LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

domingo, 1 de septiembre de 2013

CASTIGO


El que acepta su castigo nunca pierde tiempo en
negarlo mas sí se afana en aprender de él.

Podemos recibir castigos insoportables para nuestro
ego que alimentan nuestra soberbia, mas si buscamos alivio en la abnegación
y obediencia espiritual encontraremos la recompensa de la enseñanza.

El castigo inmerecido es prueba para nuestro orgullo
y tentación para nuestra vanidad. Lo fácil es indignarse, lo sabio es
aprender de los errores cometidos y más si estos son de los demás.

Nuestra sociedad reúsa los castigos y promociona los
incentivos porque hemos perdido el sentido de la responsabilidad y
preferimos evitar que asumir.

El sentimiento de culpa es la consecuencia de un
castigo merecido y la antesala del perdón prometido.

Premiar el que erra para evitar su desmotivación es
negarle la oportunidad de concienciarse de la consecuencia de sus actos y no
hay peor castigo.

El castigo es punición para el necio y corrección
para el sabio, por ello el hombre intenta siempre evitarlo recayendo siempre
en sus propios pecados.

Premio o castigo son las dos caras de una misma
moneda que lanzada al aire de nuestra vida siempre cae hacia el lado que más
pesa, el del perdón o el del pecado.

“No deseches, hijo mío. El castigo de Jehová; ni te
fatigues de su corrección: Porque al que ama castiga, como el padre al hijo
a quien quiere” Proverbios 3:11-12

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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