LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 24 de enero de 2017

EL HOMBRE INTERIOR

El cuerpo sin alma es carne para los buitres. (Anónimo)

Para muchos el alma es una quimera poética inventada por aquellos que temen morir. Son necios cegados por su incredulidad. Hay que tener corazón para sentir como el espíritu nos cuida y protege el alma de nuestros propios pecados.

Por suerte para el creyente su belleza no se manifiesta en el cuerpo que lo sustenta, pues es corruptible y los años castigan su debilidad, mas sí en el hombre interior de aquellos que lo alimentan con su fe.

El hombre interior no tiene jardín secreto para Dios, solo un corazón abierto y entregado a su Padre.

Toda persona que busca a Jesús lo acaba encontrando en su interior, guiado por el espíritu que Él nos legó a través de su sacrificio en la cruz.

Las enfermedades del alma solo tienen un sanador, el Espíritu Santo, el mismo que mora en interior de cada ser humano que Dios ha bendecido.

Hay quien vive sin percatarse de que tiene corazón. Toda su vida se limita a su mundo exterior. Pero el cuerpo envejece y la carne se deteriora hasta que acaba pudriéndose en el seól de sus vanidades.

La muerte marca el final de nuestro cuerpo liberando al hombre interior que solo mora en los hijos de Dios.

En la enfermedad nos percatamos de la fragilidad de nuestro atuendo carnal, es una señal que nos recuerda que solo lo divino es incorruptible y que somos tan frágiles como fuertes nos creemos.

4 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo 15 (de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra), 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. (Efesios 3:4-19)

Por tanto no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hombre exterior va decayendo, sin embargo nuestro hombre interior se renueva de día en día. (2 Corintios 4:16)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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