LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 12 de julio de 2017

ALIMENTACIÓN SANA

Es curioso que en una sociedad repleta de dietas la única saludable trate el alma. (Anónimo)

El hambre es una sensación que, cuando nos acecha, hace que nos olvidemos del resto y nos concentremos en cómo conseguir saciarla. Por ello es importante decidir de qué queremos sentir necesidad y no con qué vamos a resolver nuestra hambre porque Dios es quien provee saludablemente y no los hombres.

Las pautas y los buenos hábitos son imprescindibles para conseguir una alimentación sana. La lectura de la Biblia y la oración son el pan y el agua de nuestro espíritu, acostumbrarse a leerla cotidianamente y orar no solo por las necesidades pero también por las bendiciones recibidas son prácticas que debemos incluir en nuestra vida, no como rutina, más sí como necesidad imperiosa de una alimentación sana.

Alimentarse sanamente exige ser consciente de nuestras carencias para proveer el nutriente adecuado. Esto que parece evidente en temas del cuerpo es más complicado en temas del espíritu porque normalmente son nuestras propias insuficiencias quienes nos impiden reconocer el alimento adecuado para nuestro espíritu aunque este siempre esté en la Palabra del Señor.

Si no nutrimos nuestra mente con las enseñanzas de Jesús ¿con qué se saciará? ¿Con la de los hombres? No podemos permitir que nuestro espíritu se corrompa con doctrinas seculares tan propias de nuestra sociedad porque a cada paso que damos en esa dirección nos alejamos irremisiblemente de Dios.

Una buena alimentación sacia, y nos hace sentir mejor, que es exactamente lo que hace la Biblia cuando la leemos con el estómago de nuestra mente abierto a sus enseñanzas.

Saber resistir a las tentaciones es parte de una dieta saludable. Requiere mucho esfuerzo armarse de voluntad para negar lo fácil cuando sabemos que el camino será angosto y lleno de pruebas. Pero solo se llega a lo bueno venciendo lo malo y eso es una condición sine qua non en la vida de un cristiano, la que exigió una paradoja divina, que Dios se hiciese hombre para sacrificarse por nosotros y salvarnos.

Cuando uno se siente harto, en una comida, suele ser porque se ha excedido o porque ha decidido no comer más. Uno podría pensar que eso también ocurre en materia espiritual, de hecho más de uno ha manifestado en algún momento su lasitud por leer, o aprender, o escuchar la palabra. Pero hay una gran diferencia entre lo material y lo espiritual. Si bien nuestro cuerpo tiene el límite que nuestros estomago le permite nuestra mente y nuestro espíritu son esponjas sin fin y de necio y soberbio es pensar o sentir lo contrario. Solo Dios sabe lo que nos conviene y cuanto somos capaces de absorber. Dejemos que nos alimente hasta la salvación.

4 1Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. 2 Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. 3 Se le acercó el tentador y le dijo:
—Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan.
4 Él respondió y dijo:
—Escrito está: “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” (Mateo 4:1-4)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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