Un día, una reflexión, un versículo: PRECIO

No todo lo que tiene precio es precioso como no todo lo grande es grandioso. El sabio es ahorrador de monedas y despendedor de esfuerzos, el necio su
contrario.

La diferencia entre lo que vale y lo que cuesta está en el precio, no el que pagamos mas sí en cómo lo pagamos, si con dinero o con nuestro propio esfuerzo, en ello reside el valor de las cosas.

El dinero no es fruto de nuestro esfuerzo es lo que nos dan por él. La cosecha sí es fruto del esfuerzo del labrador, tiene más significado para él que las monedas que le ponen precio.

El valor no tiene precio por ello puede costarte la vida.

Estamos tan acostumbrados a tratar con dinero que hemos perdido el sentido de la recompensa de nuestra labor por sus frutos y su discernimiento.

¿Qué precio pones a tu vida? No te equivoques en valorarla porque ni todo el oro del mundo será suficiente para pagar tu salvación.

Lo más importante en esta vida se paga con lo más humilde de nuestro corazón, el amor que Dios nos ha puesto en él.

Todo lo que uno se compra tiene precio, lo que uno se gana tiene recompensa.

El precio de nuestra vanidad no admite moneda de cambio.

Todos tenemos un precio, Jesús pagó el más alto por nosotros, le costó su vida en este mundo.

"19 ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 20 Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo
y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios." 1 Corintios 6:19-20

Que Dios os bendiga, Joves, Alfons

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