Lo desconocido asusta y hace que veamos lo que no es allá donde no está por ello es imprescindible conocer y aceptar a nuestro Señor porque solo Él puede darnos la paz y esperanza que nos permitirá encontrar el camino hacia la santidad.
Los fantasmas de nuestra vida se nutren de todos nuestros pecados no redimidos y faltos de arrepentimiento. Aquellos que la soberbia y envanecimiento nos hacen albergar con gran pesadumbre en nuestro corazón.
Todos tenemos fantasmas que nos habitan, temores que temer, dolores que doler, situaciones que resolver mas aquel que no quiere ver su condición ciego es a su redención.
El mal y su amo son fantasmas que con fuerza se apoderan de todo aquel que por amor al mundo busca sus tributos.
Los fantasmas se desvanecen cuando Dios aparece porque su luz en nuestro corazones quema todo aquello que nos tormenta.
Pídele al Señor que more en tu vida y aleja para siempre el espectro del mal.
"49 Viéndole ellos andar sobre el mar, pensaron que era un fantasma, y gritaron; 50 porque todos le veían, y se turbaron. Pero en seguida habló con ellos, y les dijo: !!Tened ánimo; yo soy, no temáis!" Marcos 6:49-50
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