El agua que obedece a su cauce, buen río hace.
El cerezo que obedece al sol, buen fruto hace.
El caballo que obedece a su jinete, buen camino hace.
Más aquel que no obedece, no sigue el buen ejemplo de la naturaleza puesta por Dios.
Obedecer no es renunciar, es entregarse.
Obedecer no es perder, es ganar.
Obedecer no es negarse, es aceptar
Ante el orgullo de la desobediencia luchemos con la humildad de la obediencia, evitaremos que el río salga de su cauce, que el cerezo no de buen fruto, que el caballo se pierda en sus andaduras.
El joven que obedece a Dios y a sus padres se hace buen hijo porque ambos buscan edificación para bien de sus hijos.
Un día los hijos serán padres como los padres fueron hijos, cada cual cosecha lo que siembra.
“Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.” Romanos 5:19
Que tengáis un buen día Joves, portaros bien!!! Alfons
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
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