LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 19 de noviembre de 2019

DUDAS


La duda es el estigma tanto de los necios como de los sabios, solo depende de cómo y cuando se usa. (Anónimo) 

El que duda ante las evidencias de este mundo pone sosiego en su mente porque es tan fácil cabalgar desbocadamente en sus certezas que cuando caemos en la cruda realidad suele ser demasiado tarde.

La duda ofrece prudencia a los sabios y ciega a los que se estancan en ella.

La duda nunca es una respuesta, es, a lo sumo, una pregunta que la busca.

La buena duda nos hace madurar, la mala nos empequeñece en nuestra condición.

El mundo está lleno de aquellos que su seguridad es inquebrantable, dudar de ellos es lo mínimo que se debe hacer.

Dudo de mis dudas tanto como de mis certezas porque ambas son el camino hacia lo que me define.

La duda no es una decisión en sí, solo la pospone, para bien o para mal.

Hay que saber elegir de que y de quien dudar porque la confianza es un bien demasiado valioso para malgastarlo.

La fe es para el creyente su fuente de vida espiritual. La duda es como una llave paso que reduce o aumenta el cabal del río que fluye por ella.

Todos tenemos momentos de duda, sobre nuestros propósitos, sobre los que nos rodean, sobre el mismo sentido de la vida. ¿Es eso malo? De ninguna manera, somos humanos y por ello lejos de ser perfectos. Nuestras dudas, si sabemos darles una respuesta correcta, nos fortalecen.

El que busca la Verdad siempre se cruza con el camino de la duda. A veces es un riachuelo fácil de cruzar y otras un torrente con corrientes tremendas que pueden arrastrarnos hacia nuestra perdición.

Jesús, Dios hecho humano, tuvo que pasar por este trance de la duda cuando llegó a sus últimos momentos de vida humana en este mundo. Tuvo que sufrir hasta este punto para redimirnos de nuestros pecados. En esos momentos tan transcendentales y dolorosos para Él no se dirige a Dios como a Abba (padre), sino como Dios, culminando su papel humano en esta tierra. No debemos olvidar que esta pregunta:” Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?” es el principio del Salmo 22 del que Jesús era más que conocedor. Si lo leemos veremos que Dios siempre una respuesta de amor para las dudas de sus hijos.

Es difícil separar el grano de la paja cuando de dudas se trata. Incluso podríamos dudar de que la duda sea tal y decidir precipitadamente. A quien no le ha pasado. Es más, a veces queremos contradecir nuestras dudas, como si nos estuvieran indicando el camino equivocado dándoles un papel que no les corresponde.

Las dudas son parte de nuestra vida desde que Adán y Eva, dudando de Dios, le desobedecieron. Y morirán con nosotros cuando seamos presentados ante Jesús. De eso sí que no tengo la menor duda. Amén.

34 Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Marcos 15:34)

Leer Salmo 22

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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