El que sabe escuchar habla con sus silencios.
Confundimos a menudo nuestras intenciones con las de los demás y acabamos
escuchándonos a nosotros mismos en lugar de dar oído atento a lo que nos
están intentando decir.
Escuchar es prestar atención al verbo ajeno más que al suyo.
¿Qué es lo que nos hace oír en lugar de escuchar, o ver en lugar de mirar?
Por mucho que nos pueda parecer extraño estriba en el quererse a sí mismo
más que a los demás porque cuando eso sucede nuestro ego copa toda nuestra
atención.
El silencio invita a ser atentos y el ruido a ser dispersos pero solo el
amor nos invita a escuchar con el corazón todo aquello que sentimos con la
razón.
La experiencia es el fruto de todo aquello que el pasado nos recuerda si lo
escuchamos atentamente.
Hay que aprender a escuchar para poder escuchar lo que nos enseñan y de esa
forma, un día nosotros también, poder enseñar lo que hemos aprendido. Es el
circulo de la vida.
Escuchar es el primer paso para el entendimiento y el segundo para el
discernimiento, el tercero es el aprendizaje de los dos primeros.
"42 Jesús entonces les dijo: Si vuestro padre fuese Dios, ciertamente me
amaríais; porque yo de Dios he salido, y he venido; pues no he venido de mí
mismo, sino que él me envió. 43 ¿Por qué no entendéis mi lenguaje? Porque no
podéis escuchar mi palabra." Juan 8 42-43
Que Dios os bendiga, Alfons <><
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