LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 9 de noviembre de 2017

INDULTAR

El indulto es un proceso que exige culpable, el problema es encontrarlo. (Anónimo)

El hombre prefiere un juicio injusto a una condena justa que muestre sus vergüenzas porque con el primero pretende justificar sus pecados más en él segundo se le exige reconocerlos y eso no está en su ADN.

El mundo es una suma constante de pecados, bondades, penitencias, arrepentimientos y alevosías. En la balanza de la justicia divina el déficit es constante y lo negativo la arrastra sin merced. En la balanza humana nuestras concupiscencias y benevolencias enmascaran una realidad ineludible, somos pecadores.

Esto nos permite entender por qué la Gracia de Dios es esencial en nuestra salvación pero también nos invita a pensar en aquello que nutre nuestras vidas y que nosotros no alimentamos constantemente: nuestras obras. Nos hace ver que nunca seremos capaces de equilibrar una balanza que ya tiene, como nosotros, tara. Nos obliga a buscar otros caminos para resolver nuestra cuenta pendiente con Dios hasta que descubramos que solo hay uno: por la Gracia de Dios mediante la fe para obras.

Indultar es un proceso común en las sociedades modernas, sirve para limpiar nuestras vergüenzas o las de los condenados, permite de un plumazo eliminar, no la condena, pero sí sus efectos.

El indulto se define como una medida de gracia aplicada por aquellos que ostentan el poder. Pero no podemos confundir el indulto con la gracia porque parten de conceptos muy diferentes si bien el primero es un atributo concedido a los gobernantes de este mundo solo existe una Gracia y es divina porque la Gracia solo puede ser concedida por aquel que es libre de pecado y entre los mortales, salvo Jesús, no hay quien cumpla este requisito.

Por eso a la hora de hablar del concepto de perdón social es correcto utilizar la palabra indulto pero cuando hablamos de perdón divino solo la Gracia de Dios puede lavar todos nuestros pecados y dejarnos impolutos. No hay que olvidar que solo la Gracia puede devolvernos a nuestro estado original, antes del pecado.

Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. (Isaías 1:18)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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