LA BIBLIA

La Biblia es; palabra de Dios para los creyentes y el libro más difundido en todo el planeta para los no creyentes. Y tú ¿a qué le das más importancia?

La Biblia no es un manual de conocimientos, mas sí un manual de enseñamientos. Su principio es que la Palabra vive en nosotros por como aplicamos sus enseñanzas y no por como las aprendemos.

Los hombres son expertos en interpretar la palabra de Dios inconscientes de que nos habla a cada uno según nuestra condición. Es personal e intransferible.

El que basa su sabiduría únicamente en el conocimiento erudito de la Biblia su vanidad y necedad alimenta porque la Palabra de Dios exige mucho más que puro conocimiento de ella.

Es más genuino aplicar los enseñamientos de la Biblia sin conocer los versos que se refieren a ello que lo contrario. Por ello debemos leerla, y leerla, y leerla porque la palabra de Dios es dialogo constante con sus hijos y cada vez que la leemos nos dice cosas diferentes que enriquecen nuestro espíritu para buenas obras.

La paradoja de la Biblia es que aquellos que más presumen de su conocimiento menos aplican sus enseñanzas.

Si Dios hubiese querido que entendiéramos todo de la Biblia, todo entenderíamos, mas lo que son misterios para unos, revelaciones son para otros. La palabra nos habla cuando es necesario y para ello hay que escucharla, leyéndola cada día.

Cuanto más sé, más sé que no sé. Cuanto más leo la Biblia más necesito leerla porque me revela mi ignorancia y necesidad de aprender de ella.

Las revelaciones de la Biblia son placeres inexplicables e intransferibles. Solo aquel que la lee con un corazón entregado a Dios los puede experimentar en su plenitud.

Escudriñad las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí. (Juan 5:39)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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COMPASIÓN O MISERICORDIA

Maestro y alumno paseaban por el camino de la sabiduría cuando, picado por la curiosidad el alumno preguntó:

- Maestro ¿qué diferencia hay entre compasión y misericordia? Porque a menudo se utilizan indistintamente

- Es una pregunta interesante e importante a la hora de entender la condición humana. Te voy a contar una historia que te lo ilustrará:

Había un hombre muy fuerte, muy inteligente, muy exigente consigo mismo y con los demás. Era capataz de una mina y su responsabilidad, según su entender, le obligaba a dirigir de mano firme y sin sensibilidad a sus empleados. Estaba convencido de que era la mejor forma de proteger a sus equipos, más allá de lo que él consideraba sensiblería o debilidades de la mente. Un día hubo un derrumbamiento repentino en uno de los túneles en los que estaba su hijo que quedó sepultado tras un montón de rocas. Pero lo complicado es que otros túneles amenazaban desplomarse de la misma forma y él tenía que tomar una decisión, arriesgar la vida de sus empleados por su hijo o hacer lo que hubiese hecho si no fuera su hijo el que estaba en peligro, es decir retirar a todo el mundo de los túneles hasta afianzar un paso. Consciente de ello ordenó a todo el mundo que se fuera a salvo y decidió quedarse solo intentando salvar a su hijo. Una vez a salvo los trabajadores, conscientes de la situación, expresaban su pena ante tal drama conscientes de que probablemente ambos, padre e hijo morirían. Entonces, uno de los obreros, aquel que más había sido reprendido por su jefe, volvió al túnel arriesgando su vida para prestar ayuda consciente de que sin ella el desenlace era fatal. La historia no dice sí pudieron salvarse o no, las leyendas que corren sobre esta historia son tantas que tú puedes elegir tu final pero no enseña lo más importante, que existe una diferencia entre compasión y misericordia y que estos protagonistas la vivieron.

- Me hubiese gustado saber cómo acaba de verdad pero si es un cuento su final es aquel que cada uno quiera elegir, ¿no?

- Tú lo has dicho joven pero, ¿sabrías donde se manifiestan compasión y misericordia en esta historia?

- Me cuesta diferenciar dichos conceptos maestro pero diría que todo está alrededor de cuando los obreros se compadecen de la mala suerte de su jefe y de cuando el joven obrero, sin tener en cuenta sus agravios pasados, decide actuar y ayudar a su jefe porque sabe que necesita su ayuda.

- Acabas de definir compasión y misericordia.

La compasión es un sentimiento y si bien se comparte, en sí no actúa. Es lo que hicieron los trabajadores lamentándose de lo cruel de la situación.

La misericordia es una virtud y como toda virtud te obliga a actuar para que sea viva dejando de lado tus agravios o tus cuentas pendientes. El joven trabajador no consideró el riesgo que tenía volver a la mina pero sí, consciente de que, solo, su jefe no podría conseguirlo, obvió los agravios padecidos y más allá de cualquier excusa supo entender lo que perdón y misericordia representaban en su vida. Cuanto más nos hacen sufrir más grande debe ser nuestra misericordia.

La compasión nos define como humanos.

La misericordia nos define como cristianos.

- Ahora entiendo maestro, o sea tendré que ser misericordioso con usted por todo aquello que me ha hecho padecer ¿no? – Y soltó una carcajada para puntuar su broma

- En verdad, sí porque no siempre las buenas intenciones son seguidas de buenas acciones y en ello seguro que he errado, pero hoy no ¿vale? – Y ambos continuaron su paseo riendo plácidamente.

La misericordia de Dios para con nosotros nos regaló su gracia, que menos que intentar actuar con los demás de la misma manera. No se trata de tener razón sino de quién la pierde por no aceptar la de los demás o por no perdonar a los demás su sinrazón. Amen

Peca el que menosprecia a su prójimo; Mas el que tiene misericordia de los pobres es bienaventurado. (Proverbios 14:21)

Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia (Colosenses 3:12)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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PROFUNDO

“Lo más profundo que hay en el hombre es la piel” Paul Valéry

El abismo del mar y del alma se juntan en su profundidad pero allá donde el mar engulle sin remisión, el alma nos exige elección.

Los pensamientos profundos siempre parten de la superficie, eso los hace humanos y alcanzables a cualquier mente dando a cada uno la oportunidad de decidir a qué hondura se parará su juicio.

La causa de la profundidad de nuestras intenciones es el efecto de la altura de nuestras acciones y viceversa.

Solo aquel que no vive profundamente su vida alberga sentimientos a flor de piel.

La paradoja de lo profundo de nuestro corazón es que todo aquello que brilla en su superficie oscurece en su profundidad, más todo aquello que brilla en su profundidad irradia más todavía en su superficie.

Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, que escudriña lo más profundo del corazón. (Proverbios 20:27)
1De lo profundo, Jehová, a ti clamo. 2 Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. (Salmo 130:1-2)

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VERBO O VERBORREA

Dios es el Verbo, el hombre vive de verborrea.

Las guerras han trasladado sus campos de batalla. Si bien continúan las luchas fratricidas (todos somos hombres nacidos del mismo hombre), continúan con sus atrocidades cotidianas; la sociedad moderna, y pulcra en su confort, a desarrollado una arma de destrucción masiva aséptica, que no deja rastro de sangre física,mas sí destruye igual o más que las demás: la lengua.

Se dice que por la boca muere el pez. ¿Sí ¿pero también mata, destruye, corroe, pervierte y más…

A quién le choque tal afirmación, mejor examine su consciencia y amordace su lengua porque suelen ser aquellos que ignoran la realidad los que más la practican.

Nos hemos concienciado tanto del poder de las palabras que hemos migrado de la sociedad de consumo a la sociedad de la verborrea.

El político eficiente es aquel que hace uso efectivo de su lengua. Pero eso hoy significa decir a la gente lo que quiere oír para ganar sus votos en lugar de expresarles la realidad sin tapujos y comprometerse a decirles aquello que deben hacer en verdad.

Es tan completo el abanico de armas de la lengua que ahora se ha dotado de herramientas mediáticas como Facebook, Twitter, y otros Periscope.

La verborrea se viste de orgullo y vanidad haciendo de los “selfis” una máxima expresión de nuestra egolatría.

Hoy es más importante lo que dices en Youtube que lo que haces, en discreción, para servir a Dios.

La verborrea nos convierte en borregos presuntuosos que presumen de labia. El Verbo nos enseña a seguirlo como manso y humilde carnero para evitar tales tentaciones.

Jesús es el ejemplo y el Verbo, lo telepredicadores deberían fijarse en Él y dejarse de verborrea.


En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. (Juan 1:1)
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante alVerbo de vida. (1 Juan 1:1)

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UNA VIDA COLMADA DE DÍAS

Hay quien tiene una vida colmada de días y hay quien tiene una vida llena de vacío, porque nuestras vidas acumulan todo aquello que somos para devolvérnoslo al último momento como un resumen de lo que somos.

Los días que cuentan en una vida son todos aquellos en los que hemos errado, acertado, ganado, perdido, mentido, testificado, engañado, confiado, amado, odiado, alegrado entristecido siendo conscientes de ello. ¿Quién no ha tenido días llenos de tales reconcomios y satisfacciones? Pero ¿sabemos aprender y emprender el camino hacia la santidad a base de bofetadas y caricias a nuestro ego, a nuestro espíritu, a nuestra alma? De nuestra capacidad en almacenar lo bueno de todo lo malo y lo malo de todo lo bueno dependerá que tengamos una vida llena de días.

Hay mucha gente que se pasa la vida engañando a los demás y no se dan cuenta que al primero que tienen engañado es a ellos mismos vaciando cada día de su vida de esencia de amor.

Cuando miras los días de tu vida los miras desde tu interior, sin perspectiva. El único que los ve en su integridad es Dios. Somos tan tontos, como Adán y Eva, que nos escondemos las vergüenzas pensando amagarlas cuando, Él, lo ve todo porque, Él, todo los es. ¿Tantos miles de años y todavía no hemos aprendido? Así somos los seres humanos tropezadores compulsivos.

16 Después de esto vivió Job ciento cuarenta años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. 17 Job murió muy anciano, colmado de días. (Job 42:16)
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PROPÓSITO

Todos tenemos ganas, deseos, sueños, planes y más pero ¿Cuántos tenemos un propósito que colme nuestra vida?

El propósito es aquello que es capaz de llenar con sentido el vacío de nuestra falta de intenciones. Es un compromiso con uno mismo liderado por nuestra voluntad en consciencia. Por ello no sustenta excusas ni justificaciones, mas sí, hechos y aserciones que ilustren nuestro camino.

Un ser con propósito es como un explorador con brújula en medio de la selva, puede elegir su camino sabiendo donde está el norte.

Si no tuviera un propósito en mi vida sería como una hoja muerta que cayendo del árbol se deja llevar por el torrente de la vida, sin gobierno, ni destino.

Los hombres se vanaglorian de tener objetivos y más de conseguirlos, mas aquellos que tienen propósitos persiguen con humildad su camino aceptando las pruebas como enriquecimiento que fortalece el alma y agradeciéndolas a Dios por ello.

Los propósitos animan el alma, los objetivos el ego. Por ello se pueden conseguir o cumplir objetivos mas los propósitos se persiguen hasta llegar a Dios.

Lo que el hombre define como objetivo el creyente lo transforma en propósito revistiéndolo de cáliz espiritual y desvistiéndolo de atuendo material porque el hombre necesita, como aire que respira, encontrar el propósito que Dios tiene para él y así caminar en santidad.

Nuestro propósito es como una gota de agua en el océano, como una estrella en el universo frente al propósito de Dios para con nosotros.

Jesús, respondiéndole, dijo: —Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios.” (Lucas 4:4)

En él asimismo tuvimos herencia, habiendo sido predestinados conforme al propósito del que hace todas las cosas según el designio de su voluntad (Efesios 1:11)
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CUENTO PARA NIÑOS MAYORES

Erase una vez tres amigos del alma que vivían juntos, el sol, la Luna y la Tierra.

El Sol era mayor que la Tierra, y la Tierra y la Luna eran más o menos de la misma edad.

Estaban constantemente en movimiento, La Tierra coqueteando alrededor del Sol, tardando un año en darle la vuelta mientras la Luna galanteaba con la Tierra, tardando un mes en rodearla. Y todo eso en un jardín repleto de estrellas y constelaciones que se llamaba la Vía Láctea.

Si bien el origen del Sol reflejaba su majestuosidad y no albergaba ninguna duda, la Luna ella estaba bajo sospecha. Algunos decían que había nacido de un trozo de la tierra, como Eva de una costilla de Adán, otros que era un astro que erraba por el universo y que cuando pasó cerca de la Tierra fue atraído por la fuerza de su gravedad y se quedó atrapada en su órbita y, finalmente, que podía haberse creado en mismo tiempo que la Tierra a base de masa de materia que giraba alrededor del sol. La verdad es que nadie sabe la verdad pero que cada uno tiene la suya.

Nuestros tres compadres convivían alegremente hasta que un día, ¿o fue un año luz? La tierra empezó a perder su precioso manto verde dejando paso, a gran velocidad a la desolación, su azul empezó a invadir todo y acabó rodeándose de un manto negro debido a una gran actividad volcánica. Esto enfadó la Luna que poco a poco se fue alejando de la Tierra hasta volver a vagar por las profundidades del espacio. A todo esto el Sol empezó a enojarse tanto que se convirtió en una gigante roja de furor llevándose a todo aquello que estaba en su entorno, Luna, Tierra, etc.. y se entristeció tanto que acabó como una enana blanca, estrella solitaria y fría como su color.

Y tintín colorado este cuento se ha acabado.

Todo cuento tiene su enseñanza y este no menos que los demás ¿qué nos dice?

· Que cuanto más Sol seas, más grande y majestu-orgulloso te creerás ser. Más posibilidades tendrás de acabar como una enana blanca. Y no es casualidad que sean las estrellas más abundantes en el universo, también es el comportamiento más común en nuestra sociedad.

· Que cuanto más Tierra seas, más descuidaras tus valores, tu entorno, tus creencias, tu existencia. Más te abocarás a desolar tu vida hasta que arda y desprenda un humo tan negro que cubra todo tu espíritu.

· Que cuanto más Luna te creas, más erraras en este mundo porque ser fiel es lo contrario de abandonar aquel que está en apuros. Porque si bien darás la cara, siempre será la misma aunque tú no seas el mismo amagando tu lado oculto.



A veces podemos ser Sol, Tierra o Luna, nada nuevo bajo el sol pero ¿quién somos en realidad? Los tres astros eran radiantes a su nacer y poco a poco su temperamento los abocó a su verdadera condición transformándolos hacia su declive.

Nosotros igual que ellos, fuimos creados por el mismo hacedor, Dios. Y nos ama con tal pureza que su gracia es nuestra salvación. Pero no nos olvidemos de algo muy importante, el nos ve tal y como somos por dentro y por fuera no tal como pretendemos ser.

A Él la gloria, la honra y el poder. Sin Él nada es y nada somos. Amen

«Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.» Apocalipsis 4:11

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PERDONAR, PERDONARSE

El orgullo, en los cristianos, nos lleva más fácilmente a perdonar que a perdonarnos. Esto puede parecer bueno pero en realidad no suele serlo porque es mucho más fácil ver la paja en ojo ajeno que nuestra propia viga.

Todos pecamos y, en muchas ocasiones, solo Dios y nosotros mismos somos conocedores de tales hechos. En nuestra intimidad, que a menudo se parece más a una selva que a un jardín secreto, vivimos muchos de estos tropiezos.

Cuanto más grande es el pecado más fácilmente lo vemos en los demás y también más fácilmente aparcamos el nuestro escondiéndolo detrás de un arrepentimiento incompleto. Incompleto sí. Pedir perdón a los afectados y a Dios no es un acto suficiente en sí porque no testifica completamente de nuestra declaración de intenciones. Hay que sentirlo profundamente, hay que aceptarlo más allá de cualquier excusa y hay que perdonarse a sí mismo, en definitiva hay que arrepentirse genuinamente.

¿Y qué es perdonarse a sí mismo? es aceptar sin excusas, ni justificaciones el peso de nuestros actos. Perdonarse a sí mismo es mirarse con la misma mirada que Dios nos está observando, la que percibe más allá de nuestra voluntad para ver las cosas tal y como son y no tal y como pretendemos que sean. Perdonarse a sí mismo es dejar de compadecernos de nosotros mismos para aceptar humildemente nuestros actos. Perdonarse a sí mismo es ser capaz de aceptar nuestra culpa entendiendo el sacrificio de Jesús en la cruz por ella. Si hacemos esto volveremos a nacer, no ignorando lo sucedido, mas sí aceptándolo como parte de nuestras vivencias que si bien todo el mundo no la conoce, Dios sí.

Perdonarse a sí mismo es compartir con Dios sin tapujos aquello que ya sabe pero que nosotros nos negamos todavía.

No perdonarse a sí mismo es un acto de orgullo remanente que nos impide liberarnos totalmente de nuestra culpa y cada vez que actuamos de tal manera hacemos vano el calvario de Jesús.

Perdonarse a sí mismo, tras haber pedido perdón a los afectados y a Dios, es el último acto de contrición indispensable para la redención de nuestros pecados.

Hay muchos creyentes que erran en la creencia de estar en paz con los demás ignorando que para ello también deben estar en paz con ellos mismos.

Nunca olvidemos que Jesús nos mando amar a los demás como a nosotros mismos, ni más ni menos.

36 —Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la Ley?

37 Jesús le dijo:

—“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.” 38 Éste es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” 40 De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas. (Mateo 22:36-39)

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SERVIR

Maestro y alumno se paseaban por el jardin de las enseñanzas cuando el alumno le preguntó:

- Maestro, creo que estoy preparado para servir. ¿Qué podría hacer para ayudar a los demás?

- Continuar estudiando las enseñanzas de la palabra y esperar

- ¿Esperar? Pero¿ por qué, y qué?, si he aprobado todos los estudios y tengo capacidades demostradas que pueden ser beneficiosas para los demás

- Para los demás puede ser pero no para ti.

- ¿Cómo? no le entiendo maestro

- Dices haber aprobado todo más dos cosas te son necesarias y no tienes.

- ¿Qué maestro?

- La paciencia y la humildad

- ¿Por qué?

- La paciencia porque deberías saber que tus maestros son quienes decidirán en su oportuno momento tu inmersión en este mundo. Y si todavía no lo han resuelto, sus razones tienen y tu reacción lo confirma

La humildad porque servir no es servirse y si tú consideras, lo que tus maestros no contemplan, y persistes en lugar de cuestionarte, tu vanidad alimentas.

- No lo entiendo maestro, ¿no estoy malgastando mis dones?

- Malgastar es dilapidar, y usar tus conocimientos sin completar tu formación es despilfarrar tu vida al servicio de tu ego. ¿Cuándo crees tú que pasé a instruir tanto como a aprender?

- No lo sé maestro

- Yo tampoco lo sabía, por ello esperé estudiando a que mis maestros me lo dijeran.

- ¿Quieres servir? Empieza por aceptar que tus maestros te sirvan sus enseñanzas hasta que te consideren preparado. ¿Quieres ser el primero? Empieza por el último banco de la clase hasta que tus maestros te pongan delante. ¿Quieres ser sabio? Empieza reconociendo tu necedad. ¿No te recuerda nada todo esto que te digo?

- Sí maestro, las enseñanzas de Jesús.

- El maestro de los maestros. ¿Qué me decías al principio joven?

- Nada maestro, bueno sí. Ayúdame a trabajar mi paciencia y mi humildad.

- Yo puedo compartir contigo, pero solo tú puedes hacer realidad las enseñanzas dándoles vida en tu corazón y en tu mente para que den su fruto en este mundo.

- Gracias maestro.

Y ambos continuaron su paseo por los jardines de las enseñanzas

La diferencia entre servir y servirse reside en nuestro ego y este se pasa toda nuestra vida confundiéndonos. Hace falta de mucha paciencia y humildad para ser capaz de diferenciar tales conceptos.

Bienaventurados aquellos siervos a los cuales su señor, cuando venga, halle velando; de cierto os digo que se ceñirá y hará que se sienten a la mesa y vendrá a servirles. (Lucas 12:37)

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