Deja que tu corazón mire donde tus ojos no pueden ver, descubrirás el lado real de este mundo virtual.
Deja que tu espíritu comprenda lo que tu mente no puede entender, descubrirás la Palabra y mediante la fe obraras.
Deja que tu alma aguante el dolor que tu piel no puede soportar, descubrirás las bonanzas de la mansedumbre y la fuerza de la humildad.
La percepción es una aliada engañosa cuando buscamos descubrir la esencia de las cosas, nos ha acostumbrado a no mirar más allá de lo que intuimos y satisfacernos del envoltorio sin abrir el paquete.
Descubrir es destapar aquello que estaba cubierto, no por ello entender lo que has descubierto.
No todo es bueno descubrir, no por más ver más sabrás ni por más saber más verás.
“6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella. 7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.” Génesis 3:6-7
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