LA CREACIÓN

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DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 18 de julio de 2017

SÍNDROME DE DOWN: LA GRACIA DE DIOS

Las diferencias no están hechas para rechazo de la mente sino para acercamiento del alma. (Anónimo)



Si un síndrome es el conjunto de síntomas característicos de una enfermedad, todas las almas benditas calificadas como Síndrome de Down deberían ser clamadas como Gracia de Dios porque no hay una sola mirada de ellos que no refleje la inocencia, la fragilidad y la pureza que tanto nos negamos a nosotros mismos.

Albergar a personas diferentes es un reto en nuestra sociedad, pues todo invita a las excelencias de la normalidad y todo lo que la rompa nos incomoda, nos interpela y eso no nos gusta sobre todo cuando no sabemos que repuesta darle.

Ayer vi el primer joven con la Gracia de Dios ser cinturón negro de judo. Eso muchos lo verán como una necesidad de normalización, de integración de los discapacitados pero nos es así. La discapacitación es nuestra de no saber sentir con amor a personas que por parecer diferentes no son menos importantes en nuestras vidas. Que por parecer diferentes no son inferiores mas si un ejemplo de sencillez y naturalidad, que por parecer diferentes no se merecen nuestra piedad condescendiente pero sí nuestro amor genuino como lo son sus vidas.

Buscamos constantemente ejemplos a seguir, admiramos personas con logros deportivos, profesionales, artísticos pero tenemos el mejor ejemplo de una vida propia de la inocencia que todos deberíamos tener en los Agraciados de Dios y los encasillamos como discapacitados quitándoles la relevancia ejemplar que tienen en nuestra sociedad por no decir suciedad.

Los Agraciados de Dios son como un faro en medio de la mar embravecida y de todos los arrecifes que la rodean, invitando los barcos que son nuestras vidas a embarrancarse en ellos. Sí les prestáramos atención y siguiéramos muchos de sus ejemplos no acabaríamos como escollos abandonados por nuestra condición pecaminosa.

Cuando cruzo la mirada de una persona con la Gracia de Down mi corazón se conmueve del amor más puro que albergo en él. Su mirada es capaz de hacerme sentir la bondad que escondo en lo más recóndito de mi interior viendo reflejada la suya.

Cuando cruces la mirada de una persona con la Gracia de Down acuérdate que son tanto, o más, hijos de Dios que la mayoría que así califican. Son un recordatorio constante a nuestro espíritu de lo que Dios espera de sus hijos, la inocencia impoluta de sus almas. Esto será cuando nos reunamos con Él pero tenemos que acercarnos lo más posible a ello hasta que nos presentemos ante nuestro Padre.

6 Lavaré en inocencia mis manos, y así, Jehová, andaré alrededor de tu altar (Salmo 26:6)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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