LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 30 de junio de 2016

CONVICCIÓN

La convicción no es voluntad de reiteración, mas sí una reiteración de nuestra voluntad.

Mi convicción es tan firme como mi no convencimiento de ella (el hombre seguro de sí mismo).

Nuestros políticos han dejado de ser hombres de convicciones para ser hombres de paja del populismo público porque temen decir lo que piensan ya que tendrían que pensar lo que van a decir.

La convicción es una fuerza que nace de la fe por ello la que emana de los hombres es voluble y la que emana de Dios es inquebrantable.

Cuanto más afirmamos nuestra convicción más cerca estamos de perderla, porque la certeza no se asevera, se vive.

Los hombres de fe viven aceptando las dudas de sus convicciones, los demás prefieren no tener convicciones para evitar las dudas.

El que nunca se desdice de sus convicciones alardea de su empecinamiento para esconder su debilidad.

El que reconoce sus errores expone sus convicciones a escrutinio público para que mejoren y su fortaleza crezca.

Para convencer a los demás hay que estar profundamente convencido y para hacerlos dudar, también. Porque no convence aquel que quiere, mas sí aquel que su convicción lo habilita para ello.

La convicción engreída es ceguera que nos aboca al precipicio de nuestra vanidad.

La convicción humilde es sombra silenciosa que nos protege de la brillantez de nuestro orgullo.

30 Después de haber cantado el himno, salieron al Monte de los Olivos.31 Entonces Jesús les dijo:
—Todos vosotros os escandalizaréis de mí esta noche, pues escrito está: “Heriré al pastor y las ovejas del rebaño serán dispersadas.” 32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
33 Respondiendo Pedro, le dijo:
—Aunque todos se escandalicen de ti, yo nunca me escandalizaré.
34 Jesús le dijo:
—De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás tres veces.
35 Pedro le dijo:
—Aunque tenga que morir contigo, no te negaré.
Y todos los discípulos dijeron lo mismo. (Mateo:26:30-35)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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miércoles, 29 de junio de 2016

LA TORMENTA PERFECTA

Maestro y alumno paseaban por los jardines de la curiosidad cuando viendo una mariposa el alumno preguntó:

- Maestro, ¿cómo definirías nuestra vida en este mundo?

- Una tormenta perfecta

- ¿Una tormenta perfecta? No se me hubiera acudido maestro, ¿qué te hace decir eso tan radical?

- La tormenta perfecta, se ve venir, se anuncia, se espera pero no hay nada que te la haga evitar porque es nuestra voluntad entrar en ella. ¿Cómo ves el mundo de hoy joven?

- Pues que vamos de mal en peor

- ¿Crees que no sabemos lo que tendríamos que hacer?

- Maestro creo que el hombre sabe pero no quiere hacer aquello que debería

- Tú lo has dicho joven, la ceguera del hombre es voluntaria. Su venda se llama codicia, egoísmo, desobediencia, etc… Se llama pecado ¿Crees que es difícil, complicado, imposible hacer lo que se debería?

- Creo que no maestro pero su concupiscencia es más fuerte que su bondad, su amor a sí mismo, muy superior al de los demás.

- Una vez más, tú lo has dicho joven. Amar al prójimo como a sí mismo sería un buen comenzar, pero ¿Asustan al hombre las consecuencias de sus actos?

- No maestro porque si así fuere enmendaría su actitud, o por lo menos lo intentaría.

- Joven, no puedes pedirle a la zarza que dé buena fruta, ni a la tierra desértica que dé buena siembra. Hay que desmalezar para sembrar y recoger buen fruto. Hay que regar abundantemente para enriquecer la tierra y poder recoger buenas cosechas.

- ¿Entonces usted me está diciendo que es el hombre quien ha entrado en la tormenta y no la tormenta que se le ha echado encima maestro?

- Eso es lo terrible de la tormenta perfecta, te atrae y te invita a caer en sus garras. Crees que la dominaras como crees que dominaras tu vida. Crees que la embarcación que capitaneas está a prueba de oleajes como crees que tu corazón está prueba de pecado. Crees que es solo un mal momento y que pronto amainará como crees que las consecuencias de tus actos se olvidarán con el paso del tiempo. Pero tendremos que dar cuenta de todo aquello en lo que hemos obrado ante la justicia divina

- ¿Y los que niegan a Dios, maestro?

- Niegan su propia tormenta perfecta y eso será su perdición

- ¿Y los que siguen a Jesús, maestro?

- En la arca de Noé de sus vidas están, capeando la tormenta perfecta. Seguros de llegar a buen puerto donde les espera Jesús con los brazos tendidos

- Maestro, ¿tú crees que esta mariposa podría sobrevivir a la tormenta perfecta?

- Mejor que tú y yo

- ¿Pero cómo, maestro?, si es pequeña, ligera e indefensa

- Sí pero es criatura inocente de Dios, no de los hombres.

Joven la tormenta perfecta es, para los hijos de Dios, la antesala de la promesa de nuestro Señor y salvador. Y para los incrédulos el prolegómeno de la desaparición de Dios en sus almas para siempre.

La tormenta perfecta es la lucha constante entre el bien y el mal que obra en nuestro corazón, en nuestro espíritu, en nuestra alma.

Obviarla solo hará que nos engulla para siempre.

Maestro y alumno continuaron su paseo cuando, de repente, tronó y unos nubarrones negros y densos se advirtieron en el horizonte. Ambos tuvieron una sonrisa que se transformó en risa antes de dar media vuelta y ponerse a buen recaudo.

14 Sabemos que la Ley es espiritual; pero yo soy carnal, vendido al pecado. 15 Lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que detesto, eso hago. 16 Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la Ley es buena. 17 De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que está en mí. 18 Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien, porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo. 19 No hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20 Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que está en mí. (Romanos 7:14-20)

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martes, 28 de junio de 2016

LA MANO DEL HOMBRE

El colmo del panadero, y más del político es: lavarse las manos cuanto antes para que no se las pillen en la masa. (Anónimo)

Hoy en día las manos del hombre son tan poco de fiar que ya no las ponemos en el fuego por nadie, seguro que nos las queman.

En la sociedad de hoy en día hay muchos dioses hechos de manos de hombre, tan quebrantables como sus autores.

Para los hombres es más fácil llegar a las manos que trabajar mano a mano, no sea que uno se adelante a otro.

Hay mucho dolor alimentado por la mano del hombre que perdura hasta angustiar nuestras almas.

Hay poca mano tendida y mucha mano escondida en el corazón humano negando las enseñanzas de Jesús.

El hombre siempre espera que Dios le tienda la mano sin percatarse que es él quien no busca a Dios.

Mejor no des la mano, no vaya a ser que te cojan el brazo, piensa el codicioso. El bondadoso alarga su brazo con la mano tendida sin más ni mal que pensar.

28 Allí serviréis a dioses hechos por manos de hombres, de madera y piedra, que no ven ni oyen ni comen ni huelen. 29 Pero si desde allí buscas a Jehová, tu Dios, lo hallarás, si lo buscas de todo tu corazón y de toda tu alma. (Deuteronomio 4:28-29)
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lunes, 27 de junio de 2016

DISCULPAS

Quien exige disculpas para perdonar se condena a sí mismo antes que su deudor.

Hoy en día disculparse es tan normal como excusarse porque se ha transformado en un formulismo obviando su esencia penitente.

La verdadera disculpa genera arrepentimiento, la falsa, se condena por la perfidia de sus intenciones.

Es mucho más difícil disculpar que disculparse como es mucho más difícil amar que amarse.

La verdadera disculpa se expresa por el comportamiento caritativo, tanto de aquel que la profiere como de aquel que la recibe.

Allá donde la verborrea secular suministra disculpa fácil como protocolo de convivialidad, la humildad cristiana la transforma en acto de contrición sincero.

Quien se disculpa por un sí y por un no se condena por su no y por su sí.

La conciencia sincera impide que la disculpa sea un formulismo, el problema es que carecemos de ella con suma facilidad. La conciencia hipócrita todo lo disculpa.

Solo Dios escudriña nuestros corazones y nuestras mentes descubriendo la genuinidad de nuestros pensamientos más allá de nuestra propia voluntad. Por ello es mejor no disculparse falazmente, porque todas las ofensas son siempre contra Dios, en primera instancia, y su justicia escruta constantemente nuestras almas.

14 »Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (Mateo 6:14-15)
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jueves, 23 de junio de 2016

DESOBEDIENCIA

La desobediencia es pecado de soberbia cuando la destinamos a nuestro Padre y virtud de humildad cuando nos doblegan los hombres.

Hay que saber elegir tus sumisiones y tus rebeldías porque de ellas serás rehén toda tu vida.

Cuando la desobediencia expresa un acto de rebelión es porque la injusticia impera sobre la justicia, de los hombres claro está.

Cuando solo te queda la mente para resistir el envite, desobedecer es lo más fácil pero no por ello lo más

El ser humano se define más por sus obediencias que por sus desobediencias, más por sus compromisos que por sus trasgresiones porque lo primero te obliga a ser y lo segundo es a lo que tú te obligas.

La obediencia de un niño se considera buena educación, la de un adulto servilismo, la diferencia entre las dos es la desaparición por completo de nuestra ingenuidad.

La obediencia cuestionable es como la creencia sin fe, apariencia sin esencia.

El pecado es fruto de la desobediencia, y siempre ante todo a Dios.

Nuestra condena empezó por la desobediencia por lo que nuestra salvación comienza por la obediencia. Lo que Adán deshizo Jesús lo restauró.

Así como por la desobediencia de un hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos.(Romanos 5:19)
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martes, 21 de junio de 2016

EQUIVOCARSE

Es bueno, sano y natural equivocarse y el que diga lo contrario se equivoca de mala manera (Anónimo).

La equivocación es una oportunidad para los humildes y una vergüenza para los orgullosos que sembramos en nuestro camino. Crece, florece y se marchita a cada decisión que tomamos. A veces la segamos, a veces la abonamos pero su presencia es constante en cada paso de nuestra vida.

Cuando tomas una cosa por otra, te equivocas, incluso si la devuelves.

La experiencia es una mochila repleta de equivocaciones enriquecedoras.

Todos caemos en nuestros desaciertos y nos levantamos en nuestros aciertos. Ambos son parte de nuestro peregrinaje en esta vida. No importa las veces que tropecemos siempre y cuando sepamos erguirnos de nuevo para continuar hacia la salvación.

El que se equivoca acierta su desatino y eso es lo único irrefutable que puede clamar.

El que se lava las manos para no equivocarse erra en su forma y en su fondo aquello que pretendía evitar, haciendo que esta no decisión sea su primer error.

Un hombre se define, no por sus aciertos, mas sí por su capacidad en aceptar, enmendar y aprender de sus desaciertos.

La boca del necio se equivoca gratuitamente, la del sabio paga con precio de humildad sus desatinos.

Solo las verdades absolutas no admiten equivocación y en este mundo solo hay una: Dios

Tú, yo, los que fueron, los que son y los que serán, todos tenemos la libertad de equivocarnos y la obligación de aceptarlo.

El pecado no es una equivocación, es una realidad de nuestra condición humana.

Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: —Inocente soy yo de la sangre de este justo. Allá vosotros. (Mateo 27:24)

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lunes, 20 de junio de 2016

RESILIENCIA

Maestro y alumno paseaban por el jardín de la enseñanza cuando el alumno preguntó:

- Maestro, ¿qué significa resiliencia?

El Maestro esbozó una ligera sonrisa y dejó que unos segundos de silencio prepararan su respuesta.

- ¿Qué pasa cuando un gato se cae de una silla, de un árbol o de una terraza.

- Pues, que se cae siempre sobre sus cuatro patas. – Le contesto el alumno orgulloso de su conocimiento.

- ¿Qué hace el oso cuando llegan los grandes fríos del invierno que le impiden estar a intemperie?

- Inverna en su cueva hasta la primavera

- Y ¿Qué pasa cuando a un lagarto te cede su cola, evitando que lo puedas atrapar?

- Que le vuelve a crecer.

- ¿Qué le pasó a Nelson Mandela?

- Bueno, creo que después de ser encarcelado mucho tiempo acabo siendo presidente de su país.

- Así es y ¿qué crees que tienen en común todos estos ejemplos?

El alumno se quedó pensativo, con ganas de contestar pero con una mente confusa. Intuía que había un nexo entre todos los casos, casi lo tocaba con su mente pero no alcanzaba a definirlo. Se atrevió:

- ¿Que todos acaban bien?

- También pero ¿Por qué acaban bien?

- No lo sé maestro.

- Pues en todos estos ejemplos el protagonista a desarrollado la capacidad de resistir adaptándose para, al final, salir exitoso de la prueba. Para disfrutar hay que saber sufrir y un buen ejemplo de resiliencia es el nacimiento de un bebe que pasa del confort y protección del vientre de su madre a tener que desplegar sus pulmones de un golpe para respirar y sobrevivir en el mundo exterior. Lo escenifica con sus llantos que, una vez pasado el tiempo de adaptación, se transformaran en una sonrisa hacia su madre.

- Entonces, maestro, es el saber resistir.

- ¿Quién crees que sobrevivirá a un torrente embravecido que crece furiosamente y arrastra todo a su paso, el hombre que resiste abrazado a la base de un árbol o aquel que busca el punto más álgido aunque sea más frágil?

- El segundo maestro porque el primero se cansará y el rio embravecido se lo tragará.

- Tú lo has dicho joven porque resistiendo sin capacidad de adaptación, en la mayoría de los casos, lo que estás haciendo es diferir y/o aumentar el sufrimiento hasta consumir lo inevitable. La adaptación, manteniendo tus constantes físicas, morales y espirituales, te permite resistir con propósito y, cuando toque, triunfar de las adversidades que se transformaran en oportunidades.

- Ahora entiendo maestro.

- ¿Cuál es el ejemplo perfecto de resiliencia, joven?

El alumno se sorprendió porque no se esperaba esta pregunta. Se quedó pensativo no sabiendo responder. El maestro, tras unos segundos interminables prosiguió:

- Jesús, quien aguantó, resistió y venció el desafío de la maldad de los hombres sacrificándose por nosotros. En lugar de ceder a la tentación y hacer uso de sus atributos divinos se adaptó a las exigencias de la situación y supo conseguir su propósito final: nuestra salvación. Haciendo que aquello que parecía un trágico final fuera el principio de la esperanza de todo su pueblo. Salió triunfante de la prueba del mal, obediente al Padre para cumplimiento de su promesa.

Ambos continuaron su paseo dejando el sol descansar paso a paso de una jornada cumplida.

No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar. (1 Corintios 10:13)

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viernes, 17 de junio de 2016

VENGANZA

La venganza es un placer prohibido para el ser humano porque se alimenta de su pecado.

En la vida del mundo se ha demostrado que allá donde la venganza ha suplantado al perdón perdura para siempre el dolor y la maldad.

La venganza es una satisfacción impropia de un agravio recibido. Es un castigo, sí, pero más hacia sí mismo que hacia los demás.

Cuando el dolor alimenta nuestro deseo de venganza es porque no contamos con Jesús, de lo contrario sabríamos que suya, y únicamente suya, es la venganza. Lo nuestro es revancha, la que nos hace entrar en un espiral hacia el vacío espiritual.

La venganza del hombre es devolver mal por mal, la de Dios es de castigar el mal para bien.

Frente al sufrimiento, la bondad del hombre suele ser inversamente proporcional a su deseo de venganza.

Solo en espíritu de amargura puede prosperar la venganza.

No hay mayor tranquilidad que la de ver la reparación de nuestros sufrimientos en manos de nuestro Señor Jesús porque allá donde el hombre es incapaz de justicia, Él la imparte inequívocamente.

El que se atreve a tomar la venganza por su cuenta se expone a ser juzgado por ella sin abogado defensor.

Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza, yo daré el pago» —dice el Señor—. Y otra vez: «El Señor juzgará a su pueblo.» (Hebreos 10:30)

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jueves, 16 de junio de 2016

CONCIENCIA

¿Es la conciencia un estado de conocimiento o un conocimiento sin estado? (Anónimo)

Los hombres han limitado la conciencia a su acepción moral cuando es la clave de toda vida espiritual porque nos hace conscientes del pecado que mora en nosotros.

Sin conciencia no hay vida para el alma porque de ella se nutre.

La conciencia es el primer abogado defensor y acusador que obra en nuestra mente: Su señoría actúa siempre sin autorización previa.

El peso de nuestra conciencia puede hundirnos en el abismo de nuestra condición.

La mala conciencia nos invita a actuar, la buena nos permite descansar.

Todos tenemos conciencia, mala y buena. Reina en nuestra mente, como el mal y el bien en nuestro corazón, como el pecado y el arrepentimiento en nuestro espíritu.

Solo hay un camino para liberarse de su mala conciencia, aceptarla y enmendarla. Negándola le añadimos peso a su carga hasta que nos aplasta.

Si la conciencia es el hecho diferencial entre el animal y el ser humano, ¿Por qué hay tantos hombres que se comportan como animales?

El Espíritu obra en nuestras conciencias para que actuemos conforme al propósito de nuestro Padre, siguiendo los pasos de Jesús.

La buena conciencia es la luz que ilumina nuestro sentido del buen hacer, porque si bien somos pecadores también somos, mediante nuestra fe, hacedores de buenas obras para glorificar a nuestro Padre.

Bendeciré a Jehová que me aconseja; aun en las noches me enseña mi conciencia.(Salmos 16:7)

14 Cuando los gentiles que no tienen la Ley hacen por naturaleza lo que es de la Ley, estos, aunque no tengan la Ley, son ley para sí mismos, 15 mostrando la obra de la Ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia y acusándolos o defendiéndolos sus razonamientos 16 en el día en que Dios juzgará por medio de Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio. (Romanos 2:14-16)


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miércoles, 15 de junio de 2016

PROPÓSITO

En nuestra vida tenemos que decidir qué testimonio queremos vivir y dar, porque cuando nos vayamos será demasiado tarde. Esta es la única libertad que nos está permitida: elegir nuestro propósito.

Se cuenta de un hombre ambicioso, inteligente, capaz, brillante que hizo de su carrera su único propósito para lograr el éxito tan ansiado. Para ello trabajó duro, escrutó todas las posibilidades que le permitirían conseguir su objetivo y las ejecutó todas. Era cirujano plástico y su negocio iba viento en popa, tanto que ricos y famosos venían del mundo entero para ser tratados por él. Solo trataba a la creme de la creme.

En la otra punta de la ciudad, en las afueras, en el barrio más pobre vivía una mujer que, si bien era inteligente, capaz, brillante, y más, había abandonado todo lo que se le ofrecía para dedicarse a los demás. Era médico, montó una clínica para los desfavorecidos y dedicaba todos sus recursos a ayudar a quién lo necesitaba. Creó una pequeña organización de voluntarios que rondaban todos los barrios marginales y recogían aquellos que necesitaban ayuda médica y los llevaban a la clínica para ser tratados. De tal forma que el rumor se extendió más allá de ciudad y venía gente humilde de toda la región para recibir un poco de atención y consuelo.

Una mañana soleada y calorosa fue testigo de un acontecimiento trágico. Dos coches, en un cruce de calles, chocaron con tanta mala suerte que los dos ocupantes murieron en el acto. Eran el cirujano y la doctora.

En sus últimos instantes, antes de que se les apagaran los ojos en este mundo, ambos tuvieron la oportunidad de repasar su vida y de vislumbrar aquello que dejaban como herencia.

El cirujano mirando hacia atrás vio toda su obra. De él y con él todo empezó, su imperio se creó, y todas sus acciones habían conseguido su objetivo de fama y riquezas. Recordó famosos, ricos y apoderados que habían sido tratados con éxito. Pero cuando miró hacia delante no vio nada más que vacío y la nada. Desconcertado intentó comprender lo que pasaba pero no alcanzó nada más que verse a sí mismo muerto en el suelo de una calle de la ciudad. Por primera y última vez tuvo miedo y la angustia fue su compañera en sus últimos instantes.

La doctora mirando hacia atrás reconoció todos aquellos que habían compartido con ella su propósito final. Recordó el primer día de la clínica y su primer paciente, un niño con el labio partido. Era todo aquello por lo que ella y sus compañeros querían luchar, devolver la sonrisa a un niño. Cuando miró hacia delante su cara se iluminó con una sonrisa radiosa porque vio la obra de su vida prosperar a través de todos aquellos que fueron sus amigos y compañeros. Pero además vio una puerta enorme, entreabierta, de la que irradiaba una luz preciosa, una luz que la invitaba a entrar. Ella sabía lo que era porque toda su vida le acompañó este deseo de acercarse al Señor. No tenía miedo, más sí plenitud, no tenía angustias, más si una paz gozosa que no la abandonó nunca más.

Cuando llegaron los primeros auxilios y constataron la muerte de los dos conductores, se sorprendieron por la expresión en la cara de ambos cadáveres. La del cirujano era de amargura y dolor, la de la doctora era de dulzura y paz.

Han pasado cuarenta años y nadie se acuerda ni del cirujano ni de los ricos y famosos de su época, todos han caído en el fruto de su vida: el olvido. La doctora, ella, vive en todas las historias que perduran en la clínica que sigue su obra. Es un ejemplo de escuela que se estudia en la universidad porque, gracias a ella, un nuevo modelo sanitario ha emergido y prosperado.

Dios tiene un propósito para nosotros, ¿y nosotros lo tenemos para con Él?

8 A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las insondables riquezas de Cristo, 9 y de aclarar a todos cuál sea el plan del misterio escondido desde los siglos en Dios, el creador de todas las cosas, 10 para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, 11 conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús, nuestro Señor, 12 en quien tenemos seguridad y acceso con confianza por medio de la fe en él. 13 Por eso, pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria. (Efesios 3:8-13)

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martes, 14 de junio de 2016

DESANIMO

El desánimo es como un muro delante de nuestro corazón que nos impide ver la esperanza que hay detrás de cada prueba.

Hay días que uno siente que sería mejor no levantarse y evitar así enfrentarse a una realidad destructora.

Cuando nos cuesta más respirar que dar un paso, cuando el sol no aparece y las risas ajenas nos agreden, cuando el vaso está siempre medio o completamente vacío, cuando no hay más para soñar, para esperar, para desear, nos rendimos al desánimo.

Ignorar la mano tendida de Jesús abre la puerta a nuestro desánimo.

Cuando uno no puede aguantar su alma por el peso de su carga se abandona al desánimo.

El desánimo es un contrincante mentiroso porque pretende convencernos de que no hay esperanza cuando más la necesitamos.

El desánimo es asesino de almas pero el amor de Jesús las resucita para salvación.

Solo a aquel que padece desánimo le sobra el tiempo porque hace que persista su infortunio.

Euforia y desánimo son las dos caras de una misma moneda, la que nos permite pagar los excesos de nuestra alma.

Tú enseñabas a muchos y fortalecías las manos debilitadas; 4 con tus palabras sostenías al que tropezaba y afirmabas las rodillas que decaían. 5 Mas ahora te desalientas al venir el mal sobre ti; al alcanzarte, te conturbas. 6 ¿No has puesto tu confianza en temer a Dios? ¿No has puesto tu esperanza en la integridad de tus caminos? (Job 4:3-6)

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lunes, 13 de junio de 2016

OBEDIENCIA, DESOBEDIENCIA

Hoy en día solo los perros obedecen mientras los hombres se rebelan.

Obedecer es entregarnos, desobedecer apropiarnos indebidamente. ¿De qué? De nuestro ego.

Se le atribuyen muchas intenciones a Adán y Eva en el pecado original pero todas se resumen en una sola palabra: desobediencia.

Se le atribuyen muchas virtudes a Jesús en su paso por la tierra pero todas se resumen en una sola palabra: obediencia.

La obediencia destapa nuestra genuinidad espiritual para revelarla al mundo, la desobediencia amaga nuestras vergüenzas pecaminosas para poder ser del mundo.

Para unos la obediencia es un acto de devoción y la desobediencia de traición. Para otros la obediencia es un rasgo de debilidad y la desobediencia una prueba de carácter. Esta suele ser la diferencia entre un cristiano y un incrédulo, mientras el primero descansa en Dios, el segundo se cansa en sí mismo.

Cuando se trata de nuestra alma hay quien exige entender para obedecer mientras hay a quien sabe que para entender, primero hay que obedecer.

La obediencia nos acerca a Dios mientras la desobediencia nos acerca al mundo.

Así como por la desobediencia de un hombre muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos. (Romanos 5:19)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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jueves, 9 de junio de 2016

EMPATÍA

La bondad es una puerta pesada y difícil de abrir en nuestros corazones. Exige una llave maestra, la empatía.

La empatía es una virtud que no cuesta nada pero que vale mucho, como todo lo sencillo que acaba siendo muy complicado.

¿Cómo puede ser la empatía la capacidad de identificarse con alguien cuando somos incapaces de identificarnos a nosotros mismos?

El hombre se gusta en sentimientos superiores transformando la empatía en piedad altiva. Desvirtuando una forma de amor que exige abnegación y no denegación.

Si no somos capaces de empatía no somos merecedores de consuelo, para qué recibir aquello que nos negamos ofrecer.

La empatía nos obliga a hacer abstracción de nuestro ego para fijarnos y tratar de entender el de los demás compartiendo sus miserias.

El amor, la paciencia, la atención, la humildad son ingredientes imprescindibles para expresar empatía ajena.

La empatía es una manifestación intuitiva de los sentimientos caritativos, por ello se confunde tanto con la apatía, porque nuestro yo es vago y poco proclive a amor sin retribución.

Hay quienes confunden empatía con alago porque eligen el placer en lugar del dolor como terreno abonado para expresar su solidaridad.

Allá donde hay alguien sufriendo está la posibilidad de compartir el peso de su dolor. No siempre está a la vista y por ello debemos estar constantemente con el corazón alerta.

Cuando la empatía no va más lejos de lo mental y material estamos en terreno abonado del humanismo, cuando nos exige profundizar en lo espiritual llegamos a Cristo.

Si miras a tu alrededor veras un campo sembrado del almas perdidas que gritan desconsoladamente sus miserias a la espera de que alguien las escuche. Imitar a Jesús es, en este caso, escucharles, empatizar con ellas y darles esperanza con el testimonio de nuestro camino de salvación. No es la forma más vistosa de evangelización pero, sin lugar a duda, es la más profunda.

37 Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Mateo 22:37-39

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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miércoles, 8 de junio de 2016

HOSPITALIDAD

En un lugar muy lejano vivía una familia con sus dos hijos que era muy feliz, pues estando alejados de la civilización no recibían ni sus tentaciones ni sus obligaciones pero gozaban de una vida en plena naturaleza salvaje.

No tenían electricidad por lo que no conocían la tele, la radio, el teléfono etc… Iban todos juntos una vez al mes al pueblo más cercano que estaba a cuatro días de carro para hacer trueque de lo imprescindible.

Los niños tenían7 y 10 años y su madre los educaba según sus propios principios y creencias. Eran todo alegría, parecían seres de otro mundo pues jugaban con palos y hojas y dedicaban gran parte de su tiempo a la lectura. Habían aprendido a satisfacerse de lo mínimo sacándole máximo provecho.

De vez en cuando se perdía por sus aledaños algún excursionista o mejor dicho explorador porque estas tierras eran, en su gran mayoría vírgenes. Rodeado de altas montañas, el valle estaba protegido de la curiosidad ajena. Solo tras semanas de escalada se podía vislumbrar lo que escondía la dureza escarpada de las paredes rocosas, tal los muros de un fortín. Solo existía un camino que permitía el paso del carro y como precisaba adentrarse en una cueva para sortear parte de las montañas nadie, salvo la familia lo conocía. Y cuando un foráneo se presentaba, se le daba bebida y comida de aquello que tocaba aquel día y una cama de paja, como las suyas, para pasar la noche y le invitaban a compartir unos momentos de convivialidad en una velada alrededor de un fuego hogareño. El viajero no solo recargaba fuerzas, también ánimos.

Un día se presentó un hombre, que iba con lo mínimo, sin mochila, ni gps, ni radio y menos teléfono. Parecía en buena salud pero no mostraba ninguna señal de preparación para estar en estos parajes. Curiosamente no pidió ni agua ni comida más sí conocer a toda la familia junta. La petición, por su curiosidad cogió desprevenido al padre y en lugar de preguntar el por qué, llamó a todos. De pronto delante del porche estaban los cuatro ermitaños frente al forastero.

- Sabéis, como vosotros, he sido peregrino en este mundo sin ser de este mundo.

La curiosidad invadió a los cuatro miembros de la familia. ¿Qué quería decir con esto? Continuó el forastero su discurso.

- No por aislarse esta uno solo ni por cerrar los ojos deja uno de ver o ser visto. Dando lo imprescindible a aquel que os visita le dais todo lo que necesita y eso es una virtud que os honra. Mas no he venido a buscar sustento material, sino para deciros que se acerca el momento en el que yo os acogeré a mi lado. Habéis sido refugio para el que se pierde, alivio para el que padece, sustento para el que esta hambriento, agua fresca para el que está sediento y se pierde en estas montañas ahora llega la hora en la que vosotros descansaréis en mí.

La familia no entendía nada, estaban anonadados y captivados por el halo que emanaba de aquel hombre sentado delante de ellos. El padre preguntó:

- ¿Quién eres?

- Yo soy el que soy.

Curiosamente esta respuesta que habría desconcertado a la mayoría de seres de este mundo: los eruditos, los científicos, los sabelotodo, los no quiero saber nada, los ricos, los pobres, todos aquellos que se pasan el tiempo pensando en lo que han de pensar olvidándose de sentir lo que deberían sentir, hubieran retado esta respuesta. ¿Quién se puede atrever a contestar tal incongruencia?

La diferencia es que esta familia estaba acostumbrada a escuchar con el corazón y no con la razón por lo que esta respuesta les lleno el alma. Continuó el desconocido.

- Os llevaré al valle de la vida eterna en el que viviréis para siempre en la gloria de mi Padre.

Estas palabras sin sentido aparente estaban llenas de significado para la familia. Sin saber ni el por qué, ni el para qué de todo esto, lo percibían como un mensaje tremendo de esperanza.

El desconocido se acercó a cada uno de ellos y se fundió en un abrazo fraternal. Luego con una sonrisa preciosa se despidió y desapareció entre los bosques lindantes.

Semanas después el mundo estuvo en estado de shock cuando se anunció el primer ensayo nuclear terrestre de una nueva potencia emergente. Se produjo en un lugar remoto rodeado de montañas donde nunca más se perderían ni exploradores ni excursionistas.

Nadie se preocupó de aquella familia porque para el mundo no era relevante pero para Dios sí.

No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles. (Hebreos 13:2)

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martes, 7 de junio de 2016

LA MUERTE

Se han dicho tantas cosas sobre la muerte que se me hace eterna. (Anónimo).

Sin la muerte, la vida no tendría valor porque solo atesoramos aquello que podemos perder.

Lo único seguro, a nuestro nacimiento, es que moriremos, ¿sórdido? No, seguro.

Para el hombre, ser finito, sin muerte no hay eternidad.

Unos la desean, otros la temen pero esta dama de negro, que nos acecha desde el día que nacimos, nos recuerda constantemente nuestra condición humana.

El mundo dice: para morir hay que vivir, y los cristianos: para vivir hay que morir.

Paradoja existencial: si la vida siempre muere es porque la muerte siempre vive.

En este mundo todo tiene precio. La muerte fue y sigue siendo el precio a pagar por nuestros pecados.

La muerte es el signo diferencial entre finito e infinito, aunque nos empeñemos en querer demostrar, inútilmente, lo contrario.

Es curioso que digamos “por ti moriría” a la persona a quien más queremos y con quien nos gustaría vivir toda la vida. El sacrificio, a menudo, no está en inmolarse por el otro sino en amarlo más que a nosotros mismos.

En este mundo nadie está preparado para morir, si no ha conocido al Señor.

Cuando la muerte nos arrebata aquellos que más queremos nos sentimos huérfanos y desdichados. La vida que se ha perdido nos hace perder el sentido de nuestra vida por causa del dolor. Es cuando Jesús está más cerca de nosotros, cuando más lo necesitamos y no siempre cuando más buscamos su consuelo.

La muerte es la señal inequívoca que hace que nuestro Dios sea el UNICO, porque solo ÉL se sacrificó haciéndose hombre y murió para nuestra salvación. Eso lo hace más cercano y ejemplar.

Algunos creen que matando al criminal se hace justicia, muerto el perro muerto la rabia, se dice. No son conscientes, o no quieren serlo, de que la rabia no la creó el perro.

Si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia. (Romanos 5:17)

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lunes, 6 de junio de 2016

POSEER

Poseer es mucho más que tener algo en nuestro poder, poseer es ser conscientes de aquello que obra en nuestro poder.

El hombre no posee nada que no sea de Dios salvo su insensatez por eso es más fácil ser poseído que tener posesiones.

A menudo poseemos y queremos más de lo que podemos abarcar, inconscientes del cargo que eso representa.

Ni el polvo en el que nos transformamos cuando morimos nos llevaremos con nosotros, ¿Por qué tanto esfuerzo en poseer para tan necio tributo?

Es más difícil ser rico que ser pobre porque es más fácil perder que ganar, obviedad obviada por el mundo para su condena..

El sabio sabe que cuanto más ligero de equipaje vaya, menos cansancio en su camino hacia la salvación sufrirá.

Lo más precioso que el hombre puede poseer a lo largo de su vida ya lo tiene en sí pero a menudo lo ignora, lo amordaza o lo marchita: su corazón.

Estamos tan despojados de cualidades que solo por gracia somos salvos. El que entiende esto es porque ha discernido la diferencia entre poseer y albergar porque la gracia no se posee, se recibe y se hospeda en nosotros como tesoro inmerecido.

De joven quería ser rico y poseer muchas cosas, muchos lo llaman ambición. Con el peso y el paso de la vida me he dado cuenta que lo único de valor que poseo en este mundo es la consciencia y el privilegio de conocer a Dios.

9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo:
¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has rodeado de tu protección, a él y a su casa y a todo lo que tiene? El trabajo de sus manos has bendecido, y por eso sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que posee, y verás si no blasfema contra ti en tu propia presencia. (Job 1:9-11)

20 El joven le dijo:
—Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?
21 Jesús le dijo:
—Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
22 Al oír el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. (Mateo 19:20-22)


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viernes, 3 de junio de 2016

EL ECLIPSE DE DIOS

Maestro y alumno paseaban por los jardines de la enseñanza cuando de repente el sol empezó a perder su esplendor manchándose poco a poco de un topo negro que acabó suplantando al astro.

- Maestro esto es un eclipse, ¿no?

- Sí, un eclipse de Sol

- ¿De sol? Le preguntó el alumno con curiosidad

- Sí, se produce cuando la luna se interpone entre el sol y la tierra

- Es impresionante ver cómo puede desaparecer la majestuosidad del astro supremo. Tenemos suerte de poder verlo, hoy no hay nubes. El eclipse es un fenómeno único maestro!!!

- No creas, hay muchos más de lo que te puedes imaginar.

- ¿De verdad?

- En nuestras vidas hay muchos momentos en los que nuestras convicciones, nuestros sueños, nuestras esperanzas, nuestra fe se desvanecen detrás de nuestras dudas, nuestras pesadillas, nuestro desespero, nuestra incredulidad. ¿O es que nunca te ha pasado?

- A mí sí maestro, pero soy joven, es normal pero usted seguro que no.

- ¿Qué no? Lo único seguro en nuestros pensamientos es que nada es seguro, todo está en la balanza de nuestro camino.

- ¿Usted también ha tenido eclipses en su vida?

- Y los seguiré teniendo, y tú también joven, los tendrás a lo largo de toda tu vida.

- Pero por ejemplo la fe, maestro, no le he visto nunca dudar, ni tener el más mínimo titubeo sobre sus convicciones.

- Que no las veas no quiere decir que no existan. El hombre tiene constantemente tentaciones, oportunidades, invitaciones a dejarse seducir por el mundo y darle la espalda a Dios. A veces es sibilino, apenas perceptible y cuando esto pasa, que pasa, en nuestro espíritu se produce un eclipse de Dios. Pero sabes joven si es un eclipse verdadero, Dios, como el sol, volverá a resplandecer en nuestras vidas porque Él nos eligió a nosotros antes que nosotros a Él.

- Entiendo maestro. Pensaba que con su experiencia usted estaba por encima de estas dudas.

- Cuanto mayor te haces, joven, más te das cuenta de que somos débiles y que nuestro espíritu necesita alimentarse constantemente de Dios. Si dejamos, tan solo una mota de duda penetrar nuestro espíritu la eclipse puede ser eterna. La mejor forma de ser fuerte es aceptando nuestras debilidades y qué duda cabe que las del ser humano son garrafales.

No dejes nunca que las nubes de tu vida te impidan ser consciente de los eclipses que en ella se producen.

- Bien maestro, creo que cuando sea mayor me acordaré de esta conversación, y cada vez que vea una eclipse pensaré en las mías.

- Hazlo joven para evitar andar a ciegas en el camino de santidad.

Ambos continuaron su paseo cuando el eclipse había acabado y el sol resplandecía como si nunca hubiera pasado nada.

6 Un día vinieron a presentarse delante de Jehová los hijos de Dios, entre los cuales vino también Satanás. 7 Y dijo Jehová a Satanás: ¿De dónde vienes? Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: De rodear la tierra y de andar por ella. 8 Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal? 9 Respondiendo Satanás a Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde? 10 ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y a todo lo que tiene? Al trabajo de sus manos has dado bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la tierra. 11 Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia. 12 Dijo Jehová a Satanás: He aquí, todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él. Y salió Satanás de delante de Jehová. (Job 1:6-12)


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jueves, 2 de junio de 2016

EL HOMBRE ENSIMISMADO

El hombre ensimismado está demasiado absorto consigo mismo para ver a los demás.

En la sociedad actual todo nos lleva a la egolatría de nuestro cuerpo, de nuestra mente para que nos cuidemos y nos perfeccionemos abstrayéndonos de la realidad que nos rodea y embobándonos en nuestro yo.

La fe sin obras ensimisma a sus protagonistas, la fe para obras nos abre camino hacia la santidad.

El mundo ensimismado está plagado de puertas cerradas, el de Dios tiene una sola puerta y está abierta de par en par esperándonos.

El hombre que piensa y no actúa, que aprende y no ejerce, que predica y no da ejemplo, que destruye y no reconstruye, ese hombre es el hombre ensimismado.

El egoísmo es un efecto natural del ensimismamiento.

El amor solo vive a través de nuestras acciones, en sí mismo y para sí mismo es simplemente inútil.

Pensemos que el peligro de ensimismarse es más importante que la oportunidad de transformarse porque está alimentado por nuestra condición pecaminosa.

Cuando piensas demasiado te olvidas de actuar, cuando actúas demasiado te olvidas de pensar. Piensa y actúa encomendándote a Dios para ello.

En la multitud de mis pensamientos íntimos, tus consolaciones alegraban mi alma. (Salmos 94:19)



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miércoles, 1 de junio de 2016

MEMORIA

La memoria es la huella que deja el pasado en nuestro presente, y como toda huella, según su peso, su paso hace.

Cuando la memoria nos falla nuestra historia se turbia y nos perdemos en el camino.

La memoria no es una mirada hacia el pasado, sino su legado.

Nuestra memoria se fundamenta en la retentiva de nuestros sentimientos porque la memoria de nuestros actos está plasmada en nuestra experiencia

El hombre busca constantemente en su memoria aquello que le servirá para progresar sin darse cuenta que no por acordarse más aprenderá más.

Si el hombre tuviera memoria la historia no se repetiría por lo cual somos todos unos descerebrados en un bucle infinito. Nada nuevo debajo del sol.

¿Por qué nos acordamos de nuestros seres queridos cuando ya no están? Es la paradoja de la memoria, acordarse de los que hemos olvidado para no olvidar aquellos que queremos recordar.

Cuando actuamos, pedimos, agradecemos “en memoria de tu hijo amado Jesús”, deberíamos ser mucho más conscientes de lo que esa memoria representa en nuestras vidas y menos utilizarlo como la coletilla de nuestras peticiones.

9 ¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.
10 ¿Hay algo de que se puede decir: He aquí esto es nuevo? Ya fue en los siglos que nos han precedido.
11 No hay memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que sucederá habrá memoria en los que serán después. (Eclesiastés 1:9-11)

Y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. (1 Corintios 11:24)



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