LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 5 de octubre de 2016

EL CUERPO

El culto al cuerpo es para los incultos del alma. (Anónimo)

El cuerpo es una camisa de fuerza que amordaza nuestros designios espirituales y nos aboca hacia lo carnal.

El cuerpo nos hace sentir miedo de aquello que no entendemos, el espíritu nos inculca temor, mas no miedo, de Dios. La diferencia entre el miedo y el temor está en la confianza absoluta, o no, en quién lo provoca. Es solo una cuestión de fe.

En esta sociedad, que también suciedad, hay más soluciones para cuidar tu cuerpo que para cuidar tu alma. Y eso que el cuerpo humano tiene fecha de caducidad. ¿Por qué somos tan necios?

Un cuerpo impoluto es aquel que reluce las marcas de su vida. Un cuerpo corrupto es aquel que está maquillado, y/o cultivado, para parecer sin marcas.

Para los sabios la belleza se contempla con el corazón, para los necios con los ojos.

Se puede renacer en un mismo cuerpo, es la única forma de lavarnos de todas nuestras impurezas a través del agua de vida de nuestro Señor Jesucristo.

El cuerpo marca los límites entre lo finito y lo infinito, lo terrenal y lo divino, entre Jesús hecho hombre para sacrificio en la cruz y Jesús nuestro Señor a la diestra del Padre.

En la tierra el hombre glorifica su cuerpo, en el cielo tendremos un cuerpo glorificado por Dios.

En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. (Hebreos 10:10)

35 Pero preguntará alguno: «¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?» 36 Necio, lo que tú siembras no vuelve a la vida si no muere antes. 37 Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, sea de trigo o de otro grano. 38 Y Dios le da el cuerpo que él quiere, y a cada semilla su propio cuerpo.

39 No toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la de los peces y otra la de las aves. 40 Hay cuerpos celestiales y cuerpos terrenales; pero una es la hermosura de los celestiales y otra la de los terrenales. 41 Uno es el resplandor del sol, otro el de la luna y otro el de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en resplandor. (1 Corintios 15:35-41)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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