LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

lunes, 14 de enero de 2013

Un día, una reflexión, un versículo: EL YUGO DE NUESTRA VANIDAD

¿Quién soy yo para merecerme tal castigo?

¿Por qué me pasa esto a mí y no a otro?

¿Qué importan los demás si quien cuenta soy yo?

¿Quién no se ha hecho, se hace o se hará tales preguntas o más bien dicho
tales invectivas denunciadoras de injusticia?

Nuestra arrogancia es más carga inútil que el plomo, pues si bien un metal
pesado puede hundirnos también sirve para soldar mas la arrogancia solo
obra para sepultarnos bajo el yugo de nuestra vanidad.

Las pruebas son grietas que minan la solidez de nuestro orgullo y acaban por
destruirlo o destruirnos según elijamos.

El yugo somete a su portador y no hay cabeza erguida de engreimiento que
aguante el peso de su vanidad.

¿Quién soy yo para merecerme tal perdón?

¿Por qué esto le pasó a Él y no a mi?

¿Qué importa para Él, si los demás cuentan más que su propia vida? Él,
Jesús, nuestro Señor y salvador, el que de verdad soporta y nos alivia del
yugo de nuestra vanidad.

" Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si
quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad"
Isaías 58:9

Que Dios os bendiga, Joves, Alfons

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