LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

viernes, 17 de febrero de 2023

DE GUERRAS

Las armas más eficaces de la guerra son, básicamente, dos: la lengua y la estupidez humana. (Anónimo)


El mundo se ha transformado peligrosamente en el último año, más que en todos los siglos de presencia humana en esta tierra.

Para precalentar nuestra decadencia hemos empezado con el COVID. Desastre planetario que nos ha enfrentado a nuestros propios fantasmas de supervivencia.

Apenas estamos saliendo de él, que entramos en un conflicto bélico que recuerda la guerra fría, sí, pero al rojo vivo.

Las guerras son un mal endémico y enfermizamente necesario al ser humano. Suelen tener todas, una justificación. Pero al final poco importa de qué va, solo cuenta derrotar al oponente.

La guerra que está sucediendo actualmente entre Rusia y Ucrania podría ser una más sino comportara el riesgo de aniquilación de toda la tierra.

Cuando uno se pregunta por qué se están sacrificando tantas vidas como carne de cañón, se enfrenta a una imposibilidad; comprender la estupidez humana, cargada de inhumanidad y crueldad sin compasión.

Cuando uno escucha a aquellos que llevan a cabo esta locura, se da cuenta que la lengua es un arma de doble filo mortífera y sin parangón.

Llamarme iluso, pero soy de los que considero que si uno quiere luchar, conquerir, aniquilar, que lo haga él. No que utilice a los demás para el cumplimiento de su propósito. Habría menos atrevidos, y menos imperios.

Cuando veo todos aquellos inocentes, tanto de un bando como del otro, muriendo, como nieve que desaparece al sol, por los designios de otras personas apoltronadas en sus despachos dorados y blindados, mi corazón se llena de una gran tristeza.

Me siento impotente. Noto mi alma marchitarse a cada noticia que llega de este conflicto. Y soy consciente de que no es el único, otros, no tan transcendentales para la supervivencia de la humanidad, pero sí igual o incluso más despiadados, están sucediendo en este mismo instante. No nos olvidemos de ello en nuestras oraciones.

Podríamos caer en la tentación de pensar que las demás guerras son, intelectualmente hablando, más aceptables, ¿no? No, porque allá donde se quite, tan solo una vida, se está negando la potestad de Dios. Pero eso, para según quien, es el menor de sus problemas. Quitar vidas es incluso un negocio para algunos.

Los imperios se montan a base de conquistas tanto bélicas como económicas o incluso ideológicas. El afán del hombre por poseer más y más y más es inefable. No obedece a ninguna lógica que no sea: antes, ahora y después: primero YO.

Estamos asistiendo a cómo la visión delirante de un personaje anclado en su mundo, esquizofrénico y paranoico a la vez, nos está llevando, abocando, a un posible final apocalíptico para la humanidad.

Aquí no se trata de quién tiene la razón sino de quién es el más fuerte para imponer sus designios al otro. Y ese camino está a las antípodas de las enseñanzas de Jesús, del comportamiento de Jesús.

En el tiempo de Jesús, hubo una muerte anunciada, la suya. Curiosamente motivada por las mismas intenciones que hoy alimentan las mentes corrompidas de quienes quieren arrodillar a los demás.

La lengua y la estupidez humana alimentaron todas las actuaciones de aquellos que pretendían eliminar la esperanza que encarnaba Jesús. Matándolo pensaron llegar a sus fines, pero la Verdad es que Jesús consiguió su propósito cumpliendo las escrituras, sacrificándose para nuestra salvación. Y encima resucitó.

No solo no hemos aprendido de nuestros errores, sino que hemos afinado nuestra capacidad de magnificarlos.

Estamos asistiendo, como Jesús nos dijo, al crecimiento de las obras del maligno, al crecimiento de su imperio. Y este no necesita connotaciones políticas ni afinidades partidistas, solo el mal le es suficiente y de él se nutre.

Nuevos paradigmas están emergiendo basados en el poder de la fuerza, de la violencia. En la negación del respeto a la vida. Y tal el fénix que renace de sus cenizas, las dictaduras resurgen alimentadas por la estupidez humana, engañada, atraída por promesas de grandes conquistas épicas que solo sirven unos pocos. Vemos el crecimiento de dioses con pies de barro a ruido de cañonazos y balas mortíferas. Incluso se justifican con religiones vendidas al mal que supuestamente bendicen la muerte por la gloria de una bandera. Solo Dios es el YO SOY. Solo Él, nuestro creador, puede disponer de la vida, porque Él la creo porque solo Él es vida.

La paradoja de la decadencia humana de nuestra sociedad es que cuanto, a más ilustrada, más cruel.

Por suerte para nosotros Jesús está a nuestro lado y la Biblia, en Apocalipsis, nos hace un espóiler clarísimo sobre lo que sucederá. Solo habrá un único vencedor, y eso debe llenarnos el alma de tranquilidad y esperanza en este mundo de locura: Jesús. En Él tenemos todas nuestras esperanzas. En Él solo confiamos. Y a Él pedimos amparo, no solo para nosotros sino también para todos aquellos que están sufriendo el escarnio de todas las guerras.

Amen

4 ¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? 2 Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. 3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. (Santiago 4:1-3)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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