Nos pueden quitar casi todo en este mundo pero
existen tesoros en nuestra mente y en nuestro corazón que son inviolables.
Los recuerdos, con el tiempo se transforman
en encandiles y cada vez que intentamos recordarlos se optimizan o degradan a nuestro
pesar, tantos los buenos como los malos hasta crear una realidad virtual que
nunca existió pero que para nosotros fue.
La esperanza, nace con pasión si es del
corazón, viviendo con intensidad sus valles de dudas y certidumbres porque la
sustenta el amor y la fe.
Son tantos nuestros recuerdos que todos que
no caben en nuestra mente, por ello la sabiduría no está en querer recordarlos
todos sino en elegir aquellos que debemos olvidar.
En el mundo se dice que la esperanza es lo último
que se pierde mas para un cristiano es lo primero que se adquiere y perdura para
la eternidad como la promesa del Señor.
Desgracia sin fin cayó sobre el enemigo; arrancaste de raíz sus ciudades, y hasta su recuerdo se ha desvanecido. (Salmos 9:6)
3 Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no nos defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. (Romanos5:3-5)
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