LA CREACIÓN

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DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

lunes, 24 de octubre de 2016

INDIFERENCIA

Amor y odio son como dos ríos de sentimientos que fluyen del corazón, la indiferencia, ella, es una fuente seca y asolada.

El amor es una afirmación, el odio una negación y la indiferencia una ausencia. A cada cual le corresponde adjetivar esta frase.

La indiferencia es girar la cara cuando vemos dolor y taparnos las orejas cuando oímos su clamor porque pensamos que la negación es más fuerte que la realidad pero la verdad es que cuanto más ignoramos los hechos más responsables somos de ellos.

La indiferencia que nace del corazón es causa condenatoria porque evita nuestro compromiso. Aquella que, obedeciendo a nuestra razón, suple al odio es causa exculpatoria pues permite que cicatricen nuestras heridas.

Escuchar y observar son antídotos de la indiferencia, hacen que estemos vivos de sentimientos.

La voluntad nos permite elegir nuestro camino, la indiferencia nos aboca a una vía sin salida..

La indiferencia provoca apatía en nuestra mente, desgana de nuestro espíritu y abandono de nuestro corazón. No hay peor veneno para el alma.

Para un cristiano, la compasión y misericordia son antónimas a la indiferencia.

Dice el diccionario que la indiferencia es un estado de ánimo, yo diría que es una ausencia de ánimo para poder justificar nuestro estado.

La fe para obras hace de la indiferencia una palabra sin sentido. Los hombres, desafortunadamente no siempre somos obreros en la fe.

4 »No seáis como vuestros padres, a quienes los primeros profetas clamaron diciendo: “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Volveos ahora de vuestros malos caminos y de vuestras malas obras”; pero ellos no atendieron ni me escucharon, dice Jehová. (Zacarías 1:4)

14 »Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea:
»“El Amén, el testigo fiel y verdadero, el Principio de la creación de Dios, dice esto:
15 »”‘Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! 16 Pero por cuanto eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. (Apocalipsis 3:14-15)


Que Dios os bendiga, Alfons <><

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