LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

jueves, 20 de diciembre de 2018

DE TIEMPOS

El presente es nuestro futuro pasado, el pasado nuestro presente futuro y el futuro nuestro pasado presente. Un juego de tiempo. (Anónimo)

Cuando somos jóvenes, todo es cuestión de futuro como si fuéramos conscientes del inconsciente colectivo que reclama la juventud. No hay sutilezas ni matices que valgan, hay buenos y malos, ricos y pobres, grandes y pequeños, solo blancos y negros, etc… El tiempo se desgrana lentamente como si se resistiera a nuestra voluntad de engullirlo. Algunos almacenan sus experiencias en el baúl de su conocimiento, otros repiten sus errores sin ganas de enmendarlos como si recrearse en ellos les diera legitimidad para quejarse de la vida y mantener su juventud indefinidamente.

Cuando nos llega la madurez, algunos aprendemos a disfrutar del presente sin necesidad de proyectarnos en el futuro, como si fuéramos conscientes de que la vida es una experiencia con futuro desconocido y pasado gastado, dejándonos el presente como mejor opción. Solemos utilizar a menudo la expresión “vivir el presente”, como si tuviéramos otra opción, pero la vida nos enseña que no hay nada para siempre, que el principio solo es el anuncio del final y que, si Dios quiere, estamos entre los dos y que dure. Aprendemos a vivir la vida en lugar de devorarla. Aprendemos a descubrir la escala de grises de todo lo que nos sucede. Aprendemos a relativizar lo subjetivo y a subjetivar lo relativo buscando el equilibrio. Aprendemos a ser padres, a ser hijos, a asumir responsabilidades. Aprendemos todo esto, ¡¡¡O NO!!!. Porque ejercemos nuestro libre albedrío tanto para la sabiduría como para la necedad.

Nos pasamos media vida queriendo ser adultos hasta que nos damos cuenta de que ya somos mayores. De que cuando subimos al autobús, algunos nos ofrecen su asiento y ¿cuál es nuestra primera reacción? La de rabia porque no queremos aceptar que ya somos lo que somos, personas con mucha juventud acumulada, tanto que nos pesan la piernas, los brazos, el cuerpo, el alma. Pasado el choque de nuestro desconcierto llega el disfrute de la madurez donde nos damos cuenta que necesitamos seguir aprendiendo de la vida y disfrutamos trasmitiendo nuestra experiencia a los jóvenes. Disfrutamos siendo abuelos, amigos, hermanos. Nos cansamos fácilmente como si el cuerpo quisiera recordarnos constantemente que ya no somos lo que éramos sino su consecuencia y toda consecuencia tiene sus efectos. Disfrutamos,¡¡¡ O NO!!! Porque hay quien pretende alargar su juventud hasta el final de sus días, deleitándose en la inmadurez de su vida. Hay quien transforma el disfrute en amargura tintándola de negro, angustiando sus emociones porque rehúsan aceptar su edad.

Una vida bien vivida no deja ganas de revivirla porque cada cosa tiene su momento y cada persona sus tiempos. Si algo nos enseña la vida es que todo tiene su razón de ser y que somos el resultado de todo aquello que nos ha pasado. Nuestra capacidad en saber aceptar tanto lo bueno como lo malo que nos ha sucedido nos enseña que Dios tiene un propósito para todos y cada uno de nosotros. Hay quien piensa que la vida está llena de casualidades. Los cristianos sabemos que no es así porque la providencia de Dios nunca es una casualidad si bien siempre una causalidad que nos lleva hacia Él.

1Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz.

9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en que se afana?

10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres para que se ocupen en él. (Eclesiastés 3:1-10)

Que Dios os bendiga, Alfons<><


Primera edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos ilustraciones de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:

http://www.amazon.com/dp/B00D7IM000
http://www.facebook.com/UnDiaUnaReflexionUnVersiculo
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/

EsglésiaEvangèlica La Gràcia de Déu
Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!

No hay comentarios:

Publicar un comentario