LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

lunes, 26 de octubre de 2020

CREER

Creer lo que uno es o ser lo que uno cree, esta es la verdadera cuestión. (Anónimo) 


Maestro y alumno paseaban por los jardines de la curiosidad cuando el alumno preguntó.

- Maestro ¿Por qué creemos, o por qué no?

- Porque tenemos libre albedrío y podemos elegir en qué o quién confiar y en qué o quién no.

- Entonces según Usted, Maestro, creer es una cuestión de confianza.

- Tienes razón, es mi humilde opinión, pero no es confianza en aquello o aquellos en quién hemos decidido depositarla sino en uno mismo. Es un compromiso que adquirimos con nuestra verdad, confiando que este lo más cerca posible de la Verdad.

- ¿Qué quiere decir, que creer depende de nosotros y no de los hechos o de las personas?

- Las creencias siempre tienen sus contestatarios, y no siempre son lo contrario. Pueden ser interpretaciones diferentes o incluso negaciones. Esto vale tanto para los hechos como para las personas. Por ejemplo tenemos las Sagradas Escrituras y Jesús, para nosotros los cristianos son la piedra angular de nuestra fe. Para los ateos son una broma solo dirigida a personas maleables. Y para los agnósticos un tema que no le compite al ser humano por incompetente en la materia y que prefieren evitar considerando un posicionamiento como un error que nos incapacita. Para algunos la Biblia es una novela con tintes gores y para nosotros, los hijos de Dios es su Santa Palabra. Unos cuestionan o denigran su procedencia y otros agradecemos a Dios cada día por el legado de su Palabra.

- ¿Entonces creer no tiene nada que ver con nuestra inteligencia ni con nuestra capacidad de comprender las cosas?

- Tú lo has dicho joven, la fe, que mueve montañas, no nos exige ser el primero de la clase, todo lo contrario requiere la humildad de un corazón manso ante nuestro Señor. No hace falta ser una persona culta ni brillante, eso no impresiona a Jesús lo más mínimo. Por lo contrario un corazón genuino e inocente, que a menudo es considerado débil y simple por este mundo, es honra y gozo para nuestro Señor.

- Pero entonces, Maestro, ¿Qué es lo que hace que decidamos creer o no creer en Jesús? ¿Por qué creo yo y no mi hermano, que es de misma cuna y de semblante educación?

- Es el misterio de los hijos de Dios, no todo nos es dado a entender, a veces solo a aceptar o rechazar. Todos los creyentes vivimos en nuestras carnes situaciones parecidas. Personas por las que oramos pero que no se acercan ni por asomo a Jesús. Es la demonstración de que nuestras limitaciones son superiores a nuestras aptitudes. También es verdad que cuando veo qué utilidad les damos a nuestras aptitudes, mejor que sea así. Debemos aceptar nuestras limitaciones y confiar, o dicho de otra forma, creer en nuestro Señor y Salvador. Nosotros no sabemos ni entendemos por qué ellos no, pero Jesús sí.

- ¿Entonces aquellos que no creen en Dios son todos desconfiados?

- En cierta forma sí pero sobre todo son personas sin rumbo ni dirección, aunque crean lo contrario, porque solo la fe en Dios es motor de confianza y marca el rumbo a seguir. La fe en los hombres es garantía de perdición. En momentos como los que estamos viviendo con el corona virus vemos que el mundo necesita de muy poco para volverse caótico, egoísta, incívico, cruel. Perdemos nuestras sacrosantas referencias de bienestar y de seguridad y todo se vuelve inestable. ¿Qué observamos? Que los malos comportamientos superan, y con creces, aquellos que son respetuosos con las normas que nos hemos impuesto. Si todos fuéramos obedientes y considerados, este virus estaría controlado. Pero el ser humano es todo lo contrario de por sí. Nada nuevo bajo el sol.

- Algunos pueden decir que esto es obra de Dios y poner cuestión sus buenas intenciones, Maestro.

- Ponernos al mismo nivel que Dios e intentar cuestionarlo es como si una gota negra de agua pretendiera tintar de negro el océano. A parte de ser irreverente es pura necedad porque ¿Cómo puede atreverse una mente finita retar a la infinidad de Dios, al creador y la esencia de todo, cómo?

- Entiendo, Maestro, los seres humanos somos muy poco temerosos de Dios y nuestra soberbia nos domina fácilmente.

- Tienes razón, joven nos domina sobre todo cuando somos incapaces de enfrentarnos a nuestros retos con los ojos puestos en Jesús. Solo así demostraremos que creemos en Él, que confiamos en Él.

- Gracias Maestro

Y ambos continuaron su paseo gasta el atardecer.

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra. (2 Timoteo 3:16-17)

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. (Mateo 9:23)

Que Dios os bendiga, Alfons <><



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