LA CREACIÓN

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jueves, 3 de mayo de 2012

Un día, una reflexión, un versículo: La última estación

Suele ser la última pausa de nuestra vida o bien el frío invierno que hiela nuestras almas pero sea cual sea, la última estación, es aquella parada en la que no podemos perder el tren de nuestra salvación.

La última estación está llena de pasajeros perdidos que nunca encontrarán el andén y de pasajeros alegres que con paz y gozo esperan que llegue su tren. Grulla de actividad, la gente se mezcla, se mira, se habla, se despide pero el destino de cada uno ya lo han decidido y cuando haya pasado el tren nada más será igual.

Nos pasamos la vida viajando, de emoción en emoción, de ciudades a países lejanos pero no nos preparamos para reconocer nuestra última estación, aquella de la nunca volveremos a este mundo.

Pasado el último tren la estación queda repleta de maletas y de riquezas de este mundo porque ese tren solo admite nuestra alma como bagaje. Erran vagabundos y desalmados, orgullosos y vanidosos por todos los pasillos. Seres que nunca verán el destino que también era para ellos pero del que decidieron no coger pasaje.

En la última estación solo quedan llantos y dolor porque todo lo bueno se fue con el último tren ¿Y tú te lo perderás?

“Porque en una hora han sido consumidas tantas riquezas. Y todo piloto, y todos los que viajan en naves, y marineros, y todos los que trabajan en el mar, se pararon lejos” Apocalipsis 18:17

http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/


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