LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 12 de septiembre de 2018

DAR Y PEDIR

La diferencia entre el bien y el mal es que si bien el primero te da lo que te pide el segundo solo piensa en cómo cobrárselo. (Anónimo)


Somos prontos en pedir y lentos en dar, nada nuevo bajo el sol. Pero cuando de nosotros se trata esperamos que la respuesta sea tan o más rápida que la solicitud porque si bien lo ajeno es no nos presura lo propio siempre nos apremia, se llama la condición humana.

Un buen líder no promete a su pueblo cumplir aquello que este le pide, más sí aquello que este necesita y la diferencia puede ser tan abismal como la que separa la demagogia de la honradez.

Las promesas se dan sin contar que solo su cumplimiento las hace reales. Los políticos son expertos en la materia y su capacidad de prometer está siempre superada por su habilidad en olvidar, amparándose siempre en excusas contextuales.

Pedir es fácil, de hecho algunos han hecho de ello una profesión engañosa y perversa tan moderna que ya no sabemos discernir el grano de la paja en las calles de nuestra ciudad y por ello existe la tentación de negar la solicitud. A quien no le ha pasado, siempre que me encuentro en una situación de este calado me pregunto qué haría Jesús e intento mirar la persona en los ojos. A veces doy, a veces no. ¿Actúo bien? Probablemente no, porque seguro que más de una vez me he equivocado tanto en dar como en no dar. Solo Dios escudriña los corazones en lo más profundo de sus entrañas y solo Él sabe sus motivaciones. Yo me limito a pedirle al Espíritu Santo que me guie en mis decisiones pero no creo que mi corazón este siempre escuchándolo como debiere.

Jesús nos pide que demos a los demás un pequeña parte del amor infinito con el que Dios nos obsequia. Jesús es el paradigma supremo de que hay que dar lo que pedimos para que estemos encaminados hacia la santidad: amor, respeto, perdón, humildad, ejemplaridad, etc…

Si somos capaces de dar lo que pedimos haremos que el pecado merme en nuestras vidas porque quién pide ser fustigado con desprecio, impiedad, vanidad, mala praxis, etc…

Hay una frase popular que dice: “triste es pedir pero más triste es robar” yo la cambiaría por: “triste es pedir pero más triste es no dar”. Porque todos tenemos algo que dar a los demás y qué mejor que ofrecer todo el amor que esperamos nos sea dado.

La vida es un desafío constante a nuestra capacidad de dar y pedir, tanto que hasta nos olvidamos frecuentemente agradecer aquello que recibimos mientras estamos ocupados a pedir siempre más. El hombre tiene esa desgracia humana, su falta de reconocimiento de su propia condición y del pecado que mora en nosotros. Los creyentes tenemos este reto constante en nuestra vida y somos doblemente culpables porque no podemos aludir desconocimiento en la materia. ¿Es eso ser masoquista como dicen los no creyentes? Yo creo que es todo lo contrario porque no hay solución que no empiece por reconocer el problema. Negarlo es la ocupación constante de este mundo.

14 Porque ¿quién soy yo y quién es mi pueblo, para que pudiéramos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. (1 Crónicas 29)

10 Y el que da semilla al que siembra y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia, 11 para que seáis ricos en todo para toda generosidad, la cual produce, por medio de nosotros, acción de gracias a Dios (2 Corintios 9:10-11)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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