LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 1 de febrero de 2018

EXALTACIÓN

La exaltación de los justos solo le pertenece a Dios. (Anónimo)


El camino de la exaltación siempre debe pasar por la humillación y cuando así sucede solo podemos exaltar al Dios que es el único merecedor de tal exacerbación del alma.

Solo la exaltación espiritual es abono para el alma, el resto es veneno para el corazón.

Los espíritus exaltados emocionalmente siempre acaban estampándose contra el muro de sus vanidades. Cuando hacemos que nuestra fogosidad desborde nuestro entendimiento caemos rehenes de nuestra condición y pasamos de vivir con entusiasmo a entusiasmar lo que vivimos y eso lleva a la ceguera tanto espiritual como moral.

La pasión es uno de los motores de la exaltación y cuando esta es humildemente contenida, le da a la exaltación su propósito real, el júbilo de gozar de Dios.

Somos tan humanos que para el mundo un exaltado es un insensato, y suele serlo. Para los creyentes es mucho más fácil porque el único que puede ser exaltado es aquel que es la perfección y la pureza absoluta, es Dios.

La vida no nos da muchas alegrías y cuando estas son oportunidades de exaltación debemos asegurarnos que siempre sean para alabar a Dios porque de lo contrario caeremos en la condición humana y en ella impera el pecado.

La exaltación sin humildad enaltece el corazón hasta su corrupción. La exaltación con temor de Dios siempre es comedida y dirigida hacia Él.

Jesús nos invita a ser entusiastas de la vida, luz y sal, de esa vida que es un reto constante a nuestra fe. Para ello debemos ser conscientes que solo la mansedumbre y la humildad nos harán gozar del temor de Dios y exaltarlo por encima de todo lo terrenal.

No es fácil utilizar positivamente la exaltación en este mundo de perversidad porque tiende fácilmente a reflejarnos a nosotros mismos. Solo cuando la dirigimos a Dios gozamos de ella.

Lo que es del Cesar al Cesar y lo que es de Dios a Dios. No nos equivoquemos de modelo a seguir que sino acabaremos como el Cesar, en manos de nuestros verdugos en lugar de nuestro salvador.


El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación (Santiago 1:9)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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