LA CREACIÓN

LA CREACIÓN
DIOS CREA, EL HOMBRE TRANSFORMA

miércoles, 26 de octubre de 2016

EL JARDÍN DE MIS DESEOS

El sol se insinúa detrás del lomo de una cumbre borrascosa que impera sobre el valle, haciendo que las nubes se dispersen, dejando paso a su brillantez cada vez más insistente. Pasa de un rojo pálido a un bermellón intenso para enseñorearse del cielo con su blancura cegadora. Un día más, regalo de Dios.

El perfume del rocío matutino todavía permanece en el aire. Invade la casa cuando puertas y ventanas lo invitan a entrar. Las montañas se apoderan de mi hogar integrándolo en sus lomos.

Mire por donde mire la majestuosidad de las cimas que me rodean son un coro que dístila música celestial a mis ojos recordándome constantemente la grandeza de la creación y de su creador.

El silencio está mecido por el viento que se desliza entre los follajes del bosque haciendo temblar sus bases. Lo veo, casi lo puedo tocar. Las aves del cielo contribuyen a la sinfonía de la vida y el río marca, con su murmuro, el latido de mi corazón.

Los colores son fieles testigos de las estaciones que transcurren. El blanco invernal sinónimo de suavidad. El verde primaveral sinónimo de renacimiento. El amarillo veraniego sinónimo de festividad. Y el rojo otoñal sinónimo de final de ciclo. Colores que impregnan mi retina dándome paz y sosiego. Invitándome a la reflexión, a la contemplación, a la paz interior y exterior de todo mí ser.

Me he olvidado del asfalto, del cemento, del claxon insistente de los coches entrecortado por las sirenas de ambulancias y vehículos policiales de la ciudad. He relegado la locura de la vida ciudadana, donde todo tiene precio y el del tiempo es incalculable, al baúl de los recuerdos. La vorágine destructora de un ritmo de vida marcado por nuestras ambiciones ya no me alcanza, ya no me tienta.

He perdido mi móvil, mi tele, mi internet, mi modernidad y no los echo de menos. Es más, me cuesta pensar que ocuparon tanto espacio en el curso de mi vida. Que me han arrebatado tanto tiempo, ese mismo que ahora se escapa de mis manos y de mi ser.

Para mí no hay nada más absurdo que pensar morir en la ciudad lejos de aquello que Dios nos puso para disfrute. Me angustia pensar en el olor aséptico y desinfectado de un hospital o de una residencia. Me angustia sobre todo porque tenemos todas las de acabar en estos lagares que no lugares, pisoteados por la modernidad.

Sé que todo está en el jardín de mis deseos y es posible que en él se queden, pero quién puede impedir soñar a un hombre y más cuando su anhelo es un regalo de Dios. Hágase su voluntad, en los cielos como en la tierra. Cada día oro para que me obsequie con la última de las mías: acabar en el jardín de mis deseos.

31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y la mañana el día sexto. (Génesis 1:31)

3 Aunque andamos en la carne, no militamos según la carne (2 Corintios 10:3)

Que Dios os bendiga, Alfons <><

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