¿Quién no quiere vestirse apropiadamente para su última andadura? ¿El insensato? Sin duda pero ¿qué es de aquel que ignora que es su postrera jornada en este mundo?
No podemos vivir como si cada día fuera el último pero sí debemos hacerlo como si cada día pudiese serlo. Y ¿qué diferencia hay? La concienciación y aceptación de nuestra realidad así como la manifestación de nuestra voluntad y de la fe que mora en nosotros.
Si yo supiera lo que me espera me prepararía para ello pero entonces dejaría de hacer aquello que estoy haciendo para concentrarme en aquello que creo es lo más importante. Qué ironía aquella que te hace ver con claridad solo porque vas a cerrar los ojos para siempre. ¿Socarronería u oportunidad?
Nos pasamos la vida como si estuviéramos en el andén de una gran estación terminal ferroviaria. Llegan trenes por primera vez y nos llenan de alegría y cuando algunos se van nuestras lágrimas testifican de su no retorno. No siempre nos podemos despedir de los viajantes y esto nos duele. Estamos anclados en ese lugar sin poder escapar de él, sin poder ignorar que unos vienen y otros se van hasta que un día nosotros cojamos el nuestro.
El último atuendo es aquel que llevas puesto cuando todo se acaba para ti en este mundo, no aquel que te gustaría ponerte para cuando llegue el momento final. Por ello elige para cada día tu último vestuario y viste tu corazón y tu alma con él porque con él te presentaras ante tu creador.
7 Anda, come tu pan con gozo y bebe tu vino con alegre corazón, porque tus obras ya son agradables a Dios. 8 Que en todo tiempo sean blancos tus vestidos y nunca falte perfume sobre tu cabeza. (Eclesiastés 9:7-8)
Que Dios os bendiga, Alfons <><
Primera edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos ilustraciones de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:
http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000
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http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/
Església Evangèlica La Gràcia de Déu
Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!
No podemos vivir como si cada día fuera el último pero sí debemos hacerlo como si cada día pudiese serlo. Y ¿qué diferencia hay? La concienciación y aceptación de nuestra realidad así como la manifestación de nuestra voluntad y de la fe que mora en nosotros.
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Nos pasamos la vida como si estuviéramos en el andén de una gran estación terminal ferroviaria. Llegan trenes por primera vez y nos llenan de alegría y cuando algunos se van nuestras lágrimas testifican de su no retorno. No siempre nos podemos despedir de los viajantes y esto nos duele. Estamos anclados en ese lugar sin poder escapar de él, sin poder ignorar que unos vienen y otros se van hasta que un día nosotros cojamos el nuestro.
El último atuendo es aquel que llevas puesto cuando todo se acaba para ti en este mundo, no aquel que te gustaría ponerte para cuando llegue el momento final. Por ello elige para cada día tu último vestuario y viste tu corazón y tu alma con él porque con él te presentaras ante tu creador.
7 Anda, come tu pan con gozo y bebe tu vino con alegre corazón, porque tus obras ya son agradables a Dios. 8 Que en todo tiempo sean blancos tus vestidos y nunca falte perfume sobre tu cabeza. (Eclesiastés 9:7-8)
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