LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 24 de septiembre de 2019

HACER SU VOLUNTAD

La voluntad se da, se hace, se tiene, o no, puede ser propia o ajena pero de lo que siempre precisa es de un huésped. (Anónimo)

Es más fácil para el hombre exigir que dar, por ello cuando de la voluntad se trata es más difícil obedecer a la voluntad ajena que no lo contrario.

Para tener voluntad hay que estar muy seguro de sí mismo porque las convicciones alimentan nuestra capacidad de decisión, y las dudas las amedrentan. Por ello es muy importante asegurarse de aquello que emprendemos con voluntad propia, no sea que nos aboque al vacío de nuestras concupiscencias.

Cuando la voluntad se transforma en deseo siempre acabamos tomando nuestros deseos por realidades, lo que nos lleva, con toda seguridad, a estrellarnos contra nuestras quimeras.

Qué decir de cuando decidimos confiar en la voluntad ajena y cedemos a los envites de aquel o aquella que nos persuade con sus argumentos.

¿Es eso malo? ¿Prueba de nuestra debilidad?

No cabe duda que pueda serlo pero en la mayoría de los casos, cuando viene de personas que queremos, que respetamos, en quien confiamos es todo lo contrario. Expone nuestra fuerza de carácter haciendo abstracción de nuestra propia opinión, o moldeándola, para obedecer a otra realidad que la nuestra.

¿Y qué decir cuando viene de Dios? La respuesta obvia es decir que es bueno porque Dios es amor. Entonces ¿por qué no dejamos que se haga su voluntad e interferimos constantemente? ¿Será que no confiamos lo suficiente en Él?

Noooo, clama nuestra mente, somos hijos fieles al Señor. Mentira. Es una declaración que contradicen constantemente nuestros hechos. Porque somos orgullosos, somos vanidosos y a la hora de depositar nuestra confianza siempre preferimos guardarla en nosotros mismos, no sea que nos engañen.

¿Cuántas veces a la hora de tomar una decisión hemos pensado ante todo ponerla en manos del Señor? ¿Cuántas? Debo confesar que muchos menos de que las que debería. Porque el instinto natural del hombre, su condición, lo llevan a creer que él puede y por lo tanto su voluntad es suficiente.

Solemos recurrir a Dios cuando nuestra insistencia no da sus frutos o cuando estamos en una situación tan desesperada que no vemos otra solución que apelar a Él. Cuando siempre deberíamos buscar su voluntad antes de emprender cualquier aventura. Siempre.

Solo se puede decir “que se haga tu voluntad” a Dios con un corazón humilde, temeroso y respetuoso y eso nos cuesta mucho.

Señor, hágase tu voluntad y enséñame a buscarla y entregarme a ella. Amén.

No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón; porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. (Hebreos 10:35-36)
Que Dios os bendiga, Alfons <><

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