LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

martes, 13 de octubre de 2020

LA NOCHE

A cada día que pasa, 

Temo más a la noche.

Como las espinas de una rosa

O la aguja de un broche

(Anónimo)


Cuando era joven dormir era una fase indeseada del día porque limitaba mi actividad. Eso sí, algunos éramos expertos en alargar el día hasta bien pasada la media noche. Ay, juventud divino tesoro, este mismo que dilapidamos ansiando la madurez.

Cuando uno está cargado de días, y su peso se hace cada vez más insostenible y doloroso, le gusta recordar aquellos momentos en los que dormir era descansar y en los que los sueños eran las grandes películas de nuestra mente.

Parece que fue ayer cuando la suave caricia de mis sabanas me invitaba al reposo merecido. Hoy esa sensación ha cedido el lugar a la gestión de mis dolores; lumbares, dorsales, de toda índole, y de cómo soportarlos hasta el amanecer siguiente.

Lo único seguro es que mis noches son trances sin garantías de descanso. No todas y por ello celebro con gran alegría cuando me despierto sin secuelas que recordar, pero siempre se presentan como una batalla que aprehendo con gran temor.

Puede parecer exagerado pero recelo de verdad enfrentarme cada día a la noche. Aquellos que sus dolores acompañan celosamente como yo saben de qué hablo.

El único bálsamo que encuentro cuando me despierto inoportunamente es orar al Señor. Me evita dejar rienda suelta a mis fobias, mis filias. Porque en la oscuridad solo Dios es luz, el resto son sombras espesas de nuestra condición que oscurecen a más no poder el vacío de nuestros pensamientos.

Tras una o dos, o más oraciones recupero mi tranquilidad y en la mayoría de los casos vuelvo a dormirme pero algunas veces mi angustia es tenaz y no me deja descansar. Es cuando suelo entablar una conversación con el Señor le confío mis temores, le entrego mis preocupaciones hasta que la nada me invade.

Nuestra vida tiene sus noches en plena luz del día, cuando nos hieren, cuando erramos y pecamos. No hace falta esperar la noche para apelar a nuestro Señor y Salvador, es mejor entregarse a Él a cada momento, a cada instante porque solo Él puede aliviarnos de la carga de nuestra condición.

Con los años se supone que adquirimos más experiencia, y así debería ser pero no siempre hacemos buen uso de ella es como si desdeñáramos aquello que nuestras pesadillas nos han enseñado y tropezáramos una, y otra, y otra, y otra vez sobre la misma piedra. Necios del día y de la noche que somos.

Tengo miedo de enfrentarme a la noche y sus males pero menosprecio los riesgos del día como si fuera inmune a ellos. Necio de mí, olvidadizo de mi propia condición que soy.

La noche es un recordatorio de nuestra vida, no pasa sin cobrarse su tributo.

Hasta que, de la mano de nuestro Señor y Salvador descansemos en paz. Entonces desaparecerán todas las noches de nuestros días.

3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán, 4 y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes. 5 No habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará; y reinarán por los siglos de los siglos. (Apocalipsis 22:3-5) 

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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