Erase una vez tres amigos del alma que vivían juntos, el sol, la Luna y la Tierra.
El Sol era mayor que la Tierra, y la Tierra y la Luna eran más o menos de la misma edad.
Estaban constantemente en movimiento, La Tierra coqueteando alrededor del Sol, tardando un año en darle la vuelta mientras la Luna galanteaba con la Tierra, tardando un mes en rodearla. Y todo eso en un jardín repleto de estrellas y constelaciones que se llamaba la Vía Láctea.
Si bien el origen del Sol reflejaba su majestuosidad y no albergaba ninguna duda, la Luna ella estaba bajo sospecha. Algunos decían que había nacido de un trozo de la tierra, como Eva de una costilla de Adán, otros que era un astro que erraba por el universo y que cuando pasó cerca de la Tierra fue atraído por la fuerza de su gravedad y se quedó atrapada en su órbita y, finalmente, que podía haberse creado en mismo tiempo que la Tierra a base de masa de materia que giraba alrededor del sol. La verdad es que nadie sabe la verdad pero que cada uno tiene la suya.
Nuestros tres compadres convivían alegremente hasta que un día, ¿o fue un año luz? La tierra empezó a perder su precioso manto verde dejando paso, a gran velocidad a la desolación, su azul empezó a invadir todo y acabó rodeándose de un manto negro debido a una gran actividad volcánica. Esto enfadó la Luna que poco a poco se fue alejando de la Tierra hasta volver a vagar por las profundidades del espacio. A todo esto el Sol empezó a enojarse tanto que se convirtió en una gigante roja de furor llevándose a todo aquello que estaba en su entorno, Luna, Tierra, etc.. y se entristeció tanto que acabó como una enana blanca, estrella solitaria y fría como su color.
Y tintín colorado este cuento se ha acabado.
Todo cuento tiene su enseñanza y este no menos que los demás ¿qué nos dice?
· Que cuanto más Sol seas, más grande y majestu-orgulloso te creerás ser. Más posibilidades tendrás de acabar como una enana blanca. Y no es casualidad que sean las estrellas más abundantes en el universo, también es el comportamiento más común en nuestra sociedad.
· Que cuanto más Tierra seas, más descuidaras tus valores, tu entorno, tus creencias, tu existencia. Más te abocarás a desolar tu vida hasta que arda y desprenda un humo tan negro que cubra todo tu espíritu.
· Que cuanto más Luna te creas, más erraras en este mundo porque ser fiel es lo contrario de abandonar aquel que está en apuros. Porque si bien darás la cara, siempre será la misma aunque tú no seas el mismo amagando tu lado oculto.
A veces podemos ser Sol, Tierra o Luna, nada nuevo bajo el sol pero ¿quién somos en realidad? Los tres astros eran radiantes a su nacer y poco a poco su temperamento los abocó a su verdadera condición transformándolos hacia su declive.
Nosotros igual que ellos, fuimos creados por el mismo hacedor, Dios. Y nos ama con tal pureza que su gracia es nuestra salvación. Pero no nos olvidemos de algo muy importante, el nos ve tal y como somos por dentro y por fuera no tal como pretendemos ser.
A Él la gloria, la honra y el poder. Sin Él nada es y nada somos. Amen
«Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.» Apocalipsis 4:11
Que Dios os bendiga, Alfons <><
Primera edición del libro electrónico con 1 año de reflexiones, versículos e ilustraciones de Manuel Redondo, a la venta en Amazon:
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http://www.facebook.com/UnDiaUnaReflexionUnVersiculo
http://un-dia-una-reflexion-un-versiculo.blogspot.com/
http://undiaunareflexionunversiculo.wordpress.com/
Església Evangèlica La Gràcia de Déu
Ciutat de Balaguer, 40, Barcelona
Cada domingo a las 18 00, ¡OS ESPERAMOS!
El Sol era mayor que la Tierra, y la Tierra y la Luna eran más o menos de la misma edad.
Estaban constantemente en movimiento, La Tierra coqueteando alrededor del Sol, tardando un año en darle la vuelta mientras la Luna galanteaba con la Tierra, tardando un mes en rodearla. Y todo eso en un jardín repleto de estrellas y constelaciones que se llamaba la Vía Láctea.
Si bien el origen del Sol reflejaba su majestuosidad y no albergaba ninguna duda, la Luna ella estaba bajo sospecha. Algunos decían que había nacido de un trozo de la tierra, como Eva de una costilla de Adán, otros que era un astro que erraba por el universo y que cuando pasó cerca de la Tierra fue atraído por la fuerza de su gravedad y se quedó atrapada en su órbita y, finalmente, que podía haberse creado en mismo tiempo que la Tierra a base de masa de materia que giraba alrededor del sol. La verdad es que nadie sabe la verdad pero que cada uno tiene la suya.
Nuestros tres compadres convivían alegremente hasta que un día, ¿o fue un año luz? La tierra empezó a perder su precioso manto verde dejando paso, a gran velocidad a la desolación, su azul empezó a invadir todo y acabó rodeándose de un manto negro debido a una gran actividad volcánica. Esto enfadó la Luna que poco a poco se fue alejando de la Tierra hasta volver a vagar por las profundidades del espacio. A todo esto el Sol empezó a enojarse tanto que se convirtió en una gigante roja de furor llevándose a todo aquello que estaba en su entorno, Luna, Tierra, etc.. y se entristeció tanto que acabó como una enana blanca, estrella solitaria y fría como su color.
Y tintín colorado este cuento se ha acabado.
Todo cuento tiene su enseñanza y este no menos que los demás ¿qué nos dice?
· Que cuanto más Sol seas, más grande y majestu-orgulloso te creerás ser. Más posibilidades tendrás de acabar como una enana blanca. Y no es casualidad que sean las estrellas más abundantes en el universo, también es el comportamiento más común en nuestra sociedad.
· Que cuanto más Tierra seas, más descuidaras tus valores, tu entorno, tus creencias, tu existencia. Más te abocarás a desolar tu vida hasta que arda y desprenda un humo tan negro que cubra todo tu espíritu.
· Que cuanto más Luna te creas, más erraras en este mundo porque ser fiel es lo contrario de abandonar aquel que está en apuros. Porque si bien darás la cara, siempre será la misma aunque tú no seas el mismo amagando tu lado oculto.
A veces podemos ser Sol, Tierra o Luna, nada nuevo bajo el sol pero ¿quién somos en realidad? Los tres astros eran radiantes a su nacer y poco a poco su temperamento los abocó a su verdadera condición transformándolos hacia su declive.
Nosotros igual que ellos, fuimos creados por el mismo hacedor, Dios. Y nos ama con tal pureza que su gracia es nuestra salvación. Pero no nos olvidemos de algo muy importante, el nos ve tal y como somos por dentro y por fuera no tal como pretendemos ser.
A Él la gloria, la honra y el poder. Sin Él nada es y nada somos. Amen
«Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.» Apocalipsis 4:11
Que Dios os bendiga, Alfons <><
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