Todo premio exige sacrificio y a esfuerzo baladí premio efímero.
Lo que se lucha con el corazón se gana para siempre, lo que se batalla con
la razón premio perecedero ofrenda.
Lo importante de un premio no es su consecución más si la dedicación para
lograrlo, ¿eso lo dicen los segundones? Más vale ser segundo meritorio que
primero inmerecido porque más vale una verdad que mil excusas.
Edifica más el sudor para conseguir el premio que sus laureles porque
siempre acaban marchitándose.
Cuando el corredor llega a la meta su premio no es la gloria de la victoria
mas sí la recompensa de haber conseguido su propósito. No te equivoques de
carrera no vaya a ser que ganes un premio equivocado.
¿A quién no motiva los premios? A quien no premia sus motivaciones, mas solo
a razón justa premio edificante.
El premio que envanece castigo es, el premio que fortalece es fuente de
humildad y agradecimiento.
El premio es una prueba para aquellos que se lo merecen y un alago engañoso
para aquellos que no.
El mejor premio de nuestra vida nos lo ofrece Jesús mediante su sacrificio
en la cruz, es un premio eterno como la nueva vida a la que nos invita.
"24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren,
pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25
Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir
una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así que yo de
esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien
golpea el aire; 27 sino que golpeo mi cuerpo y lo pongo en servidumbre, no
sea que, habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado."
1 Corintios 9:24-27
Que Dios os bendiga, Joves, Alfons
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