Un día, una reflexión, un versículo: AVERGONZADO

¿Quién me quitará las vergüenzas si no tengo arrepentimiento? y no lo tengo
cuando solo pido perdón sin sentimiento de causa.

Solo pensamos en lo orgulloso que estamos de nuestros éxitos, mas solemos
disimular la vergüenza de nuestros pecados.

No está más avergonzado quién más lo clama sino quien más lo vive, la
vergüenza no es un estatus redentor es una turbación profunda del alma, de
aquellos que sienten lo que hacen sin decir lo que sienten.

Más vale avergonzarse de sí mismo que de su hermano pues nuestros razones
tenemos mientras las suyos desconocemos.

No hay día motivo de alegría que no tenga también razones de vergüenza, ese
es nuestro legado y nuestra capacidad de convivir con ambas emociones nos
hace más humildes.

Cuanto más me conozco más avergonzado estoy de lo que soy, cuanto más me
ignoro más avergüenzo a los demás con mi comportamiento. Tal pensamiento
solo es victimista par el que no conoce la vergüenza como sentimiento
fortalecedor sino como debilidad.

El avergonzado de corazón, de su pena se fortalece. El avergonzado de
compostura, su vanidad lo debilita.

"26 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según
la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; 27 sino que lo necio del
mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo
escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; 28 y lo vil del mundo y lo
menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a
fin de que nadie se jacte en su presencia." 1 Corintios 1:26-29



Que Dios os bendiga, Joves, Alfons

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