El hombre se gusta en sus obras y es ciego ante las de su creador cuando él es una de ellas.
Si agradecemos los regalos que nos hacen, ¿por qué no la vida que es el primero de ellos?
Porque nos fijamos en lo que existe olvidándonos su esencia.
¿Qué sería del pájaro sin aire o del pez sin agua?
¿Qué sería del hombre sin Dios?
Gocemos y celebremos cada día de nuestra vida como único y no nos olvidemos de agradecérselo a Dios porque es Él quien nos los obsequia.
“14 Sobre todo, que vuestra vida esté presidida por el amor, que es el vínculo que lo une todo en perfecta armonía. 15 Y reine en vuestro corazón la paz de Cristo, porque en ella fuisteis llamados a ser miembros de su cuerpo, que es la iglesia. Y sed agradecidos.” Colosenses 3:14-15
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