LA CREACIÓN

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DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

lunes, 5 de septiembre de 2016

BALLENA AZUL O CAPIBARA

El animal más solitario de nuestro planeta tiene su color, la ballena azul y padece una de sus lacras más grande, la soledad.

La soledad no solo es un estado indeseado sino también un modo de vida de aquellos que han elegido protegerse del mundo a través de su renuncia a él.

Si bien la ballena azul no ha elegido su tono de voz único, de 52hz, que la hace inaudible a las otras ballenas, aislándola para siempre, el ser voluntariamente solitario, él, sí elije un lenguaje tanto verbal como corporal que difiere del de los demás, construyéndose un muro de indiferencia que, a cada día que pasa, lo aísla más de sus congéneres.

Estamos tan poco acostumbrados a sufrir que preferimos la anestesia lenta del aislamiento a la crudeza punzante de los sentimientos contrapuestos.

El mundo es cruel, indeseable, injusto, lo es tanto que no es nuestro mundo porque no nos corresponde ni en valores y en dolores. Lo rechazamos y la tentación de vivir separados de él crece con las horas, los días, los años que nos asedian.

Pero todo esto por muy real que pueda ser no justifica que queramos ser una ballena azul por elección, ella seguro no lo sería. Es más, estamos llamados a ser exactamente lo contrario, a ser como los capibaras de esta tierra, que son tan amigables que son un buen compañero para la mayoría de los animales que los conocen.

No por qué sino para qué. Para que seamos la luz y sal de este mundo. Para que seamos el hombro en el que apoyarse y la presencia en quien confiarse. Para que la alegría de nuestra esperanza puesta en Dios, los demás también la sientan viendo el testimonio de nuestras vidas

Por desgracia la ballena azul nunca podrá encontrar en su camino un capibara, pero nosotros sí podemos hacer que la soledad no se adueñe de aquellos que no la han elegido y también de aquellos que la buscan. Tanto unos como otros son víctimas de la insensatez de este mundo, de su voracidad emocional y de su crueldad sistémica.

Nos maravillamos de las incongruencias de la naturaleza cuando en realidad tendríamos que aprender sus lecciones para no repetir patrones erróneos. Somos capaces de estudiar la ballena azul y el capibara pero no de aprender de ellos.

Somos capaces de ser un animal racional sin ningún raciocinio, asocial y hedonista, nada nuevo bajo el sol. Pero también somos capaces de lo contrario, en nuestro corazón está la respuesta, en nuestro espíritu la motivación y en nuestro Señor la guía para conseguirlo. Amen


4 Mi corazón está herido y seco como la hierba, por lo cual me olvido de comer mi pan. 5 Por la voz de mi gemido mis huesos se han pegado a mi carne. 6 Soy semejante al pelícano del desierto; soy como el búho de las soledades; 7 Me desvelo y soy como un pájaro solitario sobre el tejado. 8 Cada día me deshonran mis enemigos. Los que se burlan de mí ya se han conjurado en mi contra. (Samos 102:4-8)

Otra vez Jesús les habló, diciendo: —Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. (Juan 8:12)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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