LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 9 de septiembre de 2020

JERARQUÍAS

Las jerarquías humanas son estructuras sentenciadas a derrumbarse. (Anónimo)

Hay quien confunde la gradación con la graduación, en materia espiritual se manifiesta por la diferencia que hay entre la ambición y la vocación.

Las jerarquías son estructuras frágiles que precisan de muy poco para derribarse. Tan solo un pensamiento novedoso y revolucionario como el de Lutero fue suficiente para que se tambaleara la sacrosanta iglesia.

El ser humano tiene una tendencia natural en jerarquizar todas las estructuras. Los cristianos no somos ajenos a esta tentación. Confundimos fácilmente el hecho de asumir responsabilidades con el decoro de ostentarlas.

Hay una línea muy fina entre estos dos conceptos que hace que caigamos fácilmente en las garras de la vanidad.

Somos tan aficionados en la creación de jerarquías que cualquier oportunidad es objeto de sus escalafones. En la familia, en la escuela, en el trabajo, en el deporte etc…

Las jerarquías no son de por sí ni malas ni buenas, solo son lo que nosotros hacemos de ellas.

Si bien yo distinguiría aquellas que son heredadas de aquellas que son creadas por el ser humano. Por ejemplo ser padre o madre no se decide de forma administrativa sino que es la consecuencia del nacimiento de un bebé. Ser padrino sí es una categoría creada por el hombre para suplir una posible necesidad.

El presidente de un país democrático es elegido por el pueblo y la estructura que lo sustenta se basa en el establecimiento de jerarquías múltiples como ministros, administración, etc… Nos pasamos los lustros eligiendo y tumbando gobiernos.

En el caso de nuestra vida espiritual pasa lo mismo. Un pastor, un diácono, un anciano no son más que personas pecadoras como cualquier feligrés que han aceptado servir a Jesús en sus comunidades más allá del mero hecho de congregarse. Pero quien no ha visto o vivido aquellas situaciones donde tanto el pastor como los ancianos son poco más que inaccesibles. Siendo su presencia en el estrado magnificada por un posado de circunstancia. Por suerte la mayoría no son así aunque hay más de lo que a uno le gustaría. Y eso sucede porque el hombre confunde muy fácilmente responsabilidad y poder, humildad y soberbia.

A mí me gustaría que las predicaciones no se hicieran en púlpitos sino en medio de la comunidad, como uno más. Porque en el fondo son uno más. En algunas iglesias también están en el estrado los ancianos. Si algo nos debería dar la edad es el conocimiento y concienciación de nuestra pequeñez frente a Jesús. A mi humilde punto de vista solo Él puede y debería presidir en el estrado de un lugar de culto.

El respeto debido a nuestros tutores espirituales no debe confundirse con idealización de sus personas.

Sé que es demasiado pedir pero yo que he sido diacono me doy cuenta de mi propia vanidad en aquellos momentos. Sintiéndome algo más que mis hermanos cuando a los sumo era algo menos que ellos.

Ser padre no se aprende aunque sí se trabaja. Algunos se consideran buenos padres, otros siguen intentándolo y otros renuncian a ello. Pero no nos engañemos solo los que siguen intentándolo conseguirán mejorar, el resto se perderá en los entresijos de la jerarquía que se atribuyen a sí mismos o a la que han renunciado.

Estar en la parte alta de la jerarquía no nos ensalza, solo nos obliga a ser conscientes de que tenemos responsabilidades añadidas que no se traducen en privilegios sino en obligaciones. Nos obliga constantemente a hacer el esfuerzo de considerarnos uno más y nada más. La humildad se trabaja constantemente luchando contra nuestra condición.

Difícil reto en este mundo donde endiosar es una necesidad enfermiza de nuestro ego. Nada nuevo bajo el sol.

Tenemos un modelo perfecto a seguir, Jesús. Su jerarquía se fundamenta en el amor. Su humildad lo llevó como Dios a hacerse humano para salvarnos. ¿Qué mejor ejemplo a seguir?

11 Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. 12 Mas el asalariado, y que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. 13 Así que el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas. 14 Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. 16 También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor. (Juan 10:11-16)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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