La integridad es una cualidad absoluta, utopía desechada por los hombres
ávidos de ambición desmesurada.
El que pretende no tener manchas en su corazón busca integridad de espíritu
mas es pura quimera intentar retener el aire con las manos.
La sabiduría nos enseña el camino de la integridad, senda sin fin para el
hombre, recta inacabable y angosta por la que nuestra vida se cruza una y
otra vez.
Si la integridad fuera de este mundo veríamos hombres rectos mas solo se ve
hombres erguidos por su vanidad o doblados por su orgullo intentado
recuperar lo que nunca han tenido.
Nuestra ambición corrompe nuestros propósitos de integridad por ello el
mundo está lleno de buenas intenciones que destruyen la obra de Dios.
La integridad reconforta a los que se benefician de quién la administra.
Solo un corazón puro puede albergarla, solo uno en este mundo, solo Jesús.
La integridad es anhelo del hombre justo y hastío del incrédulo porque es
atuendo de Dios.
"Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay
otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me
incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?" Job 2:3
Que Dios os bendiga, Joves, Alfons
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