LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 16 de noviembre de 2017

ABRE MIS OJOS

Tengo mis ojos sellados por la amargura de mi vida, a la espera de que un amor puro los libere. (Anónimo)


No hace falta ver para creer, o mejor dicho hace falta saber ver con el corazón lo que nuestros ojos nos impiden.

Esta verdad es tan obvia como obviada por todos nosotros. Cuanto más dudamos más exigimos que nuestros ojos nos convenzan y eso no suele ocurrir.

Es más, de tanto querer no creer acabamos creyéndonos que no queremos y apartamos de nosotros lo mejor que tenemos por dar a los demás, amor.

No hace falta cerrar los ojos para no ver, es suficiente con negar nuestra compasión, nuestro perdón, nuestro corazón. Porque de eso va la ceguera de aquello que no queremos ver y no como muchos pretenden de aquello que no podemos ver.

Cada día hay situaciones, personajes que cruzan nuestras vidas que nos obligan a elegir entre mirar la realidad que nos envuelve y actuar o entregarla a nuestra ceguera tanto mental como espiritual o física. Y no conozco a nadie que no haya, en algún momento girado su mirada para evitar enfrentarse a sí mismo. Cuando pienso en ello me avergüenzo de mí mismo porque es tan fácil ser ciego.

La ceguera no es propiedad exclusiva de los individuos, la colectiva es, si cabe, más común porque es conocido que a cuantos más individuos juntas, lo que más fácilmente suman, es su capacidad negativa, sus neuras, sus defectos, sus pecados. La muchedumbre es una excusa para amparase en los demás, pretendiendo ser tan solo uno de ellos cuando en realidad lo que buscamos es enmascarar nuestras vergüenzas entre la multitud.

Eso mismo ha sido tantas y tantas veces el pueblo de Israel pero también todas las comunidades cristianas. Era, y sigue siendo, muy fácil acusar a los no creyentes de insensatos y de ciegos pero nos olvidamos que a menudo los más ciegos son aquellos que pretenden ver más que los demás. Pecado de vanidad, nada nuevo bajo el sol.


Hace falta rebuscar en lo más hondo de nuestras entrañas para sonsacar nuestra humildad, nuestra abnegación y hacer que emergen en nuestra vida. Hace falta toda una vida, y a veces más, para darse cuenta de que necesitamos, como el aire que respiramos que Dios nos abra constantemente los ojos para que sepamos ver su Verdad, para que sepamos entender su Verdad, para que sepamos ser parte de su Verdad.

La Biblia actúa como abridor de ojos, de mentes, de corazones y avivadora de espíritus. Es la medicina indispensable para nuestra salud mental y espiritual. Cuando la leemos nos hace ver el alcance de nuestra ceguera y el camino para corregirla. Entonces ¿por qué la leemos tan poco? Nuestra enfermedad es el pecado, y es recurrente y persistente como una bacteria indestructible. ¿No nos damos cuenta que sin Jesús estaríamos todos muertos en vida?

Gracias Señor porque tienes la paciencia con nosotros que nosotros nunca tendríamos contigo. Gracias Señor por amarnos más allá de nosotros mismos y de nuestra ceguera crónica. ¡¡¡Abre mis ojos Señor!!!

Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley. (Salmos 119:18)
Que Dios os bendiga, Alfons <><

Primera edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos e ilustraciones de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:

http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000

http://www.facebook.com/UnDiaUnaReflexionUnVersiculo

http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/

http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/

Església Evangèlica La Gràcia de Déu
Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario