Al que se entrega de corazón dulce es su rendición.
Al que se rinde forzado amargo es su legado.
La entrega te premia, la rendición te castiga.
El que se entrega a Dios vida nueva recibe, mas el que se rinde al mundo en sus brazos morirá.
Servir es entregar lo mejor de si mismo a los demás, servirse es rendirse a sus propios demonios.
El que dedica su vida a la entrega no deja lugar para la rendición.
“Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo.” Hechos 18:5
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario