miedo al sufrimiento, que siendo un momento crucial en el que dejaré de existir, para pasar a ser al amparo de Jesús, me impone respeto, temor. Pero para ello está la gran promesa de Jesús cuando dice:” Yo soy la resurrección y la vida”.

La Biblia nos explica que la fe mueve montañas y todos (eso creo) siempre hemos pensado que es una declaración metafórica que nos incita a tener fe más allá de aquello que somos capaces de ver, y así es. Pero en mi opinión tiene un sentido literal mucho más primordial que la mera alegoría, porque si consideramos nuestra condición humana cargada por el pecado, su peso que domina con creces todo lo bueno que podamos haber obrado. Si consideramos toda esta carga veremos enseguida que es una montaña que nos tapa cualquier horizonte posible de esperanza. Pero si nuestra fe está depositada en Jesús y que día tras día la trabajamos, la reforzamos, la consolidamos. Si aceptamos nuestras dudas, no como un ataque de nuestra fe sino como un paso necesario, fruto de nuestra condición, para albergar el Espíritu Santo en nuestro corazón y dejar que alimente nuestra fe. Entonces, y solo entonces veremos desplazarse esa montaña infranqueable y apartarse de nosotros para que sigamos la senda de Jesús y entenderemos que la fe SÍ mueve montañas.

Pero por ahora no queda vivir nuestra vida aprovechando cualquier oportunidad para testificar de Jesús y de nuestro amor incondicional hacia nuestro creador. Hasta el día de nuestra muerte, hasta la vida eterna.

25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:25-26)
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