LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 22 de julio de 2020

EL CAMBIO

Lo único constante es el cambio. (Heráclito)

Todos, sí todos somos más, que menos, reacios a los cambios. ¿Por qué?

Tal vez porque para cambiar tenemos que abandonar siempre algo.

Somos reacios a deshacernos de nuestros hábitos, de nuestro confort. Sean estos buenos o malos.

Lo normal es que pretendamos cambiar para mejorar por lo que aquel que no quiere cambiar, de alguna manera, se considera perfecto.

Los únicos dignos y capaces de constancia son Jesús, el Espíritu Santo y Dios, o sea la Santísima Trinidad. Todo el resto somos proyectos en proceso y por lo tanto sujetos a cambios constantes.

Cuando uno se convierte y acepta a Jesús como su Señor y Salvador es objeto del cambio más importante de su vida. Y como todo cambio, genera una transformación en nuestras vidas que se delimitan con un antes y un después, siendo ese momento tan maravilloso, la raya que los delimita.

El proceso natural de adaptación al cambio implica una curva que en primer lugar manifiesta nuestra resistencia al cambio hasta que vencidos, o mejor, convencidos nos adaptamos y sacamos lo mejor de ellos.

Hay quién se queda estancado en este proceso negándose a evolucionar y pretendiendo perpetuar aquello que en su momento le fue bien. Obviando que cada cosa tiene su tiempo y que cuando este pasa debemos cambiar. Hay muchos más de lo que uno se podría imaginar y es triste cruzarse con estas almas perdidas que no quieren ser ni ayudadas, ni cambiadas.

Hay personas que se sienten más seguras en los cambios constantes que en la constancia de un cambio. Son como aquellos que de tanto dar vueltas acaban mareándose y caen al suelo. Pierden todas las bondades de aquello que intentan perpetuar.

Nuestras vidas son como cuerdas tensadas por los avatares de las pruebas que atravesamos. Y cada vez que ceden, precisan de un nudo para continuar siendo de utilidad. Algunos tienen un montón de remiendos, otros pocos y todos aquellos que no han conseguido atar cabos se encuentran con una cuerda que, como su existencia, es cada vez más corta e inútil.

Pero el cambio también puede ser intercambio, resultado de una permuta, de un trueque. “¿Qué me das a cambio?” o “Te lo cambio por esto”, son frases comunes que ilustran este estado de las cosas. Puede ser tan anodino como un intercambio de favores pero tan dañino como cambiar la verdad por una mentira.

Los cambios son el reflejo de un movimiento constante en nuestras vidas, ya sean para bien o para mal. La nostalgia del pasado suele ser un recordatorio de lo que fue bueno y ya no es. Pero creo que para los hijos de Dios no hay cambio que por bien no venga, porque Dios es amor y a sus hijos ampara.

El cual cambió la peña en estanque de aguas, Y en fuente de aguas la roca. (Salmo 114:8)

6 Porque yo Jehová no cambió; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. (Malaquías 3:6)

Ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. (Romanos 1:25)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

Primera edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos e ilustraciones de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:
http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000


http://www.facebook.com/UnDiaUnaReflexionUnVersiculo
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/

Església Evangèlica La Gràcia de Déu

Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario