LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 20 de abril de 2023

RAICES

Si buscas tus raíces, busca, el agua que las nutre y las descubrirás. (Anónimo)


¿De dónde son nuestras raíces?

· ¿De dónde hemos nacido?

· ¿De dónde vivimos?

· ¿De dónde nos gustaría haber nacido o vivido?

· ¿O bien de nuestro imaginario?

Es una pregunta que solemos hacernos cuando nos buscamos a nosotros mismos. Cuando intentamos definirnos o justificarnos frente a las situaciones que nos retan. O cuando intentamos entender, quién somos.

Es más importante de lo que parece porque, al final, nuestra vida está llena de momentos en los que nuestras decisiones nos definen y marcan el camino que pretendemos seguir.

Y esto para un cristiano es, sin duda, mucho más fácil de responder que para una persona del mundo.

¿Por qué?

Porque la sociedad tiene un montón de definiciones que enlatan las raíces de aquellos que buscan una respuesta fácil, sin compromiso, sin voluntad de introspección. Para ellos es muy sencillo maquillar o inventar sus verdaderos orígenes.

Por ejemplo, una persona que viene de un entorno humilde y para quien sus padres se han sacrificado para darle una educación y una formación digna, si consigue triunfar en la vida, tendrá una elección muy importante; redefinirse a sí mismo o recordarse de dónde viene. Es como elegir entre vanidad y humidad. Por desgracia la vanidad es mucho más tentadora que la humildad y olvidarse de dónde uno viene, ayuda a construirse una imagen en este mundo.

Cuando uno triunfa, a menudo suele decir que se ha tomado su revancha sobre la vida. Nada más lejos de la realidad, cuando uno triunfa, la vida secular está al acecho para cobrarse su diezmo en orgullo, engreimiento, altanería, narcisismo, etc…

Se dice que no hay nada peor que los nuevos ricos, ¿y por qué será?

Tal vez porque ser nuevo rico no es una suerte sino un desafío a nuestras raíces. Esas mismas que pretendemos amagar para entrar en la corte de los apoderados. Fardar pasa a ser un elemento esencial para recoger la aprobación de nuestros pares en la corte del éxito.

Un cristiano NUNCA tiene éxito, un cristiano tiene bendiciones del Señor a quien, ante todo, debe agradecer su fortunio. Cuando conseguimos nuestro propósito debemos dar las gracias al Señor, cuando fracasamos debemos buscar en el Señor su propósito, para con nosotros, trabajarlo y agradecérselo. Siempre hay más que aprender de los retos que de las aureolas porque todas las glorias son de Dios, son para Dios. Eso nos diferencia del mundo

¡¡¡Y no buscar la suerte en el éxito, porque la suerte no existe!!! La providencia de Dios sí. Es ella quien nos agracia con pruebas y/o éxitos.

La dicha popular dice: dime de lo que presumes y te diré de lo que careces.

En el caso de nuestras raíces es evidente.

¿El que recuerda sus orígenes humildes para magnificar sus riquezas? Vanidad.

¿El que alardea de lo que tiene obviando a quién lo debe? Vanidad

¿Cuáles son nuestras verdaderas raíces? ¿De dónde hemos nacido o de dónde hemos crecido?

¿Qué savia nutre nuestras raíces? ¿El mundo o Cristo?

Nuestras verdaderas raíces son Cristo, su savia: la sangre de Jesús, su fruto: la salvación.

Ancladas en lo más remoto de nuestra alma, las raíces cristianas, alimentan nuestro corazón del amor eterno y de la gracia de Dios nuestro padre. Amen.


7 Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. 8 Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. (Jeremías 17:7)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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