LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 4 de julio de 2019

EL HOMBRE DESLENGUADO

No hay mal que por lengua no empiece. (Anónimo)

La lengua es un órgano muscular que es capaz de moverse más rápido que nuestros pensamientos provocando estragos en los demás que a menudo lamentamos aunque sea demasiado tarde.

En una conversación acalorada la lengua es lo primero que se calienta y nos enseña tanto a nosotros mismos como a los demás lo más profundo de nuestras desvergüenzas.

La velocidad de nuestra lengua está directamente relacionada con nuestra aptitud a la sabiduría. Cuanto más lenta de reacción sea, más rápida será nuestra capacidad de aprender a ser sabios.

El que nunca a pecado de lengua es un mentiroso, primero consigo mismo y con toda seguridad con los demás.

La edad y la experiencia nos enseñan (no a todos) a callar cuando más queremos hablar. Porque hemos aprendido que el silencio habla más que mil palabras además de darnos la oportunidad de escuchar al otro.

Hoy en día confundimos, a menudo, un buen predicador con un gran parlanchín. Medimos sus capacidades en base al éxito que tiene de reunir a grandes muchedumbres. Grave error porque confundimos calidad y cantidad, No por ser muchos los llamados serán muchos los elegidos nos enseña Jesús.

El gran y verdadero orador no hace uso de su lengua para seducir sino de su buen ejemplo para enseñar. De esos hay muy pocos y no suelen estar en Youtube o Facebook o en grandes y multitudinarias concentraciones, no. Suelen estar cerca de cada cual a quién predican con amor y bondad, no con solemnidad inculpatoria.

Hay más hombres deslenguados que mudos y eso es una pena porque les iría bien una cura de silencio a esos tenores de la verborrea.

El silencio le da todo el sentido al sonido porque sin él no sabríamos que existe. Lo mismo pasa con el lenguaje, sin silencios, lo que decimos se transforma en una diatriba constante porque el respeto siempre pasa por escuchar a los demás y eso nunca sucede mientras hablamos.

Jesús, nuestro Maestro, tuvo en su vida grandes momentos de silencio que aprovechó para la oración y el recogimiento.

Cuando uno hace silencio no solo le da descanso a lengua, también le da la oportunidad a su mente de pensar sin presión. La meditación es oportunidad de oración para los creyentes y relajación para los incrédulos pero en los dos casos, descanso de la lengua.

Cuando los soldados van a la guerra se cargan de sus mejores y más mortíferas armas ignorando que la más dañina de todas es la lengua.

El hombre deslenguado es un necio que maltrata tanto a su lengua como a los demás. Por desgracia es una especie en fase de crecimiento letal.

Aprendamos de Jesús y de sus enseñanzas y pidámosle al Espíritu Santo que controle nuestra lengua porque nosotros no estamos a la altura para dominarla.

11 El hombre deslenguado no será firme en la tierra; El mal cazará al hombre injusto para derribarle. (Salmo 140:11)
Que Dios os bendiga, Alfons <><

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