Si no hacemos las cosas por nuestro propio bien cómo imaginarse que las
podemos hacer por y para Dios, como rogaban los mendigos al pedir limosna.
Guardémonos de tomar a Dios por testigo de nuestras artimañas para
convencer a los demás porque es testigo fiel y si bien podemos engañar
nuestros semejantes ante Él tendremos que rendir cuentas.
No debemos citar el nombre de Dios en vano pero tampoco obviemos su nombre
cuando la ocasión lo clama como en momentos de agradecimiento, en momentos
de apoyo, en momentos de testimonio o en todo momento en el que su presencia
bendice nuestros actos.
Hoy ya no llamamos pordioseros a los mendigos porque el nombre de Dios no es
políticamente correcto a la hora de ejercer nuestra generosidad. El mundo se
empecina en borrar su presencia mientras Él es firme y fiel en su amor por
su pueblo.
Más vale ser pordiosero que endiosado, porque la necesidad fomenta la
humildad y el engreimiento la vanidad.
El pordiosero del siglo 21 no es mendigo de bienes materiales, mas si aquel
que por y para Dios le entrega su vida y clama al mundo su amor y
pertenencia incondicional al Padre.
"No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque Jehová no dará por
inocente al que tome su nombre en vano." Deuteronomio 5:11
Vosotros sois mis testigos, dice Jehová, y mi siervo que yo escogí, para que
me conozcáis y creáis, y entendáis que yo mismo soy; antes de mí no fue
formado dios, ni lo será después de mí. Isaías 43:10"
Que Dios os bendiga, Joves, Alfons
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