LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 23 de febrero de 2021

CONFIAR

Contrariamente a lo que une cree la confianza no se tiene, se vive. Las posesiones siempre llevan al desengaño (Anónimo)


El diccionario de la Real Academia Española dice que confiar es: “Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, elsecreto o cualquier otra cosa.”

Los que hemos conocido a Jesús sabemos que confiar es descansar en Jesús con toda la fuerza de nuestra fe en Él, porque Él ha vencido al mundo por nosotros.

La confianza humana es como una vasija preciosa. Tan preciosa como frágil. Expuesta a las inclemencias de nuestra condición humana suele resquebrajarse, estallar en mil pedazos y nunca se reconstruye bien. Más sujeta al parecer que al ser.

¿Por qué?

Pues porque los humanos no tenemos fe en los demás. Queremos tenerla, sí, y lo llamamos buena fe, y si nos falla le atribuimos la mala fe, pero en realidad el hecho es que no se puede depositar la confianza en la imperfección.

La confianza absoluta exige pureza, perfección en el que se la merece. Es impermeable a cualquier influencia, soborno, tentación, debilidad. ¿Y quién es capaz de garantizar esto en este mundo? Nadie. Solo Dios, solo Jesús, solo a través del Espíritu Santo podemos depositar nuestra confianza mediante la fe.

No se cuentan las veces que hemos experimentado la desilusión de aquellos que nos han fallado cuando contábamos con ellos. Probablemente con la misma proporción con la que nosotros les hemos fallado. Y si nuestros pensamientos se enturbian, con o sin motivo, nace el sentido del engaño. Y el engaño lleva al resentimiento, a una espiral de negatividad que nos daña tanto a nosotros como a los demás.

Cuando oigo alguien decir que se ha sido engañado por un amigo, me hace pensar en lo ligeros que somos todos en atribuir el calificativo de amigo, y más si fuere el caso, de juzgarlo. Porque cuando un amigo, de verdad, hace algo que nos interpela nunca deberíamos pensar en el engaño, nunca. La amistad está por encima de la duda, haciendo que la confianza sea el pilar de la relación. Es una confianza imperfecta en un mundo imperfecto, pero es confianza, ante todo, porque es amor hacia los demás.

La duda mata la amistad que la confianza alimenta.

Pero, por desgracia, también experimentamos el desengaño con Dios, cuando depositamos nuestra confianza en ÉL, esperando que haga lo que le pedimos, y nos da en su lugar lo que necesitamos. Es mucho más frecuente de lo que parece.

O también cuando las pruebas nos tapan la vista hacia su Gracia. Haciéndonos pensar que las cosas no son justas, que estamos abandonados a nuestra suerte.

¿Dios puede fallar?, ¿Pero quién somos nosotros para dictaminar la justicia?

La respuesta está tan clara como nuestras limitaciones.

¿Las cosas nos salen mal, o no nos salen como quisiéramos?

Deberíamos buscar más a menudo lo que Dios quiere para nosotros en lugar de buscar soluciones propias. Buscar la humildad y la mansedumbre que nos llevan a entregarnos a Él en toda confianza.

Pero eso se nos olvida rápidamente cuando, en medio de todos nuestros problemas, solo confiamos en nosotros mismos. Porque no entregamos a Dios, genuinamente, nuestras vidas y no nos agarramos a la mano tendida de Jesús, ocupados que estamos en querer pisar, solos, las tribulaciones que pavimentan nuestras vidas.

La diferencia entre Dios y los hombres es que si bien Dios es todo amor y su Gracia lo limpia todo, el hombre se quiere más a sí mismo que a los demás haciendo que el desengaño sea, siempre, el compañero de camino de su confianza. Nada nuevo bajo el sol.

Debemos aprender a vivir en y con Dios, despojándonos de nuestro yo y confiando en el YO SOY.

Jehová, roca mía y castillo mío, y mi libertador; Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré; Mi escudo, y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio. (Salmo 18:2)

Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de quedar preso. (Proverbios 3:26)

33 Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. (Juan 16:33)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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