La noche limpia los pensamientos cuando la mente da descanso mas cuando el
pesar y la ansiedad son dueñas de nuestro cuerpo no hay buen despertar.
Hay que ser valientes para abrir los ojos que van a enfrentarse al desanimo
cotidiano y abnegados para no cerrarlos al instante.
Mientras unos gozan de un despertar lleno de alegría y motivación otros lo
padecen cargado de pesadumbre y desesperación. Hay despertar para todos si
bien no todos se quieran levantarse.
Cada mañana despierta la esperanza de un día diferente al anterior hasta que
nuestro anhelo se transforma en resignación. Las injusticias hacen más clara
la justicia aunque esta sea para los demás.
Cuando nuestra ilusión es adormecida por la falta de respuesta a nuestras
expectativas hay que despertarnos y levantar ánimos de confianza y
perseverancia porque los retos fortalecen los que los aceptan y destruyen
los que se rinden.
Cuantas veces nos acostamos deseando no volver a despertarnos, mas solo se
acuesta aquel que se despertó.
Dormimos tanto con los ojos abiertos que no nos damos cuenta cuando tenemos
que despertar.
Dios espera a sus hijos, mas el que duerme no camina y el que quiere llegar
tiene que despertar.
"10 Mas el hombre morirá, y será cortado; Perecerá el hombre, ¿y dónde
estará él? 11 Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca, 12
así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no
despertarán, ni se levantarán de su sueño."
Que Dios os bendiga, Joves, Alfons
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