LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

viernes, 27 de enero de 2012

Un día, una reflexión, un versículo: Carta a mi Padre: Gracias

Padre,

Te doy gracias por este día más que me regalas.
Te doy gracias, Señor, por tu gracia sin la cual sería misero pecador perdido en la nada de este mundo.
Te doy gracias por todo le que me has dado y sigues dando, todo aquello de lo que no soy merecedor pero que Tú, por tu voluntad, has querido para mí.
Te doy gracias por haberte revelado a mí y porque la fe que depositaste en mi corazón, paso a paso, invade toda mi alma.
Te doy gracias por poner en mi camino las pruebas que amedrentan mi orgullo y vanidad.
Te doy gracias por hacer mi corazón, cada día, más impermeable a las tentaciones del pecado y más permeable a las bondades del amor.
Te doy gracias por enseñarme el camino de humildad y mansedumbre que debo seguir.
Te doy gracias por tu paciencia frente a mi impaciencia, por tu amor frente a mi egoísmo, por tu gran misericordia frente a mi dureza de corazón.
Te doy gracias por la familia que me has dado en este mundo siendo mi deber cuidar de ella como Tú cuidas de nosotros.
Te doy gracias por los hermanos que has puesto en mi camino, aquellos que están a nuestro lado en momentos de tribulación y en momentos de prueba.
Te doy gracias por enseñarme a aceptar mi condición de pecador y mostrarme el camino de la redención.

Tantas cosas tengo que agradecerte Señor que podría pasarme todos los días de mi vida dándote las gracias.

Padre, soy consciente que dar las gracias no debe ser un acto reflejo sino un reconocimiento de lo que Tú haces por nosotros. Por favor no dejes nunca que mi agradecimiento sea un formalismo, mantén en mi corazón la llama del remordimiento viva como el primer día de mi conversión.

Todo te lo pido en nombre de tu amado hijo nuestro Señor Jesucristo.

Amen.

El agradecimiento pone en su lugar a quién lo da y en evidencia a quien lo obvia.

Para el soberbio dar las gracias es un trámite prescindible, para el humilde es un paso obligado.

Agradecer maltrata nuestra soberbia amparándonos en sencillez de espíritu.

El que agradece solo lo bueno es un ingrato, ciego a las bondades de las pruebas que nos edifican.

“3 Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado. 4 Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre. 5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.” Salmo 100:3-5

http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/

1 comentario:

  1. En situaciones difíciles no paramos de pedir, no nos olvidemos de agradecer cada bendicion concedida.
    JuanC.

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